Adiós

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Tom

Me pongo de pie a toda velocidad. Salgo de mi antigua habitación en dirección a la de mi hermano. Cojo entre mis manos la remera junto con la carta. Mis movimientos son bastante rápidos, por lo que ya me encuentro bajando la escalera para dar con el salón principal de casa y poder llegar a la puerta que dará a la salida.

—¿Vas por ella? —la voz de Paddy me detiene. Volteo para encontrarme con su figura en los últimos escalones.

—Sí —respondo. Una sonrisa de evidente orgullo se pronuncia en su rostro. Asiente, dándome a entender que puedo continuar con mi camino.

Retomo mis pasos retomando la velocidad. En cuanto abro la puerta, llega un grito a mis oídos, Paddy otra vez.

—¡Traela contigo ¿si?! ¡Necesito volver a abrazarla!

Y yo, Paddy. Salgo de casa y cierro la puerta tras de mí. Me encamino hacia mi auto, noto como algunas miradas lejanas espían mis movimientos, con todo lo de Sam no me sorprende que hayan llegado hasta aquí.

Lanzo la remera hacia el asiento del copiloto. Me acomodo en mi asiento, y cierro la puerta. Mis manos se van hacia las partes del auto que me permiten iniciar la carrera. Ojalá pudiera teletransportarme, no hay tiempo que perder.

T/n

16 horas después...

Abro mis ojos una vez. Estos días hacer esto es sinónimo de tortura, pues esto no significa más que enfrentar un día más sin él.

Tomo asiento lentamente en mi cama, y me encuentro con que a la orilla de esta está tendido mi falda verde plisada, con la polera gris que contiene a iron man en el centro.

—¿Qué crees? —le pregunto con cierta inseguridad.

—La falda bien, la polera adiós.

Lanzo mis prendas de vestir al suelo, frustrada.

—Has rechazado todas las remeras que te enseño, Esteban —le reprocho.

Porque definitivamente debes llevar esa —señala que se encuentra sobre la lámpara de mi escritorio. Seguramente ha llegado ahí en el momento en el que lancé el resto.

—¿La de ironman? ¿Es enserio? —pregunto incrédula.

—Claro —se pone de pie, acercándose a aquella lámpara. Coje la polera y me la lanza.— Póntela.

Ruedo los ojos, pero le hago caso. Sé que no se irá de aquí si no lo hago. Pongo la orilla de la polera dentro de la falda para darle un toque holgado.

—Perfecta.

Me observo en el espejo que se encuentra al lado de mi hermano. No está mal.

—¿Ves? puedo ser un buen reemplazo de Amparo y Lucinda —sonríe orgulloso.— Tienes mi autorización para ir así a mi boda, o a cualquier celebración formal. Este outfit le gana a cualquier vestido.

—Idiota —le lanzo una de las poleras que se encontraba aún a mi alcance.

Mi pecho se presiona, quitándome el aire. No es una celebración, pero amabas verme con estas dos simples prendas, y hoy te diré adiós con ellas.

Tom

El ascensor se abre dándome paso al pasillo, camino por este cuidando no golpear a alguien en mi paso. La habitación de mi hermano llega a mi vista, pero debo detenerme en seco cuando noto que está siendo monitoreo por las enfermeras.

Cuando seas mía // Tom Holland & túWhere stories live. Discover now