Just broken

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El móvil de Tom comienza a sonar, en respuesta empiezo a retorcerme en la cama, no me gusta despertar así. Tom besa mi frente y guía su mano hacia el pequeño mueble que se encuentra a un lado de la cama para cojer el móvil. Jalo de su brazo para que vuelva a rodearme con sus brazos y continuemos con nuestras horas de sueño.

—Es mamá —murmura extrañado.

—¿Qué hora es? —balbuceo por el sueño.

—4:30 a.m.

—Atiende, debe ser algo importante.

Me quedo observándole, él asiente y contesta la llamada de su madre. En cuanto lo hace, la expresión de Tom cambia drásticamente.

—Tranquila, tranquila, mamá. ¿Qué ha pasado?

Me incorporo tomando asiento. Muevo mi mano hacia las pequeñas lámparas que se encuentran a las esquinas de la cama, y las enciendo con el monitor.

Giro mi cabeza a Tom, y al hacerlo, mi sorpresa es grande. Por sus mejillas caen un montón de lágrimas, y no es capaz de responder a la persona que se encuentra tras la línea, su madre.

—Tom —poso mi mano en su hombro.— Tom... ¿Qué pasó?

Como si mi voz lo activara, lleva sus manos a su rostro para quitar las lágrimas, y vuelve a abrir su boca.

—Tranquila —repite.— Me iré para allá ahora mismo. Todo va a estar bien, mamá. Todo va a estar bien.

En un acto reflejo su mano cae sobre su pierna dejando caer junto a ella su móvil. Entonces, las lágrimas vuelven a acompañarlo.

—Tom —rodeo mi brazo tras su espalda, alcanzando su hombro contrario y acercándolo a mí.

—D-debemos irnos —su voz tiembla.— S-Sam —el nombre que acaba de pronunciar Tom me produce en un nudo en el estómago.— Sam ha tenido un accidente, está grave en el hospital.

Mis latidos cardíacos descienden al mínimo, mi mirada se pierde en los ojos de Tom, quien poco poco va cambiando su expresión. Dejo de escuchar lo que tiene para decir por un momento, hasta que repite que debemos irnos.

—No nos vamos a ir ahora, Tom —sentencio.

—¿Por qué no?

—Porque ninguno puede manejar, no así.

—Estoy bien.

—¡Pero yo no! —suelto.

Mi grito lo toma por sorpresa.

—Es mi hermano —murmura.

—Y mi mejor amigo. Esto, esto no está bien. Yo... yo no debí dejarlo solo.

—No sabemos qué pasó —se voltea hacia a mí.— Pudo haberle pasado estando tú ahí o no.

—No debí venir.

—___________.

—No. No debí dejarlo solo, no debía estar aquí. Te dije que me necesitaba. Él me necesitaba, y ahora... ahora tuvo un accidente —una lágrima cae por mi mejilla sin que pueda controlarlo.

—No estas siendo justa, esto no es mi culpa.

Todo el control que pude haber tenido sobre mis pensamientos y emociones se pierde. No soy capaz de controlar mis palabras, simplemente las lanzo. Mi mente es un espacio en blanco y mi pecho es un remolino. Más lágrimas caen.

—Te enojaste, te enojaste porque preferí acompañarlo cuando estaba sufriendo, y ahora está grave —digo entre dientes.

—Tienes razón. No estas bien —ignora mis palabras.

Cuando seas mía // Tom Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora