Regina abrió como pudo la puerta del apartamento mitras que Danielle cogía la maleta que había tirado antes del beso. Justo al cerrar la puerta la morena se giro y vio los ojos oscurecidos de su novia, y sin darle tiempo a hablar esta se abalanzo sobre ella rodeándola entre su cuerpo y la puerta. Fue un beso frenético y necesitado, pero tuvieron que romperlo por la falta de aire en sus pulmones.
-Te he echado de menos.- Dijo Danielle con la respiración entrecortada.
-Yo también.- Contestó Regina diciendo la verdad, a pesar de sus dudas sí la había extrañado.- Ven.- le dijo cogiendo su mano y dirigiéndose al sofá. -¿Quieres tomar algo?- Preguntó sin llegar a sentarse.
-Te quiero a ti.- Contestó la abogada desnudando a la morena con la mirada.
-A parte de a mí, ¿Quieres algo más?- Dijo riendo ante las ideas de Danielle.
-Una copa de vino estaría bien.- Respondió está mirando como Regina se dirigía a la cocina.
-Es un lugar acogedor aunque no es para nada tu estilo.- Dijo Danielle revisando todo lo que se veía a su alrededor.
-Es mejor que nada, además no es muy grande y así me ahorro tener que limpiar tanto.- Afirmo dándole la copa.
-Gracias.- Danielle cogió la copa y tiro de la muñeca de Regina para que se sentase a su lado.- Te ves espectacular.- Dijo mirando el hermoso vestido que llevaba.
-Gracias.- Regina rozó sus labios con los de la abogada.- ¿Cómo es que estas aquí?- Preguntó con bastante curiosidad.
-Cerré todos los casos en un tiempo record y conseguí escaparme para verte, te he notado algo rara estos últimos días y quería que estuviésemos juntas te he descuidado demasiado estos últimos meses.- Afirmó mirando directamente a los ojos de la morena.
-¿Entonces has conseguido el ascenso?- Preguntó Regina.
-Está hecho, sólo falta hacerlo oficial pero primero tengo cuatro espectaculares días por delante para pasarlos contigo.- Afirmó dando un sorbo a su copa y dándole un beso a la morena.
-Me alegra que estés aquí, la verdad es que este pueblo es algo rutinario.- Dijo sin mentir aunque no le disgustaba la rutina.
-Eso se puede solucionar.- Dijo con voz pícara metiendo sus dedos en el escote de la morena y tirando un poco de ella.
Regina se dejo hacer, los besos apasionados dieron paso a las caricias desenfrenadas y antes de darse cuenta ambas estaban desnudas sobre el sofá. Regina disfrutaba de los besos de Danielle y de sus caricias mientras que esta se deleitaba una vez más con el cuerpo de su novia.
-Como había echado de menos este hermoso cuerpo.- Dijo Danielle siguiendo con sus besos.
-¿Sólo mi cuerpo?- Contestó esta intentando hacerse la ofendida pero sin poder reprimir un gemido.
-Principalmente, sí.- Dijo picando a la morena.
-Creó que eso es poco alentador.- Contestó esta enredando sus dedos en el largo cabello de la abogada.
Danielle cayo sus palabras con otro beso y ambas se disfrutaron durante toda la noche, el tiempo separadas les había pasado factura sobre todo a Regina que no podía evitar sentir que de alguna manera estaba engañando a la que ha sido el pilar de su vida.
A la mañana siguiente Regina se despertó primero y se encontró con Danielle durmiendo a su lado, con todo el pelo alborotado y una media sonrisa en sus labios, siempre había adorado la paz que esa mujer irradiaba mientras dormía. Pensó en levantarse pero notó que tenían las piernas entrelazadas y al intentar moverse la abogada soltó un quejido, después del viaje debía estar agotada así que prefirió esperar un rato más quedando dormida de nuevo.
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Las apariencias engañan.
FanfictionRegina Mills es trasladada al hospital de Storybrooke donde deberá trabajar durante un año, al llegar conocerá a la atractiva y poco convencional Emma Swan. Ambas son polos opuestos pero no podrán evitar sentirse atraídas por la otra. ¿Se quedara en...