VIII

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Me despierto demasiado tarde y el coche está sin gasolina. Genial. Drake se ha ido sin mi al instituto y yo voy a llegar más que tarde.

Antes de salir de casa leo un mensaje de Male: "Llévate el casco al instituto". Hago caso y lo cojo sin darle mucha más importancia.

No me queda otra. Salgo corriendo de casa y me recorro las calles una a una a pleno pulmón, madre mía, debí acostarme antes (o tardar menos en la ducha). Llego al instituto y, efectivamente, es demasiado tarde. Pico a la puerta de la clase de literatura y oigo un "Adelante" que proviene de la voz de la profesora Anne.

-Oh, buenos días Keatton ¿A qué se debe su retraso?- noto todos los ojos de la clase clavados en mí. Dios santo, que vergüenza.

-Em...- digo nerviosa, colocando un mechón de pelo detrás de la oreja, es incómodo llevar el casco colgando de un brazo –Me... Se... Se me ha escapado el autobús- digo sencilla.

-Espero que esto no se vuelva a repetir- dice ella.

-No, nunca más- le digo.

-Bueno, usted es una alumna que nunca falta a clase y por una vez que pase puedo pasarlo por alto- me dice.

-Gracias- murmuro.

-Puede sentarse, Keatton- dice ella.

Diviso a Anabelle, una chica que está sentada sola casi al final, es mi nueva compañera desde que pedí un cambio para no estar sentada con Alex. Camino por el pasillo a mi asiento y sigo sintiendo todas esas miradas clavadas en mí, y también murmullos, ¿qué pasa? ¿Es que nunca han llegado tarde o qué? Me siento molesta en mi asiento mientras la profesora sigue con su clase y saludo a Ana.

-Hola- le digo.

Ella hace un asentimiento de cabeza seco y sigue leyendo ¿Qué pasa aquí? ¿Porqué está tan lejana conmigo? La miro sin comprender.

-Ana ¿Pasa algo?- pregunto, ella me mira de reojo. Con cierta lástima y culpa en sus ojos. Sigo notando miradas hacia mí. Estoy demasiado perdida. Suspira, derrotada y se agacha para que la profesora no nos vea hablando.

-Tía, es por lo de tu... ¿Novio?- pregunta.

-¿Qué novio?- digo algo nerviosa.

-El monstruo- aclara ella. Ruedo los ojos intentando no parecer que estoy al borde del colapso.

-Oh dios ¿Tú también con eso?- ella se encoge de hombros –No estoy con ese chico- le aclaro.

-Alexander Hope dice lo contrario- oh, voy a matar a ese capullo.

-Ya, bueno, Alexander Hope es un resentido- le cuento, ella suelta una risita –Solo me junto con ese chico porqué es el hermano de la novia de Drake- le aclaro, intentando que este rumor no se extienda más. Me están dando más protagonismo del que yo jamás he querido.

La clase acaba, y durante todo lo que queda de día siguen las miraditas indiscretas, los comentarios sobre ciertos rumores y los murmullos. Me empiezo a hartar de esto. Cuando tan solo quedan veinte minutos para salir me voy al baño excusándome de que no me siento bien.

-¿Male?- digo a través del teléfono.

-¿Pasa algo?- pregunta extrañado de que lo llame.

-No, solo no vengas al instituto, no al menos a la puerta, caminaré unos minutos a la calle de al lado- le pido en modo de súplica.

-¿Y porqué debería hacer eso?- pregunta.

-Estoy harta- susurro desde el interior del baño individual.

-¿De qué?- pregunta.

El monstruo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora