10- "Cervezas de Mantequilla"

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Alice no veía, ni blanco ni negro, sumergida en un profundo sueño, sin enterarse de los sonidos, de nada.

—¡Alice!, ¡Alice, por dios! —Grito George mientras corría hacia el cuerpo desmayado de la joven— ¡Alice, por favor, despierta!, ¡Cariño!. —pidió, pero la joven no despertó.

Sollozando y con miedo el menor de los gemelos cargo a la chica y llevo a la chica a el pequeño departamento en el cual vivían George y Fred.
Al llegar la acostó suavemente en la cama mientras tomaba su mano, pidiendo que no le haya pasado nada grave, que esté bien.

El dolor de Alice traspaso los sueños, dejando que hasta incluso en ellos el dolor se sintiera como si aún tuviera el crucio pegado a su piel.
Pero pasaron una hora, dos horas, tres horas y Alice aún no despertaba, desesperando al menor de los gemelos.

—George, está bien.

—¡¿Cómo puedes decir eso, que no ves?!.

El pelirrojo dejo escapar unas débiles lágrimas por los lagrimales de sus ojos.

—Si está respirando, está viva. —para el menor de los gemelos esto fue una broma de muy mal gusto, no era momento.

—Eres un completo idiota, Fred.

Fred se alejo de su hermano, dejando que las lágrimas de este cayeran por sus mejillas, mojandolas y dejando finas líneas por debajo de sus ojos.

Pasaron 7 horas, el dolor en el cuerpo de Alice se endureció más, dejando que el ardor se agrandará, despertando a la joven.
Al abrir los ojos la escena le rompió el corazón, George tomando una mano de ella mientras con la otra cubría su cara limpiando sus lágrimas ahogando sollozos, que rompieron el corazón de Alice.

—¿G-George?. —la dama sonrió débilmente mientras miraba al pelirrojo a su lado.

—¡Alice!, ¡Oh, por dios!.

George abrazo fuertemente el cuerpo de la joven haciendo que aún que el dolor aumentará, la joven se sintiera mejor.

—Lo siento, fue mi culpa, no debí dejarte ir sola, sabía que algo podía pasarte y aún así te deje hacerlo, lo siento, yo-

—George, no fue tu culpa que un maldito demente estuviera en la tienda lanzando crucios.

La chica tomo un lado de la cara del pelirrojo débilmente.

—Descansa, sigues débil. —George quitó la mano de Alice de su cara para ponerla al lado de ella.

—Estoy bien. —mintio Alice.

—Si, y yo soy actor, vamos, duerme. —Alice se acomodo en la cama, y al cerrar sus ojos su mente se sumergió en la oscuridad, donde los sueños más raros son posibles, dónde la vida perfecta es posible, y dónde el dolor desaparece, aún que está no era la ocasión.

—¡Déjala en paz!

Un golpe resonó en la habitación, haciendo que el chico gritara de dolor, se retorciera en el piso.

—jamas.

Las palabras resonaban por las paredes de la oscura habitación, rellenando el silencio de la habitación en penumbra, en la cual reinaba una soledad casi inmensa, dónde lo único que se escuchaba eran las palabras repetirse mil veces, pasando de susurros a gritos, que intimidarian a cualquiera, los gritos de un mounstro más.

tan débil... Igual que tú estúpido hermano.

Alice despertó sobresaltada, a su lado, George dormía tranquilamente.
Alice de repente lo entendió, su hermano era el que gritaba que la dejara en paz.

Alice Gales Y El Traidor de la Sangre | George W | +18Where stories live. Discover now