Hanguang-Jun cerró la puerta de los baños de golpe, desesperado sostuvo su cabeza e intentaba mantener la calma, sentía sus pulmones compactados y respirar bien parecía ser labor imposible.
"¿Le dejé cubierto y abrigado?" pensó, estuvo apunto de volver a inspeccionar la habitación donde solo minutos atrás había acariciado a ese hombre que lo volvía loco pero se apresuró a volver a apoyar la espalda en la puerta, no podía contenerse ni un segundo más si volvía así y no quería ni debía hacer que Wei Wuxian tuviera esfuerzos físicos si realmente estaba enfermando como creía.
Lan Wangji sentía un amor genuino más allá del amor terrenal, no podía simplemente dejar que sus bajos instintos rigieran su vida y sus acciones a tal grado.
Acababa de contenerse, de contenerse como un fiel devoto en cumplir una manda. Sentía sus piernas temblar y notó que todo el tiempo acumuló la presión en su cuello, incluso dolía intentar mirar a su alrededor.
¿Cuánto deseo era capaz de sentir Wei Wuxian? Llevaban ya un par de días ahí y no había logrado hartarse, es más parecía que a cada amanecer sentía más y más deseo, a cada vez que atardecia su mente se nublaba en pensamientos obscenos imaginando el rostro de su amado completamente satisfecho y solo ese pensamiento parecía poner toda su vida en su lugar.
Quería volver a la habitación, quería hacerlo abrir las piernas y poseerlo hasta desfallecer, hasta el amanecer siguiente o hasta sentir que su pecho estallaria. Sinceramente, sentía escalofríos en su cuerpo de imaginarlo bajo si mismo tembloroso y suplicante, en aquel juego implícito entre ambos desde la primera vez, donde el menor fingiria siempre estar al borde del agotamiento y él insistiria buscando más y más.
Quería también reclamarlo, marcarlo como suyo y quería que todos lo supieran. Solo suyo, mataría a quien sea que se atreviera a intentar arrebatárselo.
La mano fina de dedos largos se posó en la puerta, estaba a punto de deslizarla y volver. Le dolía el cuerpo debido al ardiente deseo y solo quería oírlo más, quería ver la lujuria en ese rostro y quería sentirlo rogar.
Volvió a mirar la bañera con agua termal, era una de las habitaciones pequeñas con agua aún más caliente que la que anteriormente compartió con Wei Wuxian. Dio tres cortos pasos antes de volver a mirar la puerta, solo quería oírlo una vez más, quería ver esa pequeña boca enrojecida por besos suplicar, pedirle más...
Sacudió la cabeza intentando aclarar sus pensamientos. Comenzó a retirar cada prenda y accesorio dispuesto a tomar un baño para calmarse, no quería tampoco caer en perversiones en privado, era casi estúpido satisfacerse solo en esta situación.
Horas atrás estaba sobre Wei Wuxian, no podía descomponerse tanto solo por verlo desesperado y llorando de deseo. Le había gustado esa sensación tan diferente durante ese último beso que compartieron y estaba seguro de que al patriarca también le había gustado, todavía sentía aquella sensación de miel dulce en su boca.
Alguna vez, cuando era más joven encontró diversos textos provenientes de los dominios del Tigre Blanco(*) . Los monjes del oeste llamaban a ese tipo de sensaciones "Tantra" pero no lograba recodar algo más del tema.
Sinceramente debía dejar ir ese sentimiento obsceno, darse un baño e ir a estudiar las últimas páginas que quedaban de su lectura pendiente, esperar un rato antes de ir y revisar la temperatura corporal de su amado y esperar que aquella debilidad sólo fuera aquello y una exageración producto de su imaginación.
Entró al agua, se puso cómodo y echando la cabeza hacia atrás dispuesto a ignorar las reacciones físicas gracias a sus pensamientos. Se dispuso a hacer una lista mental de todo lo que haría al volver a pisar su hogar, esperanzado de que sería pronto.
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El camino a Gusu
FanfictionLuego de huir juntos por meses, Lan Wangji y Wei Wuxian deciden volver a Gusu, pero para suerte de ambos una gran nevazón los obliga a hospedarse en un pequeño lugar, donde la privacidad les hace perder por completo el control de sus instintos. +18...