EPÍLOGO/ Las Cartas

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Soy gay.
He aprendido a decirlo con orgullo, muchos aquí donde estoy creen que ya es demasiado tarde pero yo sé y estoy seguro no es así. Otros más siguen haciendo burlas y demasiados comentarios ofensivos porque les parece algo tonto que un hombre pueda enamorarse de otro. Pero ¿sabes? Yo lo hice, me enamoré y sé que tú también lo estás, se nota a leguas el desborde de amor que ambos están sintiendo.

Hijo, sé que te herí durante bastante tiempo, te reprimí e intenté cambiarte cuando yo estaba más que seguro de la imposibilidad de eso.

Una parte de mí piensa que yo debí vivir más, pienso que necesitaba abrazarte cuando terminaste de leer mi carta, aunque estoy muy agradecido de que Adari esté en tu vida me hubiese gustado que fuera mi hombro en el que te apoyaras. Ser tu soporte pero también tu impulso. Me hubiese gustado responder a todas las preguntas que te surgieron después. Ser yo quien te impulsara a hablar con Joaquín, invitarlo a salir o a cenar. Verte triunfando en cada concierto posterior a mi muerte, gritar tan fuerte y demostrarte que yo era tu mayor fan, bueno, aún lo soy. Créeme, desde acá sigo celebrando todos y cada uno de tus logros aunque ya no pude disfrutarlos contigo.

Otra parte de mí tiene la certeza de que si mi vida acabó en ese accidente fue para algo, en ocasiones me pregunto qué hubiera pasado si yo siguiera ahí contigo, ¿Me habrías creído? ¿Habrías aceptado mis disculpas? ¿Me seguirás queriendo igual? Me gusta pensar que sí, además que te he visto, y claramente escuché esa canción que escribiste para mí. Mi parte favorita siempre será: Vivías cautivo pero sabías quién eras.

Me gusta imaginar que aceptas mis disculpas, me aceptas a mí, me quieres. Me gusta imaginar que un día nos volveremos a ver y en un abrazo te voy a demostrar lo mucho que he esperado por ti, quiero demostrarte lo mucho que te amo.

Quiero contarte otra cosa; aquí en donde estoy he encontrado a un par de personas más que son como yo, que no pudieron “salir del closet” en vida. Eso me ha dejado pensando en cuántas personas adultas más no pueden vivir su vida como quisieran por temor al qué dirán, y no me refiero solo a las diferentes orientaciones sexuales, sino también, por decir un ejemplo, en gustos musicales, de ropa, zapatos, accesorios, cuántos adultos vivirán encerrados en su burbuja de confort por no poder atreverse a ser como realmente son.

En fin, mi Emilio, quiero decirte que estoy muy orgulloso de ti, de lo que has logrado tanto profesionalmente como personal. Has crecido, has alcanzado lo que has querido y a pesar de que me duele no poder estar ahí contigo, me alegra en gran medida que todos los días te vea despertar con una meta más en mente y vayas por ella.

Sé que vas a cumplirlas todas.

A ti, Joaquín, quiero también ofrecerte una disculpa sincera por todas aquellas veces que intenté alejarte de Emilio, ahora comprendo que lo amas y estoy feliz de que mi hijo tenga una persona como tú en su vida. Desde el fondo de mi corazón, perdón.

Me despido, sigan siendo excelentes personas como hasta ahora, sigan amándose y respetándose para que su amor dé buenos frutos. Jamás duden de lo orgulloso que estoy de ustedes y de lo mucho que espero un día abrazarlos.

Con cariño
—Juan O.

Hijo. Hermano.
No hemos logrado tener las palabras para escribirte todo lo que queremos que sepas de nosotras; ya te lo hemos dicho y demostrado infinidad de veces.
Te vimos llorar, reír, molestarte y pasar por mil emociones más por el chico con el que ahora caminas de la mano.

Aclaramos que nos llena de orgullo el hecho de que ahora ya no te importe lo que las demás personas opinen de tu respecto a tu sexualidad, estamos orgullosas de que aquel adolescente que lloró porque tuvo que alejarse de su amado ya no está más, ahora están dos adultos que le gritan a los cuatro vientos lo mucho que se aman.

After [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora