Capitulo 27

655 78 4
                                    

-Hola.- dije acercándome a él. No respondió y yo no sabía como seguir, si ni siquiera me respondía un hola entonces esto sería mas difícil de lo que había pensado.- ¿Puedo sentarme?- pregunté, tenía que sacarle alguna palabra. 

-¿Que quieres?- preguntó grosero. Bueno, algo era algo. Tragué saliva, estaba lo suficientemente sensible como para soltar el llanto en cualquier momento. 

-¿Estas enojado por lo del vidrio?- cuestione insegura. 

-Entre otras cosas.- se limitó a decir. 

-¿Me explicas?- lo observé y el dejó su taza sobre la encimera que estaba detrás suyo. Yo puse una de las golosinas que me había dado Luca, en mi boca. No iba a dejar de disfrutar de esta delicia por él. 

-No puedes venir a aquí y pedirme explicaciones mientras paseas una golosina entre tus labios.- dijo indignado. Le mire sorprendida, no lo entendía para nada. Observó mi boca y me quedé quieta. El silencio se prolongo lo suficiente como para que me sintiera incomoda. 

-¿Sabes que? Disculpa, por lo del vidrio y por todo. No debí haber venido.- me di media vuelta y caminé para marcharme pero sentí como el cinchaba de mi ropa para que volviera. Me voltee bruscamente y me choque con su cuerpo. 

Él me besó y al principio me sorprendí así que me separé levemente para observarlo. Tragué saliva, se suponía que estaba enojado. Acerco nuevamente su rostro a mi y me besó de nuevo. Esta vez decidí disfrutar de sus labios. Hacía tiempo que esperaba esto. En un rápido intercambio de lenguas me robó la golosina y la apretó levemente con sus dientes. 

-Ahora si puedo concentrarme.- dijo alejándose un poco. Lo observe incrédula ¿hizo todo esto para robarme la golosina? 

-Hay un paquete entero de golosinas.- hablé ofendida. 

-Pero no están en tu boca.- sonrió levemente, era tan cambiante que me confundía.- ven aquí.- pasó uno de sus brazos por mi cintura y me atrajo hacia el. Volvió a besarme, esta vez con mas profundidad. Pasé mis brazos por sus hombros, me costaba llegar allí, era mas alto que yo, pero me ayudó agachándose un poco. Caminamos entre besos hacia los bancos de la cocina. Pero en un mal movimiento mi cuerpo chocó contra la encimera. Él me alzo un poco y pude sentarme sobre el mármol. Enredé mis piernas en su cintura y me separé para respirar. Nos miramos, como nunca. Era una nueva conexión que tenía con este hombre. Me besó de nuevo, sentía que no podíamos dejar de besarnos. Era adictivo.- sigue así y lograrás que no me enoje nunca mas contigo.- bromeó luego de separarse unos milímetros de mi. Esta vez fui yo la que lo volvió a besar. En serio no podía detenerme, sus labios y el dulce sabor de la golosina hacían una combinación perfecta. Me separe de él sin ganas, si no me detenía podía llegar a un punto que no quería ahora mismo ya que tenía la regla. 

-¿Me vas a explicar por que te enojaste?- puse mi frente junto a la de él, sentí como acariciaba mi espalda con sus manos y lo disfruté. 

-Vi como observabas a Gonzales.- dijo sin mas. Tire mi cuerpo un poco hacia atrás para verle mejor.- tengo celos, Stella.- afirmó. 

-Pero solo estábamos bromeando.- aclaré. 

-Pues no me ha gustado para nada. He llegado a un punto en el que no puedo ni siquiera pensar en perderte por alguien mas.- tragó saliva- Mucho menos por Luca. 

-Sabes que apenas hablo con él.- dije tratando de digerir lo que me había dicho. Me observó detenidamente y luego me dio un corto beso. 

-Lo siento.- dijo en un susurro.- siento ponerme como un estúpido por estas cosas. Es que no se manejar lo que pasa en mi interior.- acaricié una de sus mejillas con cariño y solo por un momento me puse en su lugar. A mi tampoco me hubiese gustado que hiciera lo mismo con otra chica. Analicé esto, ¿por que no me hubiese gustado? tal vez porque estaba sintiendo cosas por el mas fuertes aun que antes. Volví a besarlo, necesitaba de su boca, era como descubrir una nueva droga. 

-Discúlpame tu.- hable con un sentimiento de culpa. El me dedico una bonita sonrisa que me brindó tranquilidad. 

-Podríamos intentarlo ¿no?- dijo inseguro. Me concentré en sus ojos, estaban brillantes, tanto que podía reflejarme en ellos. 

-No quiero que nos dañemos.- respondí nerviosa.- tenemos un protocolo de por medio.

-Lo sé, te juro que lo sé.- volvió a pegar su frente con la mía.- lo he pensado día y noche desde que nos fuimos de la casa de Antonio.- saber que había pensado en nosotros durante todo este tiempo me daba alegría, el tenía tantas cosas en su cabeza que solo por haber dedicado esos pensamientos hacia mi, me hacia poner alegre.- lo he analizado todo, pero no hay mucho que pensar, estoy loco por ti Stella, totalmente loco desde el primer día que te vi.- mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.- Estoy seguro ahora, muy seguro. No creo que pueda volver a ser como antes, no puedo vivir ya sin tus torpezas, ni tus bromas, ni tu sonrisa.- suspiró fuertemente.- te he observado durante horas tratando de entender que es lo que haz hecho en mi interior. Te he observado hasta cuando miras películas junto a mi.- sonrió levemente- Amo cuando miras Titanic quinientas veces por día y lloras automáticamente cuando ves que los viejitos de la cama se abrazan antes de que los ahogue el agua, esas cosas te sensibilizan tanto como para hacerme observar cada detalle de tu rostro y saber certeramente que eres la mujer correcta para mi. 

-Jairo...- no podía decir nada, me ahogaba de la emoción. 

-Te quiero Stella, quiero que estés junto a mi siempre. Moléstame todo lo que quieras, rompe vidrios, haz todo lo que quieras. No voy a decir nada, estoy a un nivel que ya no puedo controlar así que solo dejaré que todo suceda. Solo te pido que no te vayas de mi lado. 

Lo besé, con ganas. No podía hablar, me había dejado sin palabras. Me acababa de confesar todo lo que sentía por mi en esa cocina y lo único que pude hacer fue besarlo. 



La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora