Ella colocó su confianza en la persona incorrecta, provocando que una serie de malos sucesos ocurrieran.
Mientras cumplía su deber, pasó de ser parte de la lista de los mejores héroes del país a perderlo todo en cuestión de segundos, incluyendo su...
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T/N Pov.
—Porsupuesto que quiero— hablé en la llamada mientras caminaba rumbo para mi casa, ya que había salido por unas cosas al supermercado —¿Dónde será?
—Será en el club de siempre, ¿Tú vienes o quieres que pasamos por ti?— me preguntó Dante, un policía con quién trabajaba en el caso Stain, amigo de años también.
—Pues, mi carro...— no pude terminar de decir mi respuesta ya que al girar en la siguiente calle choque con algo, o mas bien con alguien. Cayendo al suelo junto con mis compras y celular —Maldita sea
Volteé a ver a la persona con la que había chocado, conectado así, nuestras miradas. Era un chico con un suéter negro y con la capucha puesta, pero lo que captó toda mi atención por un momento, fueron los parches que tenía gran parte de su rostro.
—Perdoname, iba distraída y no te ví— empecé a recoger las cosas que se habían salido de las bolsas
—No te preocupes— se puso de rodillas para empezar a ayudarme —Yo también iba distraído— volvió a decir poniéndose de pie y extendiendome su mano para ayudar a que me levantara.
—Gracias— le dije mirandolo directamente a los ojos
Segundos, minutos. No supe cuanto tiempo fue, pero ni mis ojos ni los azules del chico pelinegro querían dejar esa conexión que habían creado nuestras miradas.
Al sentir su mano tocar la mía en un roce por querer recoger el mismo objeto en el suelo, supe que mi mente quería decirme algo.... ¿Pero qué cosa?... Y me dí cuenta de que entre más quisiera indagar, más lejano se volvía aquello que buscaba entre los pensamientos en mi cabeza.
Mi celular sonó de nuevo, interrumpiendo aquel momento que teniamos ese desconocido y yo.
—Ahm, lo siento de nuevo y gracias— volteé a ver nuestras manos y el chico al notar mi mirada, me soltó porfin
—Sí, no es nada— dijo metiendo sus manos a los bolsillos del suéter
Le sonreí como modo de despedida y finalmente me fui de ahí.
Le regrese la llamada a Dante para confirmarle sobre la reunión que tendríamos. Una vez que nos pusimos de acuerdo, llegué por fin a mi apartamento para guardar los víveres que había comprado en el supermercado.
—¿Crees que los chicos lo hayan invitado?— le pregunté a Tobi quien se encontraba acostado en mi cama mirandomen —La verdad es que sigo con ese sentimiento agridulce con él— seguí desahogandome con mi mascota —La segunda vez que él me rechazó a mí fue como un golpe de realidad. Desde ahí creo que todos esos sentimientos se esfumaron.
Suspiré profundamente tirandome boca abajo en la cama. Tobi comenzó a darme toquesitos en la cabeza con el osico, tratando de hacer que le hiciera. Justo cuando volteé mi cabeza para mirarlo empezó a lamer mi rostro.
