Capitulo 14

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Katniss casi cayó en la acera.
Era bastante más ágil, al menos en su opinión. Era buena bailarina, y sabía tocar el piano con los dedos flexionados a la perfección.

Pero cuando Peeta le hizo esa proposición con tanta naturalidad, el pie, que acababa de sacar del coche, sólo encontró aire, y si no fuera por los ágiles reflejos de Peeta, estaría con la cara en el pavimento.

-Buen Dios, Kat -exclamó él -. ¿Te has hecho daño?

-Estoy bien -logró balbucear ella, roja de vergüenza. -Me sorprendí un poco, nada más.

-¿Por qué?

-Eh... bueno... podría tener que ver con tu alusión al matrimonio.

-¿Qué creíste que iba a decir?

Ella lo miró fijamente.
-No «eso», definitivamente -contestó.

-No soy un patán.- dijo cruzándose de brazos.

-No he dicho que lo fueras, simplemente...

-Puedo asegurarte -continuó él, con cara de ofendido-, que no me porto como lo he hecho con una mujer de tu clase sin hacer una proposición de matrimonio.

A Katniss se le abrió la boca, haciéndola sentirse como un búho.

-¿No tienes respuesta a eso?

-Estoy tratando de entender lo que has dicho -reconoció ella.

Él la miró con una ceja arqueada.

-Dio la impresión-dijo Katniss- dio la impresión de que... eh... has hecho proposiciones de matrimonio antes.

-¡Que! ¡Claro que no!Antes no había nadie a quien hubiera querido proponérselo -repuso Peeta-. Ahora linda, cógete de mi brazo. Vamos -dijo apretando la mano sobre su brazo y comenzado a caminar.

-¡Peeta! -dijo ella, casi en un chillido, tropezándose al subir las escaleras-. ¿Estás seguro...?

-No hay momento como el presente -dijo él, casi airosamente.

Parecía muy complacido consigo mismo, y eso la desconcertaba, porque habría apostado toda su fortuna (y lady Whistledown había amasado una buena fortuna) a que Peeta no había tenido la menor intención de pedirle matrimonio, cuando se despertó esa mañana.

Cuando el mayordomo abrió la puerta, Katniss trató de poner una sonrisa en la cara.

-Briarly -dijo.

-Señorita Katniss -musitó él sorprendido. Hizo una inclinación hacia Peeta-. Señor Mellark.

-¿Está la señora Everdeen ? -preguntó Peeta, sin preámbulos.

-Sí, pero...

-Excelente -dijo Peeta, entrando y arrastrando a Katniss con él-. ¿Dónde está?

-En el salón, pero debo decirle que...

Pero Peeta ya iba a medio, llevando a Katniss con él.

-¡Señor Mellark! -gritó el mayordomo, en un tono ligeramente aterrado.

Katniss se giró a mirarlo. Briarly no se aterraba jamás. Por nada. Si pensaba que Peeta no debía entrar en el salón, tenía que tener un muy buen motivo para... ¡Oh, no!

-Peeta -dijo ella, atragantándose en la primera sílaba-. ¡Peeta!

-¿Qué? -preguntó él, sin detenerse.
-En realidad creo que...

-¿Qué pasa?

Ella miró nerviosa hacia la puerta del salón.

-Katniss -dijo él, impaciente.

Mi Eterno AmorWhere stories live. Discover now