Los alumnos de Gryffindor seguían viéndome. No me molestaba ser el centro de atención, pero me miraban de una manera que me ponía realmente incómoda. Hermione bajó las escaleras y fue directo hacia mi.
-Lamento haberte dejado aquí, tuve que ir por los ingredientes que olvidé en mi habitación.
-No te preocupes-miré a los demás.-Em, ¿ya podemos empezar?
-Oh, claro.
Nos dirigimos a la mesa y comenzamos a ordenar todo lo que usaríamos. Ya no me veían tanto, unos siguieron haciendo sus cosas y otros solo me miraban de reojo. Hermione se sentó y dio palmaditas en la silla que tenía al lado para que yo hiciera lo mismo.
-Los de Gryffindor deberían ser más discretos-dije refiriéndome a las miradas que aún sentía sobre mi.
-Discúlpalos, no somos así-se encogió de hombros.-Solo que, bueno, nunca un Slytherin había entrado... En realidad ningún estudiante de otra casa.
-No debería estar aquí.
-Técnicamente no está prohibido y estamos haciendo esto solo por una tarea.
-Hubiéramos ido a otro lado.
-Ya estamos aquí, no te quejes.
Resoplé y me concentré en ver un frasco para las pociones. De repente entró a la sala un chico que no pude verla la cara ya que tenía en las manos una planta tan grande que le cubría del estómago hacia arriba.
-Hola Neville-Hermione sonrió.
Abrí los ojos inquietantemente y mis manos comenzaron a sudar.
-Hola Hermione-dejó la planta sobre una silla.-¿Qué estás...¿T/N?
Sonreí un poco y le dije hola con la mano.
-¿Qué hace aquí?-A diferencia del otro chico, Neville lo preguntó calmado pero en sus ojos podía ver que tenía miedo.
-Estamos haciendo el trabajo de Snape.
No quería mirar a Neville, no podía. Le arrebaté un libro a Hermione y fingí que lo leía.
-Cierto.O-o-olvidaba que te tocó con ella-por su forma de hablar no podía saber quien estaba más nervioso, si él o yo.-Bueno, iré a dejar esta planta a mi habitación. Me la dio la profesora Sprout como un regalo pero aún no sé qué tipo es.
Alcé mi vista hacia la planta y la observé con cuidado.
-Es una belladona-mencioné.
-¿Una belladona?-miró con curiosidad la planta.
-Sí, pero ten cuidado, es venenosa.
-¿Por qué la profesora me dio una planta venenosa?-dijo un poco asustado.
-Yo también lo haría-acepté sin pensar en que había sonado bastante mal.
Neville miró rápidamente a Hermione y está me dio un codazo.
-No, no, no-negué rápidamente con la cabeza.-No me expliqué bien. Yo también te daría una planta así porque sé que eres capaz de cuidarla. Te he visto en clase de herbología, eres bastante bueno, se nota que lo disfrutas. Me atrevería a decir que eres el mejor de la clase. Podrías dedicarte fácilmente a esto si quisieras.
Neville se puso rojo y eso hizo ponerme aún más nerviosa.
-Gr-Gracias T/N.
-No agradezcas, solo dije la verdad-regresé mi mirada al libro.
-Neville-Hermione habló.-Tenemos que trabajar. ¿Te importaría...
-Ah, sí, perdona-se apresuró a decir Neville.-Iré a la biblioteca a buscar libros sobre herbología e investigar sobre la Belladona. Adiós. Y gracias otra vez T/N.
Neville tomó su planta y corrió fuera de la Sala Común.
-¿Se puede saber que fue eso?-preguntó Hermione.
-¿De qué hablas?
-De tu comportamiento hacia Neville. Lo que le dijiste me sorprendió mucho.
-¿Por?-pregunté distraídamente.
-Es la primera vez que te escucho decir un cumplido a alguien.
-No fue un cumplido, fue... fue...-trataba de encontrar una palabra.- Bueno no importa que haya sido, hay que hacer esto.
-¿Cómo sabes que la planta es una Belladona?
-El padre de Draco es bueno con las pociones, y esa planta sirve como ingrediente para unas cuantas-contesté sin ganas.-Él nos enseñó eso.
Hermione me miró como si tratara de ver lo que estaba pasando por ese momento en mi mente.
-¿Tengo algo en la cara?
-¿Por qué eres así con Neville?-preguntó insistente.-En la mañana nos dijo que una vez lo defendiste de Draco y sus amigos. Y ahora le dices esto.
Suspiré. Sentía una gran pena por ese chico, además me sentía culpable. Mi madre le había hecho tanto daño a sus padres que nunca volvieron a ser los mismos. Sé que eso no tiene nada que ver conmigo ni fue mi culpa, pero realmente me sentía muy mal por lo que pasó. Una vez escuché a Dumbledore hablando con él sobre la salud de sus padres y me enteré que nadie sabía sobre eso. No le podía contar a Hermione, no me corresponde.
-No es nada-la miré.- ¿Ya podemos empezar?
Hermione me miró dudosa , sin embargo asintió y me quitó el libro de mis manos.
-Oye, ¿por qué fuimos a la biblioteca si tienes un libro para esto?-puse mala cara
-Solo tengo un libro y en la biblioteca hay cientos-dijo agarrando los ingredientes.-Leí cosas que no vienen en este. ¿Con que poción quieres empezar?
-Realmente no me importa-me encogí de hombros.-Supongo que la Multijugos ya que tienes experiencia.
Empezamos a preparar la poción. Siempre creí que trabajar con Hermione sería un dolor de cabeza, pero es todo lo contrario. Es muy inteligente y le encanta explicarte las cosas que sabe. Aunque yo no entendía muchas cosas, ella me lo decía con tanta emoción que no pude detenerla ni un segundo.
-Hermione, cuéntame algo de ti.
Ella me miró con los ojos muy abiertos, como si hubiera revelado un secreto muy profundo.
-¿Qué sucede?-pregunté.
-¿Cómo me llamaste?
-Hermione, así te llamas ¿no?-asintió con una sonrisa en los labios.
-Nunca me habías llamado por mi nombre.
Tiene razón. Desde que la conozco solo la he llamado Granger o Libritos, sin mencionar algunos apodos que decíamos a sus espaldas los Slytherin. Pero siendo sincera, esos otros sobrenombres no me agradan para nada. Por ejemplo, Draco siempre la llama Sange Sucia. Detesto que le diga así. A diferencia de mi madre y los Malfoy, a mi no me importa la sangre. Pueden ser sangre pura, mestizos o "sangre sucia". Incluso algo peor que los sangre sucia para la mayoría de mis amigos y familia son los muggles, pero a mi me parece muy interesante lo que hacen y los admiro.
-Digamos que ya no me caes tan mal-sonreí.
-De acuerdo, ¿qué quieres que te diga?
-Lo que sea viniendo de ti me parece increíble.
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Sálvame. Hermione y Tú (T/N)
FanfictionUna mirada, una sonrisa y unas cuantas palabras bastaron para que cayera perdidamente ante ella. Esos ojos hermosos, ese cabello suave y brillante; esa forma que tiene ella de ver las cosas me enamoró.