ese peculiar chico de cabello oscuro la observaba detenidamente, sus ojos cautivadores la atrapaban en una prisión de la cual jamás escaparía, sus manos alrededor de su cuello con sus dedos ejerciendo una leve presión, sus labios rozándose de vez en cuando, la tentación era tan latente para ambos.
— ¿cuánto tengo que esperar para que me robes un beso y más? susurraba la fémina contra el mayor dejándole ver una sonrisa traviesa, no tenían demasiado tiempo, es más, parecía que este junto con el destino estaba en contra suyo ya que era la quinta vez que terminaban su relación en un lapso de tres meses pero la tensión sexual no se extinguía nunca.
el chico por su parte soltaba una risa negando unas cuantas veces causando escalofríos en la menor. — ¿sólo por eso me quieres aquí?, por unos cuantos besos y caricias. —a lo que ella cínicamente le contestaba—
— ¿no ha sido siempre así, fushiguro?
esas cuantas palabras parecieron ser el empujón suficiente que necesitaba para abalanzarse sobre ella ejerciendo un poco más de fuerza en su cuello mientras que su mano libre repasaba su cadera, sus labios devoraban los ajenos, perdidos en las sensaciones... dejaba escapar uno que otro gruñido cuando ella tiraba de su labio con sus dientes, la unión entre sus bocas se tornaba cada vez más lasciva con cada segundo que pasaba. hasta que terminaron juntos debajo de las sábanas, solo de esa forma era posible dejar ir las frustraciones que sentían en contra de la vida por impedir que esa atracción fuera más que pasional porque se amaban, o eso querían forzarce a creer.
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