#09

2.3K 190 14
                                    

—Bueno, un gusto haberlos encontrado... Pero según la ubicación del sol en el cielo -Mire hacia arriba mientras tocaba mi barbilla- Ya es hora de irme

Me levante y di rápidos pasos para alejarme de ellos, pero un agarre en mi brazo evito que continuase con mi huida. Lo intente. Gire mi cabeza lentamente, como si eso cambiase algo, y ahí estaba el tatuado de color extraño, Daniel. Moví un poco mi brazo para liberarme, pero fue inútil.

 —Es hora de volver -Dijo mientras caminaba en dirección contraria a la que yo quería ir.

—No quiero -Comencé a forcejear para liberarme.

Continuamos caminando por el bosque. Pelusa caminaba a mi lado, tuve que decirle que no haga nada para que le permitan acompañarme. Una vez comprobado que forcejear no funcionaba fui al plan B, peso muerto. Me tire al suelo cruce mis piernas e intente permanecer en esa posición.

—¿Que haces? -Dijo Lukas divertido.

 —Ya dije que no quiero volver-Sorprendentemente esto funcionaba- No pienso dar un paso mas. 

Mientras decía estas palabras Daniel se agacho a mi altura, cerro sus ojos e inhalo profundamente, probablemente intentando encontrar paciencia para no matarme. Verdaderamente prefiero que me mate, si te dan a elegir entre morir o vivir encerrada, prefiero mil veces la primera opción... Aunque esto significa abandonar a mi amada, mierda.  

—Tienes razón -Dijo finalmente mientras se levantaba del suelo-Llevarte en contra de tu voluntad y... ¿Encima que debas caminar? -Me sonrió de lado causando que me diera un escalofrío. ¿Acaba de utilizar mis palabras contra mi?  

De un solo tirón mi cuerpo fue despegado del suelo. Todo ocurrió muy rápido como para que lo pudiese entender al instante, en un principio creí que había caído en otra de esas trampas pero al ver mi brazos colgando, los talones de Daniel y el suelo moverse comprendí. 

—¡Bájame! -Comencé a sacudirme y golpear su espalda con mis manos- ¡Ayuda, quieren violarme! -Escuche como Lukas soltó una carcajada, levante la cabeza y lo mire fijamente- Lukas... ¿¡Podrías ayudarme!? -Solo se encogió de hombros y apresuro el paso para quedar frente al tatuado.

—Veo que ya no necesitas mi ayuda, ya vuelvo a la manada -Dijo el anaranjado, su color comenzó a desaparecer, ya se había ido.

—Traidor -Dije mientras comenzaba a aceptar mi derrota.

—Seria un traidor si te ayudase -Contesto Daniel mientras continuaba caminando.

Busque con la mirada a mi amada, venia justo detrás del imbécil y me observaba, tenia mi mochila en su hocico y movía su colita. La miraba extrañada ¿Por que esta feliz?... Hay ocasiones en las que ni yo la entiendo. Hace menos de 10 minutos estaba gruñiendole a este imbécil. 

—Hey... ¿Podrías hacerme un favor? -Dije después de unos segundos. 

—No, no voy a bajarte -Soltó serio. Al cabo que ni quería.

—Idiota -Suspire- ¿Podrías darme mi mochila? -Freno en seco causando que mi frente golpee levemente con su espalda. 

Giro sobre sus talones causando que me marease y se agacho rápidamente, podría jurar que perdí algún órgano en ese movimiento. Me recordó cuando con mi padre subimos a uno de esos juegos donde te suben muy alto y luego te dejan caer. Mi madre no quiso subir porque le daban miedo las alturas. La pasamos muy bien en ese parque de diversiones... De  haber sabido que morirían poco tiempo después de eso les hubiera dicho que los amaba todas las noches antes de dormir.
Sentí como la tristeza me invadió al recordar ese día, rápidamente quite esos sentimientos. No les gustaba verme llorar y estoy segura que no les gustaría que nuestros mejores momentos los recuerde con tristeza. Sonreí al imaginarlos sonriendo. 
No se cuento tiempo llevo perdida en mis pensamientos pero él ya estaba caminando con mi mochila en su mano.

— ¿Puedo preguntarte algo? -Hizo un ruido, lo tomare como un si- ¿Por que tengo que volver? 

—Luego te explico, ahora calla. 

—Estoy aburrida... ¿Falta mucho? -Dije ignorando sus palabras. Suspiró.

—Si. 

—Me estoy mareando -Me ignoró- No me culpes si vomito tu espalda -De un rápido movimiento mis pies volvieron a tocar el suelo- Gracias... 

Continuamos caminando en silencio, se negó a entregarme mi mochila. Quizá piensa que sin eso no me iré... Y tiene razón. Comencé a jugar con Pelu, era una buena forma de no aburrirnos. Me agache un poco y le hable. 

—¿Por donde se fue el lobo blanco con su amigo? -Susurre para que solo ella pueda escucharme.

—Puedo oírte -Dejo de caminar- ¿Realmente no tenes idea? -Arqueo su ceja mientras me observaba.  

—¡Él es el lobo blanco! -Grito en mi mente- ¡Los colores no se repiten, son únicos! ¿¡Nunca te diste cuenta!?

—No hablo con amigos imaginarios -Le conteste también en mi mente- 

—Por la diosa... Es imposible razonar con una persona así -Dijo y desapareció.

—¿No hay otra forma mas rápida de volver? -Pregunte para cambiar de tema. 

—Si, pero te asustarías, ¿Por que tanta curiosidad sobre ese lobo? -Pregunto serio. 

—No se... Me cae mejor que cierto tatuado gruñón y mandón -Me levante para continuar caminando. Lo observe, tenia su cabeza gacha pero era como si se hubiese congelado, no se movía. 

Me acerque lentamente, no se si esto era normal o no, pero daba miedo. Prefiero que siga siendo un imbécil a que este así de quieto. Pelu seguía en su lugar observando la escena, ella tampoco entendía lo que ocurría. Una vez estuve lo suficientemente cerca acerque mi mano lentamente a su brazo, poco antes de que tan siquiera pueda rozarlo levantó su cabeza de golpe causando que me asustase, por la impresión di un pequeño salto en mi lugar. Observe su rostro confundida, estaba sonriendo, pero de una manera diferente a todas las sonrisas que vi antes, esta no me causaba miedo. Su extraño color de alguna manera brillaba, parecía contento por alguna razón. Al ver sus ojos sentí confusión, algo no cuadraba, él debía tener los ojos grises pero por que...   

—Gracias hermosa -Dijo mientras sus ojos celestes brillaban. Acerco su mano a mi cabello y lo acaricio. De pronto sus ojos volvieron a su color natural, gris, y aparto rápidamente su mano.

Lo mire asombrada, sus ojos habían cambiado de color, era asombroso. Y yo me acomplejaba por tenerlos de color Magenta ¡Ja! esperen... No tengo puestas mis lentillas, maldición, estaba en la celda ¿Para que las usaría si de todas formas estaba oscuro? Es inútil que me las ponga ahora, ademas si bien parece el típico chico que le robaba los almuerzos a todos en la escuela, no creo que se ria del color de ojos de alguien cuando él los tiene grises... y Celestes

—¿Y bien? -Me miro, como esperando una respuesta. Genial, me estaba hablando y no le preste atención.

—Pues... Si -Dije segura, no tenia ni idea de a que estaba contestando.

Él asintió y comenzó a quitarse la remera. Wow wow wow ¿A que carajos accedí?

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora