The message

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Tom

Dejo mi móvil en el mesón que se encuentra en la entrada de casa. Acto seguido, camino en dirección a la sala de estar. Al llegar a ella, no diviso a Paddy.

—Paddy —grito. No responde.

Salgo de la sala, hacia el patio de la casa, pero tampoco se encuentra allí. Vuelvo a ingresar en casa.

—Pelirrojo —vuelvo a llamar su atención. Silencio.

Elevo mi ceja extrañado, quizás esta en su habitación y se ha quedado dormido. Me encamino hacia las escaleras que me guiarán al segundo piso. En un par de minutos ya estoy divisando las habitaciones de mis hermanos.

Me paso por la de Harry primero, y luego la de Sam. Una vez fuera de esta, me detengo. Me toma unos minutos, pero me decido a entrar.

El olor particular de mi hermano se impregna en mis narices. La sensación de paz al saber que se encuentra bien, y que pronto estará devuelta aquí me llena de goce. Una inevitable sonrisa aparece por mi rostro. Al menos de una de las tormentas ha decidido cesar.

Volteo mi cuerpo para salir de la habitación, pero la polera que se encuentra encima de su escritorio me detiene. Llevo mis piernas en pasos pequeños hacia el mueble de mi hermano. Una vez frente a el, guío mis manos hacia la prenda de color negra, con el logo de la fundación. Su olor, tal como en la pieza de mi hermano, se conserva en ella. Cuando la elevo, una carta se desprende, dejándose caer en el escritorio. Desvío una de mis manos hacia el papel.

"Pecoso, sabía que lo lograrías. Si estás leyendo esto es porque ya estás en casa, y no sabes lo feliz que eso me pone. Algo de alegría es lo único que debes darme después de todo lo que me has hecho pasar... espero no se te olvide de dónde vengo, porque eso sigue bien presente en mi cabeza. Sé que debes estar molesto porque me he ido, pero sé que lo entenderás... aunque debo confesar que unos gritos tuyos no me hubieran hecho mal, sobre todo cuando se trataba de arruinar todo con tú hermano...

—¡Deja eso ahí, llamaré a la policía!

Las cosas caen de mis manos por acto reflejo. Mi mirada preocupada, y mi puño dispuesto a atacar se mueve hacia la figura de... Paddy.

—¡Tom! —grita irritado. En sus manos lleva un palo de golf.

—¡Paddy! —respondo, asustado.

—¿Qué haces aquí? —con cuidado comienza a bajar el palo.— pensé que estaba solo, casi me matas del susto.

—Mamá y papá me han dicho que has estado abusando de la pizza —digo más calmado.

—El chef de la familia estaba conectado a varias máquinas. No le veo lo malo —dice en su defensa. Sus ojos se desvían a la remera.— ¿Qué hacías en la pieza de Sam? ¿Estabas leyendo la carta de...

—No —le interrumpo en seco.— claro que no.

—Tom...

—¿Pizza? —Paddy ríe.

—Sólo iba a decir que hay mucho de ti allí. No pude aguantarme.

Evito tomar demasiada atención, y por sobre todo importancia a sus palabras. No debí coger las cosas que son para Sam en primer lugar, y menos husmear si sabía ya de quién provenía.

—Salgamos de aquí —continúo desviando la conversación.— yo invito.

Me acerco a mi hermano, impulsandolo a salir de la habitación de Sam. Paddy mueve su cuerpo hacia las afuera.

Cuando seas mía // Tom Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora