CAPITULO 1

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—Chicos, buenos días, quiero presentarles a su nueva compañera, su nombre es Serena Tsukino, cursará este grado en nuestra escuela. Ella viene de Estados Unidos como estudiante de intercambio. Espero que sean buenos con ella y la apoyen en todo lo que necesita— nos decía nuestro profesor mientras nos daba a conocer a la nueva alumna del plantel.

De inmediato todas las miradas de mís compañeros se posaron sobre ella. Las chicas la observaban con algunos gestos de envidia y celos mientras los hombres la veían embobados, me atrevería a decir que estaban boquiabiertos y es que sinserarme la chica nueva era muy atractiva.

Ella tenía una piel color crema, el cabello rubio oscuro y ojos azules, de un azul que jamás antes había visto. Llevaba parte de su cabello sostenido en dos gruesos rodetes de los cuales dejaba caer dos largas coletas que colgaban en forma vertical hasta llegar a sus muslos.

—¡Por aquí preciosa!— la llamaba Seiya, el chico más popular de la preparatoria, indicándole que presisamente junto a él se encontraba un espacio vacío para que ella pudiera tomar asiento.

La joven, con cierta timidez y sin decir una sola palabra solo asintió con la cabeza y se acercó al sitio que mi hermano le había indicado. Debo reconocer que además de su atractivo físico, impactaba mucho la ternura y los rasgos angelicales que se observaban en su rostro.

Seiya además de ser el joven más famoso, asediado y admirado del colegio también era mi hermano, compartíamos la paternidad, pero teníamos diferentes madres, nos llevábamos cerca de un año de edad. Desafortunadamente mi madre falleció en el parto y casi a nada de su deceso, mi padre se casó nuevamente y de esa relación, así de forma apresurada nació Seiya.

Evidentemente mi padre me llevó y a vivir con su nueva familia, y para fortuna mía, su nueva esposa me aceptó con los brazos abiertos y me dió el cariño y el apoyo de una verdadera madre, jamás ha hecho diferencias entre su hijo biológico y yo, aunque a diferencia de ella, Seiya es un poco arrogante, presumido y hasta prepotente en ciertas ocasiones.

Cuando ingresamos a la preparatoria, ambos tomamos vocaciones diferentes. Mientras yo me unía al aburrido club de ciencias y pasaba mis tardes encerrado en el laboratorio realizando experimentos, notas y estudios exhaustivos y minuciosos, mi hermano se inscribía en los clubes de futbol americano, de softball y el de su máxima pasión, la música.

Para mí era muy difícil encajar en ese mundo deportivo y de espectáculo, pero por el contrario, para mi hermano era bastante sensillo. Tenía un talento natural para cualquier actividad física que practicaba, eso sin contar que cantaba muy afinadamente, componía canciones, tocaba la guitarra y la batería. Si a eso le agregamos que tiene un físico privilegiado, concluiremos que todo eso fue lo que lo hizo ser el joven más popular del colegio.

De inmediato, al observar todas las cualidades que Seiya poseía, las chicas comenzaron a verlo con ojos de admiración, y para los profesores era el alumno preferido, pues a pesar de sus pasatiempos, sus excelentes notas sobresalían por sobre las de los demás, inclusive sobre las mías.

Durante nuestra niñez, Seiya y yo éramos muy unidos, siempre estábamos juntos a dónde quiera que íbamos, pero al iniciar esta etapa de nuestra vida nos distanciamos considerablemente. Mientras yo continúe enfocado solo en mi preparación académica, él se enfoco en otros intereses y gracias a la admiración que todos le tienen comenzó a convertirse en una persona fría, presumida y hasta cierto punto arrogante. Para él no hay chica que se le resista, y por lo que veo, nuestra nueva compañera será su nueva víctima.

Las clases transcurrieron y llegó el momento del descanso. Cada quien salía al patio en compañía de sus amigos, pero evidentemente Serena estaba sola. En ese momento pensé en acercarme a ella para cordialmente invitarle algo en la cafetería. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia ella, pero justo en el momento en que Seiya se percató de mi acción el también se levantó y con toda la confianza del mundo, que por cierto tenía de sobra, la sujetó de la mano para tener su primer acercamiento —Ven linda, te mostraré la escuela— y la llevó con él sin darle tiempo de reaccionar.

—Olvídalo Darien, esa chica no es para ti, tu hermano ya le hecho el ojo— me decía sabiamente Andrew, mi único amigo, al observar mi frustrada intención.

—Andrew, sabes que las chicas no me interesan, por ahora solo debo enfocarme en mis estudios y corresponder a todo el apoyo que mis padres me dan.

—Pues tu hermano combina muy bien lo académico con lo conquistador. Quizá deberías relajarte un poco más. No todo en la vida es estudio amigo, también hay que tener tiempo para la diversión— Andrew tenía tanta razón en lo que decía, pero para mí era casi imposible socializar, de hecho, no sé en qué estaba pensando cuando intenté acercarme a Serena, si cada que intento cruzar palabra con alguna chica me pongo demasiado nervioso y comienzo a tartamudear.

—Tengo una idea Darien ¿Por qué no vienes a la fiesta que Lita está organizando, le pediré que invite a Serena y quizá ahí puedas charlar un poco con ella— la idea no me desagrado en lo absoluto, no sé si por qué realmente deseaba divertirme un poco o por qué la novia de mi amigo Andrew invitaría a Serena.

—¡Si! Asistiré a la fiesta— respondí espontáneamente sin pensarlo dos veces y un poco emocionado. La verdad no era mi idea empezar a congeniar con chicas, pero había algo en Serena que había capturado mi atención.

—Serena... ho... yo... emmm...— Durante los próximos días me encontraba muy nervioso, quería poder dirigirle al menos una palabra a Serena, pero cuando me acercaba a ella y quería comenzar alguna plática, mi lengua se trababa y solo empezaba a soltar pequeñísimas frases sin sentido, y para colmo, si eso ya era bastante frustrante, mi hermano muy impertinente llegaba para arruinarlo aún más.

—¿Intentas decir algo Darien?— me cuestionaba Seiya en tono burlesco al observar mi nerviosismo. —Ven Serena, este sujeto es un ratón de biblioteca, nada bueno hay en él que pueda interesarte— sin dejarla hablar o dar su opinión la tomó de la mano y la llevó hasta el pupitre que ambos compartían.

Siempre era lo mismo, mi casanova hermano me impedía acercarme a ella, pero está vez sería diferente, había decidió que esta noche en la fiesta me atrevería a todo con tal de platicar con ella, aún si para darme valor tenía que ingerir alguna copa de alcohol.

Por fin era sábado, la cita era a las cuatro de la tarde en casa de Lita. Nunca antes había convivido con mis compañeros de clase así que no sabía que ponerme, aunque por consejo de Andrew tomé un look casual, unos jeans azules, una playera negra tipo Polo y unos tenis negros con blanco.

Cuando llegué al lugar, Seiya ya se encontraba ahí, era curioso ver qué estaba acompañado de Serena, pero no me daría por vencido, así que fui a la barra de bebidas y tome dos copas de vodka. Sin darme cuenta, comencé a deshinibirme, al grado de que algunas chicas de la clase se comenzaron a acercar a mi para bailar. Nunca antes había tomado más de media copa de algún licor, así que rápidamente éstas hicieron efectos en mi de una manera muy apresurada. El movimiento que hacía al moverme al ritmo de la música comenzó a acalorarme, así que buscando algún líquido para hidratarme, a lo único a lo que recurri fue a más alcohol.

Ya entrado en ánimos por fin llegó el momento crucial, Seiya había dejado sola a Serena para ir al sanitario y entonces, sin pensarlo me le acerqué.

—Hola guapa, estás hermosa está tarde— de inmediato todos dirigieron sus miradas hacia mi, pues mi actitud los desconcertaba por completo.

—Darien ¿Te sientes bien?— me cuestionaba Serena quien se había percatado que me encontraba totalmente ebrio.

—Me sentiré mejor si me acompañas a tomar algo— en ese momento tuve la misma reacción que mi hermano y la tomé de la mano hasta llevarla a la barra de bebidas —¿Que quieres tomar?— le cuestioné.

—Solo una soda, yo no bebo alcohol— al escuchar eso, el hombre encargado de servir las bebidas la atendió de inmediato, pero mi imprudencia solo me hizo cometer la peor de las tonterías. Sin darme cuenta, con mis torpes movimientos producidos por el alcohol y por los nervios de tenerla cerca, tomé el vaso de su bebida, pero mi mano temblaba demasíado, tanto que al acercarle el vaso, en vez de dárselo se me resbaló derramando el líquido sobre ella.

—¿Que te pasa? Eres un completo tonto ¡Te lo dije Serena! no hay nada interesante en él— mi hermano había llegado para presenciar la escena y terminar de avergonzarme delante de la hermosa chica.

La novia de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora