vi.

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A/N: Disfrutad de +7000 palabras de Beca y Chloe discutiendo igual que un viejo matrimonio xdd

***

Beca solo tiene que traspasar el archivo del ordenador del estudio a su disco duro para poder terminarlo desde la casa de su madre y apagar la mesa de mezclas, de modo que termina de recoger sus cosas mucho antes que Chloe.

Incierta, se balancea sobre las suelas de sus botas, las manos frente a su cuerpo y una sonrisa tensa en el rostro que no enseña ninguno de sus dientes.

- Bueno... pues... – empieza a decir, alargando las palabras como si esperase una intervención divina o mágica que la salvara de tener que vivir esta situación tan incómoda.

Chloe la mira, sin parar de enrollar el cable de su tableta gráfica alrededor de una de sus manos. Esboza una sonrisa casi compasiva en la que, sin embargo, Beca capta un cierto tono burlón.

- Adiós – se despide la pelirroja con simpleza –. Que pases una buena Navidad.

Beca asiente y resiste las ganas absurdas de darse un toque a un sombrero invisible.

- Lo mismo digo. Nos vemos a la vuelta.

Y quizá sean los nervios, o el hecho de que no tiene ni idea de qué coño se supone que debe hacer, pero su tono de voz sale ligeramente interrogante en la segunda parte de la oración y casi parece que está buscando la confirmación de Chloe.

La pelirroja parece encontrarlo inmensamente divertido a juzgar por la forma en que su sonrisa se tuerce y sus ojos brillan. Ladea la cabeza de una manera que habría resultado adorable si no fuera porque Beca sabe que precede a una burla.

- No te vas a librar de mí tan fácilmente, Mitchell.

Beca se muerde la lengua para no responder con un: "¿lo prometes?" juguetón, porque por mucho que quiera, no sabe si está preparada todavía para afrontar las consecuencias.

En su lugar, chasca la lengua con falsa decepción y menea la cabeza.

- Vaya, era lo único que le había pedido a Papá Noel...

- Tendrías que haberte conformado con la paz mundial – rebate Chloe, tan rápida y hábil como siempre, encogiéndose de hombros como si de verdad sintiera lástima por ella.

Beca ríe.

- Felices fiestas, Beale – lanza por encima del hombro justo antes de salir del estudio.

No recibe respuesta alguna, pero tampoco la espera. Tampoco se queda a esperarla.

Recoge su maleta de debajo de su mesa y cruza la oficina desierta de manera tan apresurada, con el iPhone ya en la mano para pedir un Uber, que casi se lleva por delante a una de las pobres señoras del equipo de limpieza que sale en ese momento de la cocina.

Beca nunca sabrá si la mirada de desagrado que le lanza la señora es por casi arrollarla mientras está trabajando, por pisarle lo fregado, o porque fue ella la que intentó entrar en el baño de minusválidos y sabe perfectamente lo que estaban haciendo ahí dentro.

Musita un "feliz Navidad", incapaz de mirar a la señora a la cara, y pasa a su lado con la cabeza gacha y la maleta rodando tras ella.

Reserva el Uber que se encuentra más cercano a su localización pero, a pesar de todo, el pronóstico son quince minutos como mínimo. Y, aunque Beca conoce de primera mano el tráfico infernal de Los Ángeles, aun así sale a la calle a esperarle con la esperanza de que sean menos.

No hace frío —no, considerando que es veintitrés de diciembre—, pero sí bastante viento y el primer golpe de aire fresco en sus mejillas sonrojadas es una maravilla. Exhala una gran respiración y cierra los ojos un instante.

You've ruined my life (by not being mine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora