. . . 𓆦 PROMISE,
a the promised neverland story.
❛ . . . donde Dana hará lo posible para liberar a la humanidad de los demonios.❜
☆ yakosoku no neverland x oc!fem.
☆ written since 2020.
☆ graphic by @-starlieasia
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⿻˚ ༘✧💡ੈ ೀ⚔ ཹ։*ૢ ✦ ▌˗ˏˋCAPÍTULO TRESˎˊ˗❰🌓❱ ✧ ೃ༄*ੈ✩
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ESCONDITE DEL PARAÍSO actualidad.
Abrí los ojos con pereza y los volvi a cerrar inmediatamente cuando la luz de la ventana me pegó directo en la cara y simplemente me quede ahí tendida, tomándome mi tiempo para volver a la realidad.
Ese recuerdo había sido horrible.
Bueno todos los recuerdos de Lambda lo eran y estaba acostumbrada a ellos, pero sin duda él que había tenido ahora era uno de los que más me había marcado, porque no solo se trataba de mí, había visto morir a alguien y no pude hacer nada para evitarlo.
Esa impotencia, ese sentimiento de debilidad de no haber podido hacer nada... odiaba ese sentimiento.
Con los ojos aun cerrados, reuní las pocas ganas que tenía para finalmente poder sentarme en la cama.
Después de que Norman me diera las pastillas para dormir, el me dejaba quedarme en su habitación, la cuál estaba tras su ''sala de reuniones o estudio'' en el cual pasaba la mayor parte de su tiempo y en él cual todos iban. Lo que me aseguraba de que Norman estaba cerca de mí, cuidándome en caso de cualquier cosa, lo que me dejaba descansar tranquila y que pudiera bajar la guardia.
Me froté la cara con mis manos la cual estaba algo entumecida y entre abrí los ojos viendo mi alrededor.
¿Cuánto tiempo había dormido?
Generalmente me tomaba entre veinticuatro ó cuarenta y ocho horas despertar de mi sueño reparador y despertaba completamente renovada, pero con un hambre insaciable y con unas tremendas ganas de ir al baño. Así que obligue a mi cuerpo a levantarse de la cama para ir al baño antes de que mi vejiga explotara.
Después de hacer finalmente mis necesidades, me laves las manos y la cara, para luego apoyar mis manos en el lavamanos y poder mirarme en el espejo que tenía frente a mí.
Estaba demacrada.
Mis ojos azules estaban apagados e inyectados en sangre, cansados, rodeados por ojeras. Mi cabellera rubia la cual había dejado crecer bastante, parecía un nido de pájaros por lo enredado que estaba, y mi piel estaba cubierta por una fina capa de sudor frío que me hacía ver más pálida de lo normal.
