𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐓𝐈𝐌𝐄 | 𝐅. 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬

☁️ 12 ☁️

13 años

Ocho Hargreeves

Miré dentro de mi armario en búsqueda de algo que ponerme y recordé el regalo que Cinco me obsequió en navidad. Lo busqué y me puse aquel lindo vestido color vino, me peiné un poco y me hice una media cola decorada con el broche de rosa roja. Me puse zapatos del mismo color y me miré al espejo, no lucía nada mal.

Abrí con cuidado la puerta de mi cuarto y vi la puerta de Cinco emparejada por lo que decidí acercarme. Estaba mirando por su ventana detenidamente a la luna dejando que el ligero brillo de está resaltará los lindos detalles de su rostro. Me aproxime hasta él y me miró con una sonrisa.

—Luces tan hermosa como siempre —dijo mientras me miraba de pies a cabeza.

—Tú no te quedas atrás —lo halague un poco nerviosa debido a su comentario anterior.

—¿Nos vamos? —preguntó.

Asentí y tomó mi mano para luego aparecer en aquella azotea donde fue nuestro primer beso solo que a diferencia de esa vez ahora había una sábana en el piso y un par de almohadas. Lo miré levantando una ceja, gesto que hacía cada que quería interrogar sobre algo.

—Hoy habrá una lluvia de estrellas, supuse te gustaría —me respondió.

Me invitó a sentarme en la manta, algo que acepté y él imitó. Ambos miramos hacia el cielo esperando a que está comenzará mientras un cómodo silencio nos envolvía. Cerré mis ojos un momento sintiendo la brisa del lugar hasta que sentí una mirada sobre mí.

—¿Qué? —cuestioné dirigiendo mi mirada hacía él.

—Sólo aprecio una de las maravillas del mundo —sonrió mientras tomaba mi mano.

No pude evitar sentir mis mejillas sonrojarse, al parecer iba a agregar algo más hasta que de pronto una estrella fugaz pasó, seguido de otra y otra. De pronto el cielo era alumbrado por una hermosa lluvia de estrellas justo como él lo había dicho.

—Es hermoso —solté cautivándome con la vista.

—Pediré un deseo —dijo llamando mi atención.

Regresé mi mirada a Cinco mientras él cerraba los ojos para pensar en su deseo hasta que de pronto lo abrió y me miró a mí. Metió su mano en su bolsillo para sacar algo y luego acercarse un poco más a mí.

—Deseo que esta hermosa chica acepte ser mi novia —me miró directamente a los ojos.

Me quedé analizando sus palabras por un momento pues no podría creer lo que me estaba diciendo. Abrió la palma de su mano mostrándome lo que había sacado, era una hermosa pulsera de cuentas celestes, rosas y blancas con una pequeña estrella dorada en el medio de la pulsera. Lo miré de nuevo a los ojos y sonreí.