Epílogo

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Joel

Se estaca el mismo en mi polla y comienza a dar saltitos buscando más, lo tengo sostenido de la cintura y me encanta lo insaciable que se ha vuelto.

Busca mi boca llevando sus manos a mis hombros y lo beso desesperadamente recorriendo toda su boca como hago siempre.

Le gusta la playa así que lo traje aquí, como es de noche no hay nadie cerca y no debo temer a que alguien nos vea.

Decido tomar el control de nuevo y lo cargo recostándolo contra la arena, me acomodo entre sus piernas y continúo penetrándolo sintiendo como araña mi espalda.

Su cuello está lleno de mis mordidas y me cuesta trabajo encontrar nuevas áreas para marcarlo así que lamo las que le hecho ya y dejo besos.

─Joel, más rápido─ pide en gemidos.

─Lo que desees, mi bonito.

Aumento la velocidad sintiendo como se estremece con cada embestida, mi pelvis y mis bolas chocan contra su trasero conforme mis movimientos.

─Joel, sí, así.

Asiento y le doy más y más, me encanta poder llenarlo de placer y de mi semen cada que hacemos el amor.

Su pecho adornado con mis mordidas me parece por más erótico, me encanta follarlo, me encanta tenerlo.

Nadie ha notado que mi cuerpo fue robado, y los que lo hicieron no dirán ni una sola palabra porque ya deben estar muertos.

Desde que vi la carta de Erick sabía que algo había cambiado, había algo distinto en él, algo que despertó algo desconocido.

Y sabía que tenía que ser eliminado así que deje que se acercara.

Hechizar a los guardias fue fácil, hacer que me dieran las llaves de las esposas, hacer que apagaran las cámaras de seguridad, que se hicieran los tontos cuando nos escucharon follar.

Simples títeres.

Y Erick sería eso... sino fuera porque caí como un niño, de verdad sentí dolor al obligarlo a hacer cosas porque significaba que no quería hacerlas, no quería estar conmigo, era todo producto de mis deseos y mis marcas sobre su piel.

Y sin duda la gente lo haría pagar las consecuencias.

El día antes de mi muerte les pedí a los guardias que se suicidaran si es que yo ya no despertaba, sí, era para que no me delataran en caso de que Er decidiera ayudarme pero sobre todo fue para que no dijeran ni una sola palabra de él, no quería que confesaran que se había involucrado de más con el loco, que lo juzgaran por mi culpa.

Es extraño.

Si me lo preguntan ahora mismo no me importaría matar a nadie, hacer añicos, estrangular, torturar.

Nadie se me escapa.

Solo él.

Solo perdonaría a Erick, solo por él haría lo que fuera.

Diría que perdí mi mente por él pero no puedo perder algo que nunca he tenido.

Sería capaz de hacer lo que sea porque él nunca se alejara de mi lado, así tenga que arrancarme el maldito medallón del pecho para acompañarlo cuando él parta.

Aunque no sería tan divertido follar en el infierno, estuve ahí unas horas y es peor que la prisión, no quiero que mi bebé sufra.

Ahora que lo pienso, hay otra manera de estar juntos por siempre.

Y solo requiero treinta y dos almas para lograrlo.

Haría todo por él.

─Joel, ¿En qué piensas? ─pregunta mí Er, creo que me fui por un rato.

─Nada importante corazón, solo en lo mucho que te amo y que haría lo que sea por evitar que sufras ─afirmo llevando mis labios a su oído mordiendo el lóbulo y lamiéndolo─ lo que sea.

Fin

Joerick: Good (Completa)Where stories live. Discover now