Días Laborales

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Llevaba 4 meses buscando trabajo, sin encontrarlo, me había convertido en la esclava de mi Ama y me encantaba, estar ahí siempre para ella me llenaba de una manera que nunca habría imaginado pero, aún tenía la deuda con ella y la pagaría aunque mi vida dependiera de ello. Había buscado trabajos en todo, centros de belleza, spa, cargos de ventas, de mucama, de todo pero nada salía.
Después de una estupenda sesión mañanera, durante el aftercare, mientras acariciaba mi cabello mi Ama me pregunto:
-¿eres feliz mi puta esclava?
-sí, mi Ama, muy feliz.
-te gusta ser mi esclava, ¿verdad?
-si mi Ama, me encanta.
-¿entonces porqué sigues buscando trabajo?
-porque tengo una deuda con Ud, mi Ama, y no estaré tranquila hasta pagarla.
-ay perrita! Ya te he dicho mil veces que olvides esa deuda.
-no puedo mi Ama, aunque quisiera no puedo.
-¡que perra tan orgullosa tengo! Bueno, seguro ya encontrarás algo como tanto quieres.
-si mi Ama, eso espero. – ella me beso la frente se levantó y dijo:
-bueno mi perra, hablando de trabajo, ya debo salir. Ve a preparar desayuno mientras me baño.
-claro mi Ama, me levanto de un salto y camino desnuda hacia la cocina para preparar la comida más importante de todas. Puse la mesa para mi Ama, como siempre, mi plato en el suelo. Me arrodillé al lado de la mesa en posición de nadu.
Ella salió de la pieza vestida con un hermoso traje de oficina, un pantalón negro que marcaba sus hermosas nalgas, una blusa roja que llevaba 3 botones desabrochados dejando entre ver su brasier, encima una chaqueta negra con 2 botones a la altura del ombligo. Traía el pelo suelto y mojado, se lo secaba con una toalla en una mano mientras caminaba hacia mi con una sonrisa, sentí que me volvía a enamorar de ella una vez más.
-que perra más buena tengo – dijo acariciando mi barbilla. Dejó la toalla sobre la silla y se sentó, tomó un sorbo del café y agregó – ya puedes empezar a comer perrita.
-gracias mi Ama – dije, me incliné hacia adelante, poniéndome en 4, y empecé a comer.
Cuándo terminamos mi Ama me ordenó peinar su cabello, lo hice con mucho gusto amaba su pelo negro y liso, se lo amarré en una cola de caballo. Cuando estuvo lista me dijo:
-recuerda mi perra esclava, si te quieres vestir o salir a pasear, comprar o algo me escribes para pedirme permiso, llegaré a las 8:30, me esperas en posición de nadu, como siempre. ¿Entendido? – dijo.
-si, mi Ama – respondí al instante entonces se acercó puso una mano en mi cuello y me besó ahorcándome un poco, en seguida salió.
Me quede ahí observando la puerta, escuchando sus pasos en el pasillo hasta que se perdían en el pasillo. Suspiré, cada vez que se iba me sentía como un cachorro esperando con ansias el regreso de su dueña.
Una vez que superé la melancolía lleve la loza del desayuno a la cocina. La lavé y luego salí a la terraza a fumar, sabía que debía medirme con los cigarros, desde aquella vez mi Ama me puso una cuota para el día, cada tarde, al regresar revisaba el cenicero para ver si había cumplido. Claro que, si quisiera, podría manipular el cenicero a mi conveniencia pero no podía ni quería hacer eso, hacerlo implicaba traicionar la confianza de mi Ama y, yo nunca haría eso.
En fin, después de fumar empecé a ordenar y hacer los quehaceres del hogar. A eso de las 11 sonó mi celular, era un número desconocido.
-¿aló, señorita Carolina? -dijo una amable voz de mujer.
-si, con ella – contesté.
-me presento, mi nombre es támara acosta, soy head-hunter de la empresa international  business. Y la llamó para ofrecerle el cargo de secretaria de CEO, nuestra CEO, la ha perdido permanentemente, al parecer tiene muy buenas referencias de Ud. ¿Esta Ud trabajando actualmente?.
-no, de hecho estoy en búsqueda de empleo.
-perfecto, le comento que el sueldo ofrecido es de 2 millones, ¿le interesa el cargo?.
Pensé para mi “¡dos millones!, oh my god, oh my god”, puse voz calmada y contesté.
-si, suena bastante bien.
-perfecto, entonces solo queda agendar la entrevista, ¿hoy a las 7 le parece bien?.
Lo pensé, si iba lo más probable es que no pudiera recibirla como ella se merecía.
-mmm…  ¿podría ser más temprano? Tengo un compromiso a esa hora.
-claro señorita, ¿le parece a las 3pm?
-si, claro, muchas gracias señorita támara, nos vemos a las 3.
-la dirección es calle maple 2052, 5to piso, pregunte por mí.
-claro, muchas gracias.
Corté muy emocionada, por fin una entrevista después de tanto tiempo y más encima para un cargo tan bueno, si lo hubiera visto no hubiera postulado pensando que no cumpliría los requisitos, pero en esta vez era la propia CEO la que me había pedido, me pregunté que clase de persona era ella.
Tome el celular y escribí.
-permiso para escribir, mi Ama – teclee, desde que habíamos empezado el 24/7 mi Ama había puesto como nueva regla cuando quisiera hablarle.
-permiso concedido, mi perra – respondió después de unos minutos.
-mi Ama, perdón que la moleste en su trabajo pero, me llamaron a una entrevista hoy a la 3 y quería pedir su autorización para ir.
-muy bien mi perra, te felicito, claro que puedes ir. Algo me dice que te irá excelente en la entrevista – respondió, sonreí a leer la confianza que tenía en mi.
-muchas gracias mi Ama.
-ponte algo bonito, algo que resalte tus curvas
-si mi Ama, como ordene.
-buena perra, te veo en la tarde – escribió a modo de despedida, me llamó la atención que dijera la “tarde” cuando ella solía decir la “tarde noche” al referirse a esa hora pero, no le di mayor importancia.
Después de terminar de ordenar todo bien comí algo y empecé a arreglarme para la entrevista, me bañe y elegí un elegante vestido negro, con escote en v, ceñido al cuerpo que marcaba bien todas mis curvas y me llegaba a la rodilla.
Subí el auto y puse la dirección, que me habían dado, en el GPS. En 30 minutos llegué Eran las 2:40 cuando llegué así que aproveche de fumar un cigarro antes de entrar para calmar los nervios. Mire el edificio, tenía más de 20 pisos era el edificio corporativo más grande que había visto, y sobre la entrada se leía “international business”. ¿Todo el edificio era de la empresa? Pensé, debe ser una empresa muy grande, me sorprende que hayan llamado a alguien como yo.
Entre al edificio y vi muchos hombres y mujeres muy elegantes, de pronto sentí que mi cabello morado estaba fuera de lugar ahí, todos me miraban extrañados. Me acerque a la recepción.
-¿puedo ayudarte? – dijo la recepcionista, levantando una ceja con un tono de voz muy poco amigable.
-si, vengo a ver a la srta támara acosta. – respondí con más seguridad de la que en realidad sentía.
-claro, ¿viene a entrevista?
-así es.
-pase, piso 5 – dijo acercándome una tarjeta de acceso.
Entre tratando de hacer caso omiso de las miradas y susurros a mi alrededor y pensé para darme fuerza “fue la CEO quien pidió que me llamaran, algo debe haber visto en mi”
Baje en el piso 5 y me encontré con otra recepcionista, bastante más amable que la anterior.
-señorita carolina, supongo. – me dijo al entrar.
-si srta, esa soy yo.
-por favor tome asiento, la srta támara la llamará enseguida.
- gracias – dije y me senté.
Todo se veía muy elegante, los muebles eran de muy fina madera, el sillón donde estaba sentada era de un impecable cuero blanco, las paredes grises estaban iluminadas por apliques que parecían costar miles de dólares.
Una bellísima mujer de unos 35 años se asomó al pasillo, tenia un largo cabello rubio que acomodaba a un lado con unas elegantes horquillas, sus ojos azules, sus labios carnosos, llevaba maquillaje tenue y su cuerpo era una maravilla. Me sentí intimidada ante ella pero se acercó a mi con una sonrisa.
-¿carolina?
-si – dije
-soy támara, por favor acompáñame a mi oficina. – caminamos por un angosto pasillo mientras ella hablaba con elocuencia – me alegra que hayas podido venir, en serio estamos muy felices de tenerte aquí.
Yo no entendía nada ¿Por qué tanta felicidad?, seguro solo lo dice por ser amable, pensé. Llegamos a una oficina y me hizo una seña para que me sentara en una de las dos sillas que rodeaban una pequeña mesa.
-bueno según tengo entendido tienes experiencia en atención de clientes y tareas administrativas.
-si, algo así – respondí, en el spa a veces hacía algunas cosas administrativas pero en realidad no gran cosa.
-te explico, las tareas de este cargo pueden parecer algo agobiantes al principio ya que nuestra CEO es bastante exigente, pero con el tiempo te acostumbraras. Algunas de sus tareas serán atender llamados, llevar la agenda y recordarle a la CEO las reuniones del día, tramitar la documentación necesaria, y en definitiva prestar ayuda en todo lo que la CEO le solicite como extra en general eso significa llevarle café, comprar su almuerzo, acompañarla a eventos y cosas así.
-eso suena muy bien para mi – dije sonriendo.
-perfecto, ¿Cuándo podría empezar?.
-cuando lo necesiten – digo algo sorprendida de la rapidez del proceso.
-perfecto, entonces la esperamos a las 9 mañana.
-genial, aquí estaré.
-ahora, si me acompaña, le presentaré a la señora Andrea, ella será su jefa directa.
-¿Andrea? – repetí pensando en mi Ama, niego con la cabeza, solo debe ser una coincidencia.
-¿pasa algo? – dijo la señorita támara al ver mi reacción.
-nada, solo una coincidencia, mi novia también se llama Andrea – dije, habíamos acordado con mi Ama que si tenía que hablar de ella o presentarla en ambientes vainillas lo haría como mi novia.
-entiendo, síganme por favor – abre la puerta de una oficina y me dice – espere aquí por favor, la señora Andrea está en una reunión y volverá enseguida.
- claro, aquí la espero.
Me quedé sentada ahí, támara salió y  me puse a observar alrededor, todo estaba decorado con un gusto exquisito, tal como en el resto del edificio todo el mobiliario era muy elegante.
30 minutos más tarde la puerta se abrió, me quede con la boca abierta al ver la espectacular mujer que se paraba frente a mi, entró y cerró la puerta.
-te dije que te vería en la tarde, mi perra – era ella, mi Ama estaba ahí, al principio no entendí nada, pero no tardé mucho en darme cuenta… no era una coincidencia de nombre, la Señora Andrea era, efectivamente, mi Ama.
-mi Ama…  ¿es Ud, es Ud la CEO de esta empresa?. – pregunté algo aturdida
-así es mi perra y, ahora, tu trabajas para mi.
-Ud es quien dijo que me contrataran.
-sí, yo planee todo. ¿No estás feliz?, ahora podrás trabajar como tanto querías y a la vez estarás para mi 24/7.
-eso es, en serio, muy conveniente, mi Ama… aunque no tenía porqué hacer esto por mí.
-lo hago por que quiero y puedo. Ahora, ¿vas a estar cuestionándome toda la tarde o vas a dejar que te explique lo que quiero que hagas en tu cargo?
-lo siento, mi Ama, no era mi intención cuestionarla… la escucho. – dije agachando la cabeza.
-así está mejor…  - dijo y continuó – como te habrán dicho tus labores serán contestar el teléfono, coordinar mi agenda, responder mensajes, revisar el mail corporativo, tramitar la documentación que te solicite, comprar mi café de la mañana y la tarde, abajo hay una cafetería les dices que es para mi y ellos sabrán prepararlo, también te encargaras de mi almuerzo y adicionalmente te ordenare almorzar siempre conmigo así que no se te vaya ocurrir hacer planes con alguien más. Esas son tus labores como mi secretaria pero te añadiré tareas como mi sumisa, te reportarás conmigo cada dos horas, entrarás a mi oficina, cerraras con llave, te quitaras la ropa interior y te arrodillaras hasta que yo te permita levantarte, cada vez que entres quiero que pienses que serás usada por mi y te prepares para ello. Frente a otras personas me llamarás Señora Andrea pero, cuando estemos solas seguirás refiriéndote a mi como “Ama” o “mi Ama” tal como haces siempre. Llegaremos juntas y nos iremos juntas ¿Te ha quedado claro?.
-si mi Ama, es decir que además del trabajo ¿me usará aquí en la oficina? ¯dije para asegurarme de haber entendido bien.
-así es, mi perra, ¿tienes algún problema con eso?
-claro que no, mi Ama, yo estoy para servirle.
-así es mi perra, eres mía, puedo usarte donde quiera, cuando quiera y de la forma que quiera – dijo tirando mi cabello para atrás y besándome con pasión.
-si mi Ama – dije casi jadeando, sus palabras, su mirada, sus manos sobre mi, hacían que empezara a excitarme.
-veo que seguiste mis indicaciones respecto a tu vestimenta, eres una buena perra – dijo metiendo su mano en mi entrepierna, la metió a mi calzón y empezó a masturbarme con dos dedos.
-mmmm… ahhh – empecé a gemir.
-silencio perra, no quieres que nos escuchen ¿o si?.
Hice lo que pude por no gemir, me agarré de la silla, ella me masturbaba cada vez más rápido y fuerte, después de unos minutos sentí como mi orgasmo se acercaba, mi Ama lo notó.
-córrete para mi, mi perra – susurró en mi oído.
Me estremecí ante su orden y me deje llevar hasta alcanzar el orgasmo, ahogue un gemido en mis labios, me agarré a la silla y arquee mi espalda.
-gracias mi Ama – dije mirándola a los ojos.
-eres una buena perra – dijo – ahora arrodíllate en ese rincón mirando hacia mi. Obedecí al instante.
Me quedé ahí mojada, deseosa de ella, vi como se sentaba en su sillón ejecutivo y empezaba a escribir en su computador. Después de 20 minutos dijo:
-ya puedes volver a casa perra, te veo allá.
No podía creerlo, me quedé esperándola ahí solo para que me mandara a casa, era tremendamente frustrante.
-mi Ama, por favor, permita que me quede con Ud.
-tus labores en esta empresa comienzan mañana, ahora ve a casa, es una orden – dijo con seriedad.
-si, mi Ama – dije, me levanté y me fui a casa. Estaba toda mojada, solo quería que siguiera usándome más y más.
Al llegar eran las 6, me acosté a descansar un poco, una hora después hice una rica cena, puse la mesa para mi Ama y poniendo un cojín en el suelo para apoyar mis rodillas en el, me puse en posición de nadu con un flogger en una mano y un dildo en la otra. 5 minutos más tarde llegó mi Ama. Me quedó mirando con una sonrisa y acarició mi cabello.
-este si que es un buen recibimiento, mi perra hermosa. – luego siguió de largo hasta la mesa y empezó a comer. Luego de unos minutos ordenó. – ven, mi perra, deja el dildo ahí, trae el flogger y adora mis zapatos.
-si mi Ama – dije, dejé el dildo, puse el mango del flogger en mi boca y gatee en 4 patas hasta mi Ama, me metí debajo de la mesa, deje el flogger a un lado y comencé a adorar, bese cada uno de sus zapatos con devoción, los besé por todas partes y luego empezé a lamer polijamente. Mi Ama seguía comiendo, fingiendo indiferencia, pero yo sabía que lo estaba disfrutando tanto o más que yo.
Cuándo terminó de comer agarró el flogger, que estaba en el piso, con una mano y con la otra me arrastró, tirando mi pelo, hasta la pieza me tiro a los pies de la cama de modo que mis piernas quedaran en el suelo y mi estómago sobre el colchón, sonrío y empezó a darme azotes con el flogger, uno despacio y uno fuerte.
-ammm – gemí.
-¿esto es lo que querías perra? – dijo, dándome un par de azotes más.
-si, mi Ama, siii – grité.
-cuenta perra – dijo y continuó azotando, uno fuerte, uno suave, dos fuertes, uno suave, uno suave, dos fuertes, jugando con el ritmo del flogger de una manera que provocaba que me mojara cada vez más.
-1, 2, 3, 4… ammm…  5, 6, 7…mmmm 8, 9, 10 ammm
-¿de quién eres? – dijo dándome un azote un poco más fuerte.
-¡ahh!, soy suya mi Amaaa…  11, 12 – grité sintiendo como mis nalgas empezaban a enrojecerse.
Ella tiro mi cabello hacia ella y dándome vuelta la cara me beso con pasión.
-así es, puta, eres mía y haré todo lo qué quiera contigo ¿tienes algún problema con eso? – dijo respirando en mi cara con un sutil y sexy tono amenazante que no llegaba a ser amenazante.
-claro que no tengo ningún problema con eso, mi Ama, soy su juguete, úseme como mejor le parezca.
Siguió azotándome hasta llegar a los 150, cuando siento un orgasmo acercarse.
-mi Ama…  voy a acabar…  ammm…  151… ¿puedo correrme por favor? Amm… 152 – supliqué entre gemidos.
-correte para mi, mi puta masoquista – dijo y continuó azotándome más fuerte.
Me deje llevar por el orgasmo, era un orgasmo diferente a los que había tenido antes, me sentía como flotando en una nube, sabía que estaba muy mojada, los azotes se empezaron a sentir más suaves y aunque quería ya no era capaz de contar, ni de moverme, los sonidos a mi alrededor disminuyeron, era como si solo estuviéramos ella y yo en una galaxia lejana lejos de todo el mundo. Al notarlo mi Ama se detuvo inmediatamente, me tomó entre sus brazos y preguntó:
-¿estás bien perrita?
Yo solo pude mirarla con una sonrisa en la cara, por una razón no era capaz de hablar.
-esta bien, cariño, aquí estoy – dijo tapándome con una manta y acariciando mi cabello hasta que volví en mi.
Cuándo pude moverme la abracé y me pregunté qué había sido eso, recordé un artículo que leí sobre sub space ¿era eso lo que había pasado? ¿Había entrado en little space?.
-¿ya estás aquí perrita? – dijo mi Ama al sentir mi abrazo.
-si mi Ama, eso creo – contesté sonriendo.
Ella me besó y luego nos fuimos a bañar, nos acostamos exhaustas, nos dormimos enseguida.
Al otro día despertamos un poco más tarde de lo usual, desayunamos y nos bañamos a toda velocidad, mi Ama permitió que desayunara en la mesa con ella, luego eligió un vestido muy sensual y me ordenó llevar ese vestido puesto durante el día, era rojo, con un escote en v que llegaba casi al ombligo y el largo llegaba a la rodilla.
-mi Ama… ¿no cree que es demasiado para la oficina? – pregunté tímidamente.
-no, no lo es, ahora vístete rápido o llegaremos tarde – dijo ella.
-sí mi Ama – respondí y me vestí rápidamente.
Cuando estuvimos listas salimos rumbo a la oficina, al llegar mi Ama dijo que esperara 5 minutos y luego entrara, me autorizó a fumar un cigarro antes de subir.
Así lo hice, fume mi cigarro y subí a la oficina. En el ascensor me tope con un caballero que de caballero parecía que no tenía nada, me devoró con la mirada, este vestido no dejaba nada a la imaginación.
-disculpe, señorita – dijo - ¿es nueva aquí?
-si, soy la nueva secretaria de la señora Andrea.
-oh, entiendo… suerte con eso – dijo casi burlándose.
-¿a qué se refiere? – dije enarcando una ceja.
-nada, nada, solo que he escuchado que la sra Andrea es un poco difícil.
-bueno, yo no soy la clase de persona que se deja llevar por los rumores – dije molesta porque ese imbécil insinuara cosas sobre mi Ama.
-si, claro, disculpe… en todo caso, soy Robert, jefe de contabilidad, trabajamos en el mismo piso – dijo estirando su mano hacia mi para que se la estrechara.
-carolina – dije tomando su mano de mala gana.
Salimos del ascensor y cada uno fue hacia su estación de trabajo. Mi Ama me esperaba en el umbral de la puerta de su oficina.
-buenos días Sra Andrea.
-buenos días Carolina – dijo – hoy necesito que organices estos documentos y los lleves a archivo, pero antes ve a la cafetería y tráeme un café.
-claro, Sra Andrea, enseguida – contesté, tuve que esforzarme para no decir “si, mi Ama”.
Bajé hasta el primer piso y le pedí a la barista que preparara el “especial para la Sra Andrea” en dos minutos lo tuvo listo y regrese a mi puesto de trabajo, toqué la puerta de mi Ama.
-pase – dijo ella.
-su café, Señora Andrea – dije asomándome.
-entra, déjalo sobre el escritorio – ordenó, así lo hice.
Ella cerró la puerta con llave, me abrazo por atrás y empezó a besar el cuello.
-amo como te queda este vestido – dijo recorriendo mi cuerpo por encima de la ropa – puedo sentir cada centímetro de tu piel aun por sobre la tela.
-mmmm… mi Ama…
Me dio vuelta y agarrándome de mi collar de posesión (el cual nunca, nunca me quitaba) me beso la boca.
-¿de quien eres, perra?. -susurro en mi oído.
-soy suya, mi Ama – respondí.
Enseguida metió su mano bajo el vestido y empezó a masturbarme cada vez más rápido, yo me retorcía y hacia lo posible por no gemir para que nadie nos escuchara, aún cuando la puerta estaba cerrada, sentía que alguien podía entrar en cualquier minuto y eso era excitante. Me empecé a mojar cada vez más hasta que sentí que no podía contener más el orgasmo.
-Ama, por favor, ¿pu-puedo co-correrme? Po-por favor – jadee
-no puta – dijo cortante.
-si, mi Ama – respondí, me mordí el labio y me agarré del escritorio conteniendo el orgasmo lo más que podía. De pronto se detuvo, me sacó la braga que estaba empapada y dijo:
-vuelve al trabajo y, esta, se queda conmigo – dijo guardando mi braga en su bolsillo.
-sí, mi Ama – respondí y volví a mi escritorio, había un alto de documentos que mi Ama había dejado para que los clasificara, los empecé a leer uno por uno y a dejarlos en distintos archivadores según el tipo. Hora después sentí que necesitaba un café así que fui a una esquina donde tenían de todo para hacer café o té.
Mientras preparaba el mío Robert se acercó y tomó una taza, sin dejar de mirarme, me ponía incomoda.
-¿Qué tal la mañana? – dijo tratando de hacerse el simpático.
-muy bien, gracias – conteste cortante.
-estaba pensando que podríamos almorzar juntos, yo invito ¿Qué dices?
-lo siento, pero almorzaré con la Sra Andrea – dije, en realidad no lo sentía.
-ya veo…  - respondió y acercándose a mi oído dijo – ese es un collar de propiedad muy bonito.
Me quedé helada, no me hubiera imaginado que el supiera lo que significaba mi collar.
-seguro eres una puta excelente – susurro acercándose a mi y metiendo una mano por debajo de mi vestido – mmm… no llevas bragas, si que eres puta
-¿disculpa? – dije enarcando una ceja. Y empujándolo agregué – suéltame Robert.
-yo seré tu Amo ahora – dijo mirándome fijamente y arrinconándome contra la encimera en un ángulo que no era posible que los demás nos vieran.
-ya quisieras, imbécil – dije, y lo empuje, pero el era más fuerte – suéltame o grito.
-grita y te juro que no volverás a casa viva.
Me congele, no podía estar hablando en serio, me puse palida.
-asi está mejor - dijo y empezó a manosearme, afortunadamente justo entro alguien y tuvl que detenerse, hizo como si fuera a tomar el café y susurro – tengo muchos planes para ti, puta, y si le dices a alguien de esto te mataré, juro que lo haré.
Me congele aterrada por un minuto, “no puede estar hablando en serio” pensé “solo quiere asustarme” pero, no lo conocía, no sabía que tan loco estaba realmente ¿sería capaz de hacer algo así?.
Tome valor y volví a mi escritorio sintiendo la mirada de Robert en mi espalda, supe que eso solo era el comienzo
Pensé en si decirle a mi Ama sobre él pero estaba asustada ¿y si me hacía algo? O, peor aún, ¿si le hacía algo a mi Ama?
Seguí organizando los archivos, tratando de tranquilizarme, hasta que llegó la hora de reportarme, respiré profundo y toqué la puerta de la oficina de mi Ama y cuando me dio permiso entré, cerré la puerta con llave y me arrodille a la entrada, bajé la mirada.
-su perra se reporta, mi Ama.
-¿pasó algo en la mañana mi perra?
-no gran cosa mi Ama, ya casi termino de organizar los archivos y…  - pensé si decirle lo ocurrido pero tenía mucho miedo.
-¿alguien te dijo algo inadecuado?
-bueno…  - dije dudando sus palabras retumbaban en mi cabeza “si le dices a alguien te mataré”- lo siento mi Ama, no puedo decirle – dije con los ojos llorosos.
-ponte de pie – dijo, me abrazó con suavidad me agarro el rostro para que la mirara y agregó - - recuerda que entre nosotras no hay secretos, mi perra.
-dijo que me mataría – balbucee hundiendo mi cabeza en su pecho – dijo que me mataría si decía algo.
-¿Quién dijo eso cariño? ¿Algo de qué?
-Robert – susurre pero ella pudo escucharlo – ese, ese maldito… 
-vamos cariño, soy yo, sabes que puedes decirme lo que quieras.
-el sabía el significado de mi collar, mi Ama, y luego, de la nada, dijo que el sería mi Amo de ahora en adelante, empezó a manosearme por debajo del vestido hasta que alguien lo interrumpió. Antes de soltarme dijo que “tenía muchos planes para mi”.
De pronto vi la furia en sus ojos, era como si la sangre le hirviera.
-Ama por favor, no diga nada, yo… lo siento lo evitaré más.
-¿Que lo sientes? Esto no es tu culpa, mi perra y… en cuanto a él, le enseñaré lo que le pasa a quienes tocan lo que es mío.
-ven conmigo– me ordenó tomando mi mano, salió hecha una furia y pegó un grito que resonó en todo el piso.
-¡Robert! ¡Maldito hijo de perra!
Robert salió de su oficina sobresaltado, mi Ama camino hacia el rápidamente sin soltarme la mano, lo empujó de vuelta a su oficina y gritó un poco más bajo que la vez anterior.
-¡estás despedido! Maldito acosador, ¿crees que puedes tocar a mi propiedad y salirte con la tuya?
-señora Andrea, no entiendo…  ¿porqué dice eso? Yo siempre he cumplido bien con mi trabajo, ¿Qué es eso de acosador? – entonces me vio - ¡tú! ¡Pequeña perra! Inventaste todo esto porque me negué a almorzar contigo ¿no?.
Estaba dando vuelta toda la verdad.
-¿esa es tu defensa? Carolina va a almorzar conmigo, ¿me vas a negar que la manoseaste?
-bueno…  no, pero ella fue la que me coqueteo primero.
-tus mentiras no te van a salvar, Robert, Carolina es mía, mi sumisa ¿ves su collar? Eso significa que me pertenece y que ella jamás coquetearía con un perdedor como tu.
-lo siento Señora Andrea, no sabía que ella era suya.
-osea que si no fuera mía la seguirías acosando ¿eso te parece bien?. Guarda tus cosas y lárgate de mi empresa, me aseguraré de que no encuentres trabajo en ninguna parte, todos sabrán que eres un maldito acosador. ¡Tienes 5 minutos para desaparecer o haré que seguridad te saque a patadas!. Espera la llamada de mis abogados – dijo, salimos de la oficina y mi Ama dio un portazo.
-¿estás bien cariño? – me dijo poniendo sus manos en mis mejillas.
-creo que sí mi Am…  Señora Andrea.
-puedes decirme Ama en público, no hay necesidad de esconder lo nuestro – dijo y me besó en medio de la sala que estaba llena de oficinistas que nos miraron incrédulos. Luego agregó con ternura – yo siempre estaré aquí para ti, cachorrita, y no dejare que nadie te haga daño nunca más.
Yo la abracé, en serio era la perra y la mujer más afortunada del planeta por tener una dueña tan maravillosa como ella.

La Sumisa 1: mi Ama y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora