Capitulo 5

854 85 5
                                    

Sophia se despertó temprano el día siguiente, así que se levantó y se dio una corta ducha para que la somnolencia se fuera por completo. Ella no tenia nada que hacer más que ayudar con la casa y hacer tareas que le habían dejado por los próximos dos meses, así que se dirigió hasta la cocina para cocinar unos muffins.
Sophia amaba cocinar, así que esperaba poder estudiar gastronomía en el futuro.

El tío Bill se había marchado ya, incluido Kevin había salido a tomar el autobús escolar, así que solo estaba la tía Peg, Edward y ella en casa, no tendría que cocinar mucho.
Sophia había tenido que aprender a cocinar desde muy pequeña, pues era eso o morir de una intoxicación por culpa de su madre. Justo encima de la barra había un pequeño radio, así que ella lo encendió y lo dejó en la primera estación que había. Una linda canción se escuchó y eso la motivo más a estar feliz el resto del día.

Sophia estaba tan concentrada haciendo la masa que no se dio cuenta que Edward la miraba desde la entrada de la cocina. El chico aún llevaba pijama y tenía el cabello mucho más revuelto de lo normal, pero aún así una bella sonrisa le llenaba el rostro debido a la escena que presenciaba.

—¿Que haces? —Edward le preguntó después de unos minutos de verla moverse al compás de la música mientras batía.

Sophia se sobresaltó con la voz de Edward, pues pensaba que estaba sola. Al instante la vergüenza llegó a ella, pues era una bailarina terrible y el chico había presenciado todo.

—Me asustaste —Sophia se colocó una mano sobre el corazón. Le latía con fuerza, pero sabía que no era por el susto.

—Lo siento —Edward le respondió. Ahora el estaba avergonzado por su forma de actuar— no quería interrumpirte.

—No te disculpes, no es necesario —Sophie le respondió un poco más tranquila— en cuanto a tu pregunta, estoy preparando unos muffins.

Edward asintió con la cabeza y se acercó hasta ella, sentándose en una de las sillas que estaba frente a Sophia. El miraba fijamente todos los movimientos que hacía la chica.
Ella era bastante fanatica de la pastelería, así que había puesto sobre la mesa un paquete con moldes que había comprado unos días antes de llegar a la casa de los Boggs.
Ya estaba todo listo, así que intento abrir el plástico, pero le era imposible, era bastante duro.

—Creo que ahora tú necesitas mi ayuda —Edward comentó. Lo había dicho tan simplemente que Sophia solo pudo asentí con la cabeza.

Edward se levantó de su silla y camino hasta ella. El chico era bastante alto, así que tuvo que agacharse un poco. Sophia le tendió el paquete y solo bastó que Edward estirara la mano para abrirlo de un golpe.

—Te lo agradezco, no que se abría hecho sin ti —Sophia le guiño un ojo mientras bromeaba.

—Tienes suerte de que estuviera aquí —Edward respondió de la misma forma.

Sophie había notado que el chico era extremadamente serio y que se sentía incómodo de todo lo que había a su alrededor, así que la tomó por sorpresa que también bromeara. Ella lo hacía sentir bastante cómodo.
Ambos chicos se quedaron mirando fijamente, hasta que Sophia sintió como sus mejillas se calentaban.

Ella apartó la mirada al instante aunque no quería hacerlo. Vacío la mezcla en los moldes y lo metió en el horno. No pasaron tantos minutos cuando el rico olor comenzó a llenar la casa.

—Había reunión y yo lo lo sabía —Peg comentó mientras caminaba hasta ellos.

—Llegaste a tiempo, tía. Los muffins no tardan en salir.

X

—La crema correctora se aplica primero, después se esparce, se esparce, se esparce. Esparcir es el secreto —explicó Peg mientras le colocaba una extraña crema a Edward en el rostro.

Después del desayuno la mujer había colocado a los dos chicos en unas sillas y les había estado explicando cómo funcionaba el nuevo producto que estaba vendiendo. La tía Peg estaba bastante emocionada por todo lo que contaba, así que ninguno de los dos quiso decir algo al respecto.

—Más crema nutritiva, pero tu piel es tan delicada —Peg dijo mientras le colocaba a Edward un poco con una esponja, justo después hizo lo mismo con Sophia.

—Es refrescante —Sophia se atrevió a comentar, pues se habían quedado en silencio.

—Bastante, por eso es el mejor producto que tengo hoy... a ver este, con ligero toque de lavanda —Peg les colocó otra crema— lo intentaré, muy similar... mira, tengo algo para las cicatrices de tu rostro.

Cuando menos lo pensó, Edward tenía el rostro completamente rosa.

—Si que cubren —Sophia intento aguantar la risa, pero no pudo— ahora no puedo notar otra cosa que el color rosa brillante.

La tía Peg y Edward se contagiaron de la risa de la chica.

—Cubriré las cicatrices y tendrás una piel completamente diferente.

La tía tomó un frasco que tenía entre sus cosas y comenzó a mezclarlo ruidosamente. Sophia miró a Edward, el cual se veía un poco cansado de estar sin moverse en tanto tiempo. Ella le dio un leve empujoncito para llamar su atención, pero no se había dado cuenta que el chico era lo que más había estado haciendo.
La tía Peg interrumpió el momento cuando comenzó a colocarle el producto encima del rosado que ya llevaba puesto. Le colocaba una enorme cantidad en el rostro, pero no parecía tener efecto.
Por las muecas que hacía la tía Peg, las cosas no estaban saliendo como ella lo tenía planeado.

—Que maquillaje tan malo.

Edward solo podía mirar a Sophia riendo de reojo. Era bastante incómodo para él aquella situación en la que estaba con Peg, pero si hacía reír a Sophia aunque fuera tan castamente valía completamente la pena.

Hold Me ⟨••Edward Scissorhands••⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora