𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 6

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El frío caló sus huesos, se frotó los brazos con sus propias manos y esperó a que llegase el tren.
Conforme fue pasando el tiempo cambió el clima drásticamente.
 
El cielo se volvió grisáceo y el viento frío comenzó a golpear con fuerza la ciudad.
Su naricita estaba roja al igual que sus mejillas porque no pensó en que fuera hacer tanto frío.
Luego de lo que presencio en la universidad decidió que necesitaría paz, tranquilidad, dejar a su mente descansar y darse tiempo para pensar.
¿Y en dónde encontraría eso? Por supuesto que en el lugar donde vivió su infancia. En Incheon al lado de su amada abuela.
A lo lejos observó como el tren se acerca hasta que se detuvo frente a él.
Guardo su maleta en otro lugar con la ayuda de un trabajador y se adentró con su mochila.
Tomó asiento al lado de la ventana. En pocos minutos el tren partió y junto a él el dolor en el corazón del azabache o al menos sería por un corto tiempo.

Mingi dejó salir un suspiro de puro cansancio, decidió sacar su teléfono junto con los audífonos para escuchar algo de música.
Busco una playlist de su gusto y dejó que las suaves melodías suenen, relajando su cuerpo y mente. Escuchar música siempre fue una distracción y aparte es algo que ama mucho.
 
"La sonrisa que me diste.
 
 Incluso cuando tenías ganas de morir
 
Nos derrumbamos mientras oscurece
 
No hay nada que puedas hacer o decir 
 
No lo puedo evitar, te amo
 
No quiero
 
Pero te amo"
 
Comenzó a llorar otra vez. Quito las lágrimas rápido. De cierta forma le da vergüenza que le vean llorando en un sitio público. Se siente como un total adolescente pero sintió una presencia a su lado que lo asustó por un momento hasta que vio a una anciana que le sonríe con amabilidad.

Mingi se quita un audífono al ver que le habla y él no le escucha.
 
-¿Disculpe?
 
-¿Por qué un omega tan hermoso llora?
 
El pálido abrió sus ojos de sobremanera aquello le sorprendió.
Jamás nadie se había dirigido a él como "omega". Todos piensan que es un alfa hasta que abre la boca para decir que es omega y allí vienen las ofensas hacía su físico.
Sus mejillas se tiñeron de un potente rojo y se mordió el labio inferior nervioso.
 
La señora tomó sus manos y dejó en ellas una barra de chocolate.
No habló por unos minutos.
 
-No llores. Los chicos como tu deberían de estar felices y andar por ahí viendo alfas. No pierdas el tiempo preocupándote por pequeñas cosas que no tienen importancia.
 
Mingi miró a la señora con sus ojos nuevamente cristalizados. Los ancianos son lo máximo.
 
-¡Oh esta es mi parada! Adiós chico, cuídate en el camino.

El azabache observó a la anciana desaparecer por la puerta de salida.
Miró la barra de chocolate en su mano, la guardo en su bolsillo delantero y cerró los ojos aún pensando en las palabras de la desconocida.



🌼


Abrió los ojos de golpe viendo a todas las personas salir hacía el exterior. Llevó su mirada hasta la ventana observando la estación de tren. Al fin había llegado a Incheon.
Se levanto rápido saliendo con una pequeña sonrisa en el rostro. La brisa fría chocó contra sus mejillas, llenó sus pulmones de aire puro y sonrió demasiado feliz por estar aquí.
Caminó hasta el otro vagón en donde esta su maleta. La recibió y caminó saliendo de la estación de tren. Todo había cambiado mucho desde que decidió irse a Seúl para poder estudiar.
 
Guardo sus audífonos para poder caminar más a gusto por las calles de su ciudad natal. Recorrer ese camino le recordó experiencias de su infancia. Sonrió deteniéndose un momento en una calle en donde hay una infinidad de puestos de comida y el recuerdo se reprodujo como una cinta de película en su cabeza.

 
🌷

-¡Cuidado Mingi puedes caerte!
 
No le importa nada ni tan siquiera los regaños de su abuela. Da pequeños saltitos de felicidad mientras corre hasta que se detiene de golpe frente a un puestito de paletas congeladas.
 
-¡Abuela! ¿Puedes comprarme una?
 
Voltea a todos lados buscándola con la mirada hasta que la ve a lo lejos. Viene caminando a pasos rápidos y con un rastro de furia en su rostro.
Cuando la ve acercarse a él abre los ojos de sobremanera al sentir el manotazo que le da en la espalda. La piel le quedó picando por el golpe
 
-¡Te dije que no corrieras! ¡No te compraré nada por desobediente. ¡Vamos!
 


🌷

Siguió caminando observando cada puesto. Pronto llegó a la parada de autobús.
Lo tomó pero al parecer viene bastante lleno. A como pudo subió su maleta y se fue de pie.
Poco a poco las personas fueron bajando en las paradas hasta que finalmente quedaron solo 2 personas y Mingi.
Pronto llegaron a la última parada, el azabache se bajó agradeciendo al chofer.
 
Sintió ganas de llorar al ver aquella entrada decorada por árboles y unos escalones.
La fachada es un poco vieja pero igual se ve elegante.
Derramó las primeras lágrimas y vio como la puerta principal fue abierta dejando ver a una mujer bastante mayor de cabellos blancos, jorobada y con un bastón. Detrás de ella viene un hombre bastante alto tomándole el brazo izquierdo ayudando a que camine.

No espero más y corrió hacía ellos.
Su corazón late rápidamente, sus manos tiemblan al igual que sus piernas ante la emoción de ver a sus seres queridos.
La emoción lo invade junto con la felicidad y más emociones que no puede describir.
Abrazó a las personas que más ama en el mundo y lloró como jamás lo había hecho desde que se marchó de aquí.
 
- T-tío, a-abu...-
Un sollozo salió de su garganta, más lágrimas salieron furiosamente. Sintió unos cálidos brazos envolver su cuerpo y otros.
 
-Deja de llorar mocoso.
 
Aquella voz tan grave y fuerte.
 
-Déjalo tonto, ¿qué acaso no vez que nos extrañaba?
 
Sintió como unos brazos se alejan de él, escuchó unos pasos y las ruedas de su maleta.
 
-Vamos adentro hijo. Aquí hace frío.

Se separó de su abuela y la miró los ojos. Tan linda como siempre.
Entró a la antigua casa en donde había vivido tantas experiencias hermosas a lo largo de su infancia.
Su tío entro un poco después arrastrando su equipaje.
 
El olor a manzanilla y chocolate lo envolvió. Cerró los ojos ante el aroma que le entrega tanta tranquilidad. Jura que puede quedarse dormido ahora mismo.
 
-Ya aliste tu habitación, bueno lave solo las sábanas.
 
Mingi asintió, abriendo los ojos.
 
-Gracias abu.
 
La señora asintió con una sonrisa.
El azabache tomó asiento en un sofá observando toda la casa. Es bastante grande, no tiene segundo piso si no que un pasillo extenso con varias puertas y un gran patio trasero. Aún la recuerda con perfección.
 
-¿Dónde esta aquel enano?

Su tío tomo asiento a su lado, encendiendo la TV para colocar las noticias. Mingi lo mira detenidamente por unos cuantos minutos.
 
-Él... esta en Seúl.
 
El señor levantó una ceja pero solo se limitó a asentir y no preguntar más.
 
Su abuela se acercó a él entregándole una taza de té.
 
-Debes de estar cansado. Ve a dormir hijo.
 
Mingi asintió mientras bebe el té con total tranquilidad.

Omega Distinto (Hongmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora