Light and Darkness (YUNGI)

Capítulo XX

Al despertar me sentí sumamente sediento, con toda la adrenalina y emoción del día anterior me había olvidado de cenar, pero lo tenía que dejar pasar, ya que cada momento de este día valía oro. Hoy nos trasladaríamos lo más pronto posible a Canadá para que la operación terminara antes del amanecer, el precavido de San tenía en mente dos planes para nuestro regreso: el plan A era finalizar rápido la misión para regresar a Wisconsin en su jet privado, si no salía como lo esperábamos el plan B consistía en hospedarnos cerca para evitar la puesta de Sol.

Con eso en mente me levante aceleradamente pero detuve mi andar al mirar el aspecto de la habitación, me sentí sumamente querido al ver que todo se encontraba demasiado oscuro, aprecie que la ventana estaba tapada con más cosas aparte de la cortina que usualmente estaba, además la parte baja de la puerta estaba bloqueada para no dejar pasar ni un rayo de luz y sobre el lado donde había estado recostado Yunho, se encontraba el oso de peluche que le di y ropa limpia, me sentí doblemente feliz por saber que él se había preocupado tanto por mí, aunque no tenía mucho tiempo para seguir suspirando por el precioso chico que había robado mi corazón, así que me duche rápidamente y me cambie escuchando con mi audición aguda como los chicos se estaban reuniendo en la sala conforme despertaban.

Cuando estaba a punto de salir escuche unos suaves pasos, al sentir un dulce olor familiar supe de quien se trataba así que lo espere sentado en la cama muy ansioso. Abrió con cuidado la puerta quitando lo que había puesto para tapar la luz, después se dirigió a iluminar la habitación con la lámpara reposada en la mesita de noche y en pocos segundos llegue a su lado para darle un fuerte abrazo.

—Buenos días precioso—le dije dándole un corto beso—¿Cómo te sientes?

—Buenos días Mingi, estoy perfecto y no me arrepiento o tengo miedo de lo que paso ayer si a eso te refieres con tu pregunta—me sonrió con picardía, pero su semblante cambio rápidamente a uno preocupado—. No te alimentaste ayer, debes tener mucha hambre.

—No te preocupes, iré rápido por algo—lo bese nuevamente gruñendo bajo porque debía separarme antes de quedarme pegado a sus dulces labios, estaba a punto de soltarlo cuando tomo mi mano y me acerco más a él.

—Puedes alimentarte de mí—dijo con un tono muy decidido—. Comí muy bien y me siento perfecto, no me afectara que bebas mi sangre.

—No Yunho, no pienso lastimarte o aprovecharme de ti de esa forma otra vez, aún me siento como un idiota por haberme atrevido a morderte ese primer día que llegaste aquí.

—Eso ya está olvidado Mingi, sé que no lo harás con mala intención, además no hay tiempo para que salgas a cazar y no hay bolsas de sangre en casa...solo bebe de mí, me... me gusto cuando lo hiciste— murmuro un poco cohibido, no podía creer como de la noche a la mañana mi querido Yunho hubiera cambiado tanto, de ser frío, calculador y sin una pizca de sensaciones en su rostro, ahora se había vuelto muy tierno y tímido sin darse cuenta—. Si bebes de mi los dos salimos ganando, tú te alimentas y yo disfruto—sonrió ladino regresando a su faceta coqueta.

Yunho era una mezcla entre lo tierno y sexy, cada día me sorprendía lo mágico y encantador que podía a llegar a ser en pocos segundos como ahora, eso no ayudaba en nada a mi control por negarme ante sus deseos y la sed que cada vez se me hacía más difícil ignorar por su suave olor.

—¿Ya me morderás?

—No lo hare—murmure riendo por su extraña ansiedad por querer ser alimento—. Podre aguantar hasta llegar a Canadá.

—Ustedes son una rara raza de vampiros—expresó con confusión, carcajee ante la sola idea de que pudiera existir distintos tipos de vampiros entre nuestra especie como si de un perrito se tratará, aunque pensándolo bien, dividirnos de acuerdo a nuestra habilidad no sería una idea tan descabellada—. Los vampiros que conocí en el negocio no podían abstenerse de matar a alguien ni una sola noche, en cuanto oscurecía ellos salían a alimentarse y ustedes son todo lo contrario...Pueden controlar su sed por más tiempo.