Capitulo 3

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Sophia había doblado varías toallas que acababan de lavarse, así que se dirigió hasta el baño para acomodarlas. En el momento en qué pasó por la habitación de Kim se percató que Edward tenía problemas para colocarse la camisa.
El chico la miró con los ojos muy abiertos y al instante bajo la cabeza con vergüenza.

—¿Quieres que te ayude? —Sophia le preguntó al instante.

—Por favor... —Edward le respondió con voz baja.

Sophia dejó las toallas en la cama, pero al instante se percató que del colchón salía un chorro de agua que estaba mojando las sábanas y peluches. Ella no le presto mucha atención y se volvió hacia Edward. El chico tenía atorada la va camisa en la cabeza, así que con cuidado de no jalarle el cabello la bajo y se la acomodó de los brazos.

—¡Te cortaste! —Sophie exclamó, sobresaltando al chico— ¿no te duele?

Para su sopresa, la herida del rostro no tenía tanta sangre como debería de ser, puesto que era bastante profunda. Aquello se veía doloroso, pero el chico no parecía quejarse en lo absoluto, incluso parecía como si no sintiera nada.

—No... —Edward negó con la cabeza.

—Esta bien. ¿Necesitas ayuda con algo más? —Sophie le preguntó.

Edward se miró a si mismo de pies a cabeza y tocó los botones de la camisa con las tijeras. Le era imposible.

—¿Podrías...?, Si no es molestia, claro —Edward le dio una sonrisa apenada.

—Para nada —Sophie le sonrió para no hacer sentir incomodo al chico.

Con cuidado le acomodó el cuello de la camisa y de los hombros para después comenzarla a cerrar de botón en botón. Cuando estuvo listo le colocó unos tirantes que estaban en el cinturón. Su apariencia había cambiado por completo. No llevaba la mejor ropa, ni siquiera era de su talla, pero aún así se veía bastante bien.

—Te ves bastante bien —Sophia le dio unos últimos retoques y sonrió ante lo que veía— mírate en el espejo.

Se dirigió hasta el armario y lentamente abrió la puerta, dejando ver un espejo de cuerpo completo que reflejaba directamente a Edward.

—Te ves esplendido, muy bien —comentó la tía Peg desde la puerta.

Ninguno de los dos chicos se había percatado de su presencia, así que dieron un pequeño salto ante el susto. Incluso por un momento Sophia sintió como si hubiera sido descubierta haciendo algo malo.
Estaba bastante avergonzada, pues sabía que la tía la había mirado mientras ella contemplaba a Edward de pies a cabeza con demasiado entusiasmo. No es que ella se quisiera aprovechar de aquel chico, si no que era bastante tierno.

Edward se acercó más al espejo y se dio un vistazo, aunque no pasó desapercibido que miraba a Sophia de reojo. El chico levantó una de sus tijeras como para tocar la ropa, pero lo único que hizo fue cortar en dos uno de los tirantes.

—¡Oh! —exclamó Peg.

—Aún asi te ves bien —Sophia le dijo al instante cuando se dio cuenta de la vergüenza de Edward.

—Te lo agradezco —Edward respondió con serenidad.

La tía Peg comenzó a mirarlo de pies a cabeza y al instante pareció surgir alguna idea dentro de su cabeza, pues dio un pequeño respingo.

—Tengo algo que podría ayudar a reparar el tirante —Peg dijo con una sonrisa— vuelvo en unos segundos. Ni siquiera tengo idea de donde los guardé.

La tía Peg salió de la habitación con prisa mientras murmuraba para si misma los posibles lugares en donde había colocado los seguros para la ropa.

Ambos chicos se quedaron en silencio, mirando a la vez el espejo. Podría parecer bastante incómodo porque se acababan de conocer unos minutos atrás, pero era todo lo contrario. Edward parecía darle bastante confianza a Sophie.

—¿Cómo fue que conociste a mi tía? —Sophie le preguntó con curiosidad, pues quería tener algo de que hablar.

—Fue a mi hogar y decidió traerme aquí —Edward respondió, ladeando su cabeza— es una buena mujer.

—Si que lo es —Sophia asintió— también yo acabo de llegar. De hecho, ayer en la tarde.

—Entonces te doy la bienvenida al lugar —Edward le dijo con una sonrisa ladeada— aunque realmente no conozco nada de por aquí.

—¿De verdad? —ella preguntó sorprendida.

—Jamás salí de mi mansión hasta hoy —Edward se encogió de hombros— es bastante agradable conocer otro lugar.

Sophia no entendía el porque el chico jamás había salido de su casa, pero ella no quería soñar chismosa al hacerle tantas preguntas. Esperaría a que Edward se lo contara por si mismo. Ella había notado que el chico parecía ser bastante antisocial, pero presentía que serían buenos amigos mientras estuviera en casa de los
Boggs.

—Lo siento por la tardanza. No recordaba que había movido las cosas de lugar para que Kevin no las encontrara.

La tía Peg entró en la habitación con un par de seguros entre los dedos.
Ella se acercó con rapidez a Edward y se los colocó en el tirante, reparándolo al instante. Se notaban bastante, pero no es como si los demás lo fueran a notar, pues Sophie sabía que toda la atención de la llevaría las tijeras que llevaba en vez de manos.

—¿Se nota mucho? —Peg preguntó sin despegar la mirada del tirante— tal vez debería arreglarlo con hilo y aguja.

—Esta bien así —Sophie respondió con sinceridad.

—¿Te molesta, Edward? —Peg miro al chico.

—Para nada —Edward respondio en voz baja.

La tia Peg le sonrio a su sobrina y despues dirigio la mirada hasta el chico, el cual reguia mirandose en el espejo.

—Me alegro de que ambos se esten llevando bastante bien —Peg sonrio— ire a terminar la cena, Bill no tarda en llegar.

Hold Me ⟨••Edward Scissorhands••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora