61° Capítulo:

292 31 19
                                    

Difiriendo a lo que había imaginado, no llevó demasiado convencimiento para que Anna estuviera de acuerdo. Mas bien todo lo contrario, ella había escuchado atentamente a cada una de mis palabras y, cuando hube terminado, estuvo de acuerdo en que era lo que había que hacer.

Eso, claro está, no quitaba el hecho de que se encontrara en extremo preocupada. Cualquier futuro o acción era totalmente incierta, tampoco teníamos muy en claro cómo poner fin a Hulda, o de qué manera íbamos a accionar. Pero no nos quedaba de otra que salir adelante con la poca certeza que poseíamos, con suerte encontraríamos a Birger y él nos podría ayudar en algo.


Luego de haber puesto en sobre aviso, tanto a Kristoff como a Anna, los preparativos comenzaron más rápido que nunca. Era una situación de tal urgencia que el mismo Gunnar se había puesto, desde el primer minuto en que se había enterado, a dar órdenes por doquier. Así, mientras que nosotros éramos obligados a ir a descansar, se trabajó durante toda la noche para lograr zarpar a la mañana siguiente.

Nunca dude, ni dudaría, de la efectividad y compromiso de Gunnar o cualquier otro habitante del reino. Así y todo, la eficiencia de toda esa noche trabajando aun me sorprendía. Al llegar el amanecer, despertándonos a los cuatro a su paso, nos encontramos con un personal y una nave dispuesta para salir de Arendelle en cuanto estuviéramos listos.

Ahora que me afrontaba a volver a viajar, tan repentinamente, me sentía en shock. La última vez me había hecho a la idea, y había dispuesto de cierto tiempo de despedirme de mi hermana, pero ahora el tiempo corría en nuestra contra. Y no solo eso, ahora sabíamos muy bien contra qué nos afrontábamos y, aunque quisiera reprimirlo, esta vez iba acompañada por el miedo hacia Hulda.

Y es que nadie podría culparme por guardarle cierto temor luego de la situación que había tenido que atravesar con ella, más allá de su frialdad a ejecutar luego de revelar su personalidad calculadora, era aquel exacto momento en que me había despojado de mis poderes lo que me ponía la piel de gallina. Era genuinamente una experiencia traumática, no podría siquiera imaginar que en algún momento pueda olvidar la sensación de mi interior desgarrándose mientras que ella arrebata la magia de mí... 


-¿Elsa? -la mano de Hans apoyándose en mi hombro me hizo dar un pequeño sobresalto, me había arrancado de esos dolorosos recuerdos- ¿Qué ocurre?


 De no ser porque él acababa de traerme al presente, no me habría dado cuenta de que ya nos encontrábamos en el puerto. Era casi una sensación de deja vú, pero en cierto modo totalmente diferente. La incertidumbre y el desconcierto me carcomían más que nunca.


-¿Crees que lo lograremos? -pregunté, sin contestar realmente su pregunta, pero dejando entrever lo que estaba pensando.

-¿Detener a Hulda?... Eso espero –mientras tomaba mi mano, continuó- O al menos tengo fe en nosotros, de que podemos lograrlo. Más aún teniendo en cuenta la nueva información que poseemos, quizás no sea mucho, pero es mayor ventaja a nada...


El que trajera a conversación todo lo que habíamos investigado, las horas invertidas en lectura e indagación de papiros antiguos, me hacía pensar en cómo lo había encontrado hacia tan solo unas horas. En cuanto él no tuvo más rol que ocupar dentro de los rápidos preparativos para embarcar, se avocó a hacer otra lectura intensa, esperando descifrar algún detalle más. Luego de esas horas separados, cuando fui en su búsqueda para arreglarnos e ir al puerto, lo encontré dormido sobre los mismos libros que había tomado. Lucía tan despreocupado, no creía haber visto su rostro tan relajado y en paz como en ese momento, lo que me hizo "ponerme en meta" el mantenerme despierta alguna noche para observarle descansar. Era una visión tranquilizadora, me gustaba verle así y me había apenado el tener que despertarlo.

Frozen & BurnedTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang