CAPITULO 5

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—¡Haruka! ¿Que cosas dices?— Michiru se encontraba avergonzada ante las palabras que su hermano me había dirigido.

—Solo te hice una pregunta, quiero saber si este es el hombre que ocupa el corazón de mi hermana, eso es todo— ellos continuaban en un intercambio amistoso de palabras mientras yo solo observaba la escena muy divertido.

—¡Ya vez, tu novio está riéndose de nosotros— el joven se detuvo de pronto ante mi actitud, pero lo cierto era que mi intención no era burlarme de ellos, era solo que el cuadro me causaba cierto sentimiento. En algún momento desee que mi relación con Seiya hubiera sido como la de ellos, pero por el contrario, siempre fue un desastre.

Después de disculparme por mi tonta acción, tanto Michiru como Haruka comenzaron a reírse —No te preocupes, Michiru me ha hablado mucho de ti, sé que eres todo un caballero, y también sé que si ella puso sus ojos en ti fue por qué de seguro eres un buen sujeto.

Esas palabras me hacían sentir incómodo de cierta manera, tanto que de inmediato mi rostro se torno de mil colores —Bueno... Yo... Es que...— solo me limitaba a soltar frases sin sentido, situación de la que los hermanos se rieron nuevamente.

—Ya Haruka, será mejor que lo dejes en paz. ¡Vamos Darien, entra a la casa— por fin, Michiru me había librado del penoso incidente.

Durante los próximos tres dias conocí una nueva faceta de Michiru, no era solo la tutora de mi corredor ni la chica con la puntuación más alta en los exámenes de ciencias, también era una joven muy bien educada, con unos modales impecables y un talento muy peculiar, era una experta tocando violín. Físicamente era muy atractiva, medía al rededor de un metro con sesenta centímetros, su piel era blanca en un tono un poco pálido. Su complexión era delgada, aunque poseia un cuerpo muy bien definido. Normalmente utilizaba vestidos y faldas, en muy rara ocasión se le veía con pantalón, creo que no eran de su agrado.  Siempre utilizaba ropa algo ajustada y muy femenina que resaltaba su figura de forma significativa. Por lo regular, todas sus prendas de vestir eran en tonos azules, verdes y blancos, aunque a mí me gustaba más como lucía con los tonos rosados. Su sedoso cabello ondulado lo llevaba siempre suelto y adornado con una diadema del mismo color a la altura del hombro. Era poseedora de unos ojos grandes, con destellos azules, los cuales reflejaban mucha ternura, pero al mismo tiempo podian llegar a ser muy expresivos. Si había algo que me encantaba de ella era que normalmente se le veía sonriendo, además era muy agradable verla bien arreglada en cualquier momento.

No había dudas, este fin de semana mi vida amorosa había dado un giro sorprendente, y es que la convivencia con mi agradable compañera me había hecho darme cuenta de que mi soñado cuento de hadas a lado de Serena no era más que eso precisamente, un cuento y un sueño imposible de realizarse.

Un día, convencido totalmente de que Michiru era una mujer excepcional, le propuse iniciar una relación, cosa a la que ella por supuesto aceptó con demasiada emoción. Desde ese momento, estaba totalmente absorbido por los encantos de mi hermosa compañera, era una mujer increíble, la quería, mucho, aunque no podía decir que era el amor de mi vida, por alguna extraña razón, y pese a todo lo increíble que Michiru tenía para ofrecerme, el recuerdo de Serena no desaparecía.

Con el paso del tiempo, cuatro años para ser exactos, mis cartas a casa fueron disminuyendo en cantidad, solo escribía para comunicarle a mis padres mi progreso en los estudios, y el desarrollo de mi relación con Michiru. Lo primero que les comuniqué fue que me había graduado como médico cirujano, y que mi novia y yo habíamos tomado la desición de vivir juntos, por supuesto, con el consentimiento de su hermano. Por otra parte, cuando ellos enviaban respuesta, estaba casi seguro del contenido de la misma. Mis padres en perfectas condiciones, y el romance de Seiya con Serena aun vigente, aunque sin formalizar nada a pesar de los años de relación que llevaban, aunque está última repuesta que había enviado mi familia había sido un tanto diferente, traía una de la noticias más amargas que hubieran podido darme en la vida.

La novia de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora