El Rey De La Muerte.

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150 años atrás cuando fue asesinada la esposa de Cruel Reaper.

El planeta tierra estaba cubierto por nubes negras, afuera en el espacio la tierra estaba en oscuridad.

No había muchos lugares donde hubiera luz.

A tal distancia también se veía explosiones y y rayos rojos en las nubes.

Diciéndolo de la siguiente forma, la tierra en su mayoría estaba cubierta por una gran tormenta eléctrica.

En lo que una vez fue la hermoso país del Sol naciente, no quedaba nada más que destrucción.

Dónde una vez estaba la cuidad de Kuoh, en la Academia no quedaba sino unos edificios vacíos.

No había nada ni una señal de vida, nada fuera de lo común, excepto algo que era extremadamente inusual.

Habían algunos seres que se podría decir que eran no muertos.

Y si eso era inusual, lo que es aún más inusual que eso es que había un tronó hecho de personas.

Una vista horrible.

Y él que estaba sentando ahí, era un peli negro que llevaba un equipo de batalla negro, un capa con capucha y una mascara de cráneo con líneas rojas. sus brillaban levemente en rojo. En su mano izquierda tenía agarrado la empuñadura de una espada negra.

En el brazo derecho del trono, una niña estaba sentada mientras movía las piernas. Ella tenía cabello dorado y ojos color violeta, llevaba puesto un uniforme de educación física japonés y en su cabeza flotaba una aureola negra.

Ella sonría tranquilamente mientras veía todo la destrucción.

En ese momento, aquel peli negro habló.

—No importaba lo que me arrojaran... ejército de villanos, Dioses tiranos de otro mundo, la ira de los dioses... Todos eran problemas por resolver. Uno por uno. Metodológicamente. Con precisión. Y sangre. Hasta que el mundo fue ceniza bajo mi pie. Hasta que el firmamento empezó a sacudirse y la nada cósmica se tragó todo lo que conocía.

Él miro al cielo negro que se veía varios relámpagos rojos.

—Se sintió correcto.

Un relámpago cayó detrás de él haciendo que se iluminará y se oscureciera varias partes de él. Él miro había al frente justo cuando cayó el relámpago, haciendo que se oscureciera su rostro y sus ojos rojos se vieran más brillantes.

—Había servido mi gran propósito. No había donde hundirse más bajo —mira al cielo y ve una silueta descender lentamente—. ¿O si lo había?.

Bajando de la pequeña colina junto a la niña, se inclinó en frente de aquella silueta que resuelto ser una mujer de unos 20 años, tenía el cabello dorado corto, orejas de gato negro, ojos con pupilas en círculo rojo. llevaba un sostén deportivo ajustado haciendo resaltar sus pechos y míni-falda asustada, tenía una cola de gato negro y estaba descalza. Debajo de su ropa tenía unos tirantes que la cubrían sus partes.

Ambos se arrodillaron por un momento.

—Yomiko me mostró el multiverso oscuro, volátil y revolcándose en horror cósmico. Era hermoso.

Cambio de escena.

Los tres estaban viajando en el plano dimensional, viendo los diferentes mundos.

—Vi que tan pequeño había estado pensando. Había infinidad de mundos para matar. Y un mundo arriba de todos, donde Issei vivía, el Hyodou Issei.

Sonrió de bajo de su máscara mientras hacía tronar sus dedos.

—Yomiko me dijo que yo era el arma perfecta para desatar sobre esos mundos, para arrastrarlo pateando y gritando hacia la oscuridad.

Otra escena.

—Pero no lo haría solo.

Se ve a varios Hyodou Isseis y otros individuos.

Cambio de escena

Se veía a varios sujetos siendo utilizados como batería por una máquina mientras unas serpientes gigantes la rodeaban.

—¿Cómo podría cualquier mundo sobrevivir a gente como nosotros?.

De vuelta al viejo mundo.

—¿Gente como yo?

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