LIBERTAD PERO A QUÉ PRECIO 🧧

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Al día siguiente me desperté con grandes deseos de ver a Mitsuki pero para mi desgracia la mañana pasó en extrema lentitud.

Antes de salir de casa me despedí de mi papá solamente. No se me pasó por alto la total indiferencia de mi madre hacia mí inclusive. Sin embargo aquello no me molestó. Más bien me alegró.

Si, lo reconozco. Despreciaba a mi madre y nada podía hacer al respecto. Le pedí a papá que no le permita que lo aleje de quien él tanto amaba y para mi alivio ví que estaba más que decidido a seguir su relación con Sakura.

Mal o bien no me importaba nada, ellos se amaban y era lo único que tenía en mente.  Aquello más los recuerdos de mi otra vida hicieron que esa mañana me siente junto a Sarada quién permanecía sola como siempre.

Ella se sorprendió al ver mi actitud al punto de preocuparse, esto me hizo reír en verdad. Sin embargo pasamos agradables momentos. Al sonar el timbre de salida tomé mi mochila y sin mirar a nadie salí del edificio rumbo al castillo de Mitsuki.

Debía verlo cuanto antes, necesitaba decirle lo que me sucedió el día anterior. Ahora me urgía hablar con él.

El lugar seguía tan desértico como siempre. Cuando haya liberado a Mitsuki lo primero que le aconsejaría sería cambiar aquello. Ese lugar era en verdad deprimente.

Al entrar un viento helado me envolvió trayendo consigo el aroma de Mitsuki. Aquello fue suficiente para revivir mi angustia. Pero la supe controlar. 

Llamé al dueño del lugar pero nadie me respondió. Subí directamente las escaleras al piso de arriba y fue cuando la sentí. Su maldita presencia.
— Karin — murmuré y me apuré al sitio donde venía.

Cuando entré a la habitación ví que sujetaba a Mitsuki como si de un amante se tratara y él nada hacía para alejarla de su persona. 

Al observar mejor pude notar su extrema palidez. Estaba prácticamente del color de la serpiente blanca. Aquello me alarmó. El hechizo iba ganando terreno y ella colaboraba para debilitarlo más aún.

Pero no lo permitiría, no ésta vez. Sonreí mientras despertaba la bestia que habitaba en mí envolviendome con su manto rojo. Mis ojos se tornaron rojo escarlata.

Ésto alarmó a Karin quien al verme no pudo evitar mosttarse turbada. Se sabía derrotada por mí y el amor que Mitsuki y yo sentíamos. Por tal razón había decidido apurar el proceso en él. Sonreí con crueldad al verla.

— Te advertí que no nos molestaras Karin. Te dije que te alejaras de Mitsuki y de mí pero tú....no supiste escuchar mis palabras.
— Tarde Boruto, llegas muy tarde. Mitsuki dejó de existir. Ahora es solo un monstruo con el aspecto físico de quien una vez fue.

Una luz dorada fue encolviendo mi cuerpo haciendome brillar como si fuese una luciérnaga. Me limité a mirarla y al segundo siguiente me encontraba detrás suyo.

Ni siquiera ella misma supo en qué momento lo hice. La sujeté del cuello y con gran facilidad la aparté de Mitsuki para arrojarla varios metros atrás.
— ¡Maldito! ¡Matalo Mitsuki!

El peliazúl obedeció su orden y me atacó, o eso pretendió pero esquivé su ataque para golpearlo y alejarlo de mí sin inmitarme.
— Descuida Mitsuki, en cuanto acabe con ella te liberaré.

No pensaba dejar a Karin con vida. No permitiría que me aleje de Mitsuki de nuevo. Haber vuelto a Konoha me ayudó a despertar al Kyuubi para poder liberar a quien tanto amaba.

Ella pronto supo que su poder no se comparaba con el que ahora poseía yo. Fácil me resultó exterminarla pero  ella antes de morir me dijo:
— Hice  ciertas modificaciones al hechizo....en cuanto liberes a Mitsuki tú morirás — El peliazúl se incorporaba — Y yo reviviré —Sonrió burlistamente — Es...verdad que...no podré acercarme nunca más a él pero...tú tampoco lo tendrás....Al final Mitsuki quedará solo....y lo sabe....

Nada, repito nada, de lo que dijo me intimidó ni me turbó ya que allí mismo le lancé el golpe mortal que acabó con su maldita exisitencia.
— No tienes el poder necesario para eludir mi propia técnica Karin — dije —Estarás muerta sin importar lo que hayas dicho.

Luego me acerqué a Mitsuki quien se lanzó a mí dispuesto a atacarme como la bestia salvaje que ahora era. Sin embargo lo sujeté con fuerza y por unos instantes nuestras miradas se cruzaron. Él seguía ahí solo que en extremo débil. No obstante era conciente de todo y había oído absolutamente todo.

—Descuida mi amor, no te dejaré ésta vez. ¿Sabes por qué? Porque si volví por tí fue para quedarme para siempre a tu lado — Lo abracé sintiendo sus garras incrustarse en mi piel — Te amo Mitsuki, te amo más que a nadie en éste mundo.

En ese momento un fuerte viento nos envolvió a ambos. Pude ver cómo el hechizo iba desapareciendo del cuerpo de Mitsuki. La piel de la blanca serpiente fue desprendiendose de su cuerpo. Así él recuperó el color. Su respiración se fue normalizando poco a poco.

En cuanto él pudo hablar exclamó desesperado:
— ¡Boruto! ¡Ella te tendió una trampa mi amor!
— No te preocupes Mitsuki....no....no la dejaré ganar esta vez...

Un intenso dolor atravesó mi pecho en ese instante en que el viento cesaba y Mitsuki era libre al fin.  Aquel dolor era mortal, era el que sentí cuando en la otra vida atravesé mi corazón con la espada que mi maestro Sasuke me había dado.

—Mit...suki...te...te amo...
Susurré antes de perder la conciencia y caer en sus brazos. Lo último que ví fue a mi amado llamarme con intensa angustia. Pero Karin seguía muerta, eso no cambiaba.

Repentinamente la oscuridad se adueño de mí y ya no supe nada más.

Repentinamente la oscuridad se adueño de mí y ya no supe nada más

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Monstruosa Realidad (MitsuBoru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora