Ella colocó su confianza en la persona incorrecta, provocando que una serie de malos sucesos ocurrieran.
Mientras cumplía su deber, pasó de ser parte de la lista de los mejores héroes del país a perderlo todo en cuestión de segundos, incluyendo su...
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La ira, el coraje y la impotencia no eran una buena combinación en un momento como el que estaba pasando ahora mismo aquella chica.
—¡¡MALDITA SEA!!... ¿¡POR QUÉ NO FUNCIONA!?— gritaba despertada mientras daba fuertes golpes a esa puerta
—¡Cálmate!— gritó el contrario sosteniendo las muñecas de la chica —¡Te estás lastimando, T/N!
Levantó sus muñecas mostrando como los nudillos de la menor se encontraban ensangrentados por los fuertes golpes que está le había dado a la puerta en un intento de abrirla.
—Es mi quirk...— dijo sollozando —No puedo utilizarlo
—Tranquilizate, por favor— habló suavemente —De seguro es el efecto del sedante, a mi me pasó lo mismo.... Ya regresará ¿Si?
—Veo que ya de diste cuenta— río el varón detrás de la puerta
—¿Qué mierda dices?— preguntó la fémina mientras se asomaba por la rejilla en la puerta
—Cariño... Acabas de ser mi conejillo de indias para un experimento que un conocido me dió... Este puede hacer desaparecer un quirk en su totalidad— sonrió divertido
Y la poca calma que las palabras del peliblanco le habían ofrecido hace un instante, se había esfumado por completo. Acaso... ¿era verdad aquello? ¿Jamás volvería a utilizar su don? Definitivamente uno de los peores miedos de ella se había vuelto realidad. De nuevo, un horrible nudo en su garganta había aparecido.
—Ahora que eres una mukosei, no serás peligrosa... Esto no habría pasado si no fueras tan agresiva conmigo, así que es tú culpa cariño— soltó una risa —En fin, en unas horas vendré por tí— dijo mientras comenzaba a alejarse
Una vez que ya no se escuchó nada por parte de aquel criminal llamado Hinata, la joven héroe cayó de rodillas al suelo mientras se lanzaba a llorar de nuevo. Para ella esa situación era patética ¿cómo saldrían de ahí sin su quirk? Ahora verdaderamente se sentía una inútil... Le habían arrancado una parte de ella que jamás volvería. Mientras ella soltaba con abundancia aquellas gotas de agua salada por sus hinchados ojos, aquel peliblanco se inclinó a su altura mientras la abrazaba, no sabía que decirle, ya que él también se encontraba sorprendido.
—Maldita sea, ¿qué vamos a hacer?— susurró con su voz aún temblorosa
—Primero, debes calmarte... Puede que él solo esté mintiendo para asustarnos...
—Realmente espero que toda esta idiotez sea mentira. Sin mi don... no se como ayudarte...
El varón siguió consolándola un poco más hasta que finalmente se calmó.
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