: ¡𝖽̵𝗂̵𝖾̵𝖼̵𝗂̵𝗈̵𝖼̵𝗁̵𝗈̵!

4.9K 202 97
                                    

ahí se encontraba ella, de pie frente a su fiel compañía la cual conocemos como la luna adornando un triste cielo nocturno, la joven apreciaba los más mínimos detalles de aquel astro, sus ojos estaban cristalinos y su piel cubierta de un ligero tono rojizo debido a las lágrimas que llevaban el nombre y pensamiento de su amante, un hechicero sin vergüenza que estaba fascinado con desestabilizar a esa chica que siempre lo pensaba, aparecía de vez en cuando prometiéndole un amor eterno junto con un futuro lleno de riqueza o fortuna, ella cada vez perdía la esperanza de algo así ocurriera sin embargo no dejaba de aferrarse a las bellas palabras que el recitaba contra su oído cada noche llena de pasión que sucedía ciertos de días de contados meses. ella sabía perfectamente que la vida de su hombre nunca había sido fácil, quizás nunca se abrió emocionalmente con ella pero en sus ojos lograba apreciar el rencor que había en su alma, había escuchado algunos rumores sobre un oscuro pasado que el llevaba cargando, culpabilidad, no tenía nada más que un maldito poder de combatir espíritus igual de malditos, sufría por haber nacido, por no tener unos padres, una familia, amigos, estabilidad, por no lograr conciliar el sueño cada noche, por las atrocidades que en algún momento cometió, por la gente que no pudo salvar, entre muchas cosas, pero jamás intentó cambiar aquello. hay que resaltar que además de ser hechicero era un hombre muy problemático, siempre buscaba una manera de llevar la intensidad a otro nivel y cuando abusaba de su poder o se confiaba demasiado, ahí lo encontrábamos tirado frente a los orbes de esa jovencita que sentía su corazón derrumbarse cada vez más por todas las acciones que el le entregaba... y esa tarde no era la excepción.

— ¡megumi! ¿qué ha sucedido? ¿otra pelea? – la chica con su pecho latiendo a mil por hora luego de notar al chico lleno de sangre corriendo por su mentón, sus nudillos claramente morados y una cínica sonrisa escapando de sus labios.
— nada grave, muñeca, por suerte en está ocasión he sido el ganador, ¿genial,no? — su tono era tan relajado, su voz era un contraste entre lo varonil y dulce que siempre lograba cautivar a la chica y motivarla a estar con el solo un poco más.

— yo... no tengo nada que decir, simplemente voy a curarte... — dicho esto ella lo llevó dentro de su casa a la par que retiraba violentamente las lágrimas que yacían en las esquinas de sus ojos luego de que su mente le advirtiera que ese hombre no iba a cambiar nunca, incluso aunque la amara, luego de haber cumplido con sus palabras se decidió a hablar nuevamente con un tanto de temor.

— megumi... deberías darle una oportunidad a la tranquilidad, yo sé que tienes miedos, tal vez algún miedo de ser feliz...

esa oración logró golpear lo más profundo del anteriormente mencionado, quien solamente se acercó a ella para acorralarla dando un golpe seco contra la pared detrás suyo, soltaba un gutural gruñido que logró espantar a la menor.

—maldita sea, ¿miedos?, ¿temores? no puedo creer que tengas ese bajo concepto de mi, no creo en nada de esas cosas, muñeca, simplemente vivo la vida como me place, yo nací para vivir de esta manera, tu naciste para amarme tal como soy, así que... ¿por qué no bailamos un poco? haré como si no dijiste esa mierda.

forzaba una sonrisa desvergonzada que detrás de ella seguían retumbando las palabras de su novia, el era el último en querer aceptar lo que de verdad sentía en su corazón, su pasado simplemente era un tortura de la cual prefería escapar y su pasatiempo preferido para olvidar aquello era esa chica.
— si tú bailas, entonces bailaré.

asentía nuevamente la joven que emocionada cedió ante la petición ya que nunca antes había escuchado esa pregunta salir de los labios del hechicero, odiaba bailar cosa que en la  ella era experta, automáticamente olvidó lo que anteriormente había dicho, una vez más pretendió que nada pasaba.

y en ese instante su cintura fue dulcemente acariciada por megumi quien la atraía hasta su pecho rompiendo cualquier distancia entre ambos, el se inclinaba hasta su oído donde comenzó a tararear la melodía de alguna canción romántica sin dejar de moverse a la par de su voz, en un inesperado momento logró sentir el impacto de sus labios conectar con los propios, el paraíso del que tanto le hablaba a megumi se hacía presente en ese beso, no lograba comprender por qué el detestaba tanto esa paz como la del momento actual, juntos haciendo las cosas bien sonaba como algo divino, sus labios la acariciaban tan bien, la manera en que le devoraba la boca era única, lo disfrutaba a más no poder, hasta el momento que la falta de aire se hizo presente.

— te amo, de verdad te amo, ____... –susurró con pesadez megumi aún rozando los labios de la joven, el no era mucho de decirle esas palabras pero en esa ocasión sentía que las recitaba con total sinceridad y no podía pedir nada mejor.
la joven se perdía en esos momentos tan únicos, ignoraba que su intuición le decía que esos eran parte de los últimos momentos que tendría a lado de su problemático amor.

las horas pasaron rápido, danzando, sentía su cuerpo tan ligero como una mariposa, se aferraba cada vez con más fuerza, no sabía en qué momento estaba nuevamente llorando, solo que ahora estaba recostada en su cama, luego de bailar quizás se quedó dormida y no supo cuando ese chico desapareció una vez más de su vista por quién sabe cuánto tiempo.

— deberías decir que sí al paraíso... decirle que sí a mi porque yo siempre tengo mi mente en ti.

musitaba con un nudo en su garganta imaginando que de verdad estaba hablando con el dueño de su corazón, aferró sus puños a las sábanas, el dolor en su pecho era insostenible, no entendía qué pasaba, no tenía razones para estar sufriendo pero ahí estaba, casi rezando para poder sentirse bien por al menos un minuto entero.

habían pasado meses... exactamente seis meses y el recuerdo del último beso que se otorgaron hizo acto de presencia, lograba sentir el tibio tacto de sus labios, lo extrañaba, lo necesitaba porque la desesperación comenzaba a consumirla, no había tenido noticias suyas, jamás pasó tanto tiempo sin saber de el y le aterraba. no fue hasta que un buen día alguien llamaba a su puerta, sus ojos estaban aguándose por la emoción o el miedo, corrió deprisa para atender, se encontró con itadori, un amigo de su novio, el chico iba cabizbajo, al verla soltaba un suspiro, le entregaba una carta, solamente pudo decirle unas cuantas palabras antes de irse.

— lo encontraron ahogado en el mar, dicen que debía dinero y bueno, esa fue su suerte, lo lamento...– no esperó respuesta de la fémina, caminó lejos de su propiedad dejando a una ____ confundida, queriendo derramar lágrimas y gritos desde su garganta pero no podía, no lograba asimilar lo antes escuchado. se dejó caer en el suelo azotando la puerta de la entrada, temblorosa abrió el sobre, la carta escrita a puño y letra del que parecía su difunto novio.

"muñeca, si algún día llegas a leer esto es porque probablemente algún matón pudo conmigo y me arrebató la vida, aunque quizás lo tenía merecido, no tengo nada más que decir que fuiste lo mejor de mi puta vida, estoy seguro que en mi lecho de muerte habré pensado en haber aceptado esa tranquilidad y felicidad que tanto querías para mi, aunque este muerto siempre tendré mis ojos en ti, fui un completo idiota pero te amé más que a mí mismo, ya nada importa, todo se ha ido, sigue adelante y aférrate a ese paraíso. "

— fushiguro megumi.

así era el contenido de la carta, ella sollozaba en el suelo, su corazón ardía como nunca antes, la respiración le fallaba, ya había leído la carta unas mil veces tratando de encontrar un contexto distinto pero este no cambiaba, todo era triste y duro de afrontar.

— si no bailas, yo bailaré de todos modos, lo dijiste, ya no importa, al fin y al cabo todo acabó, te has ido pero si regresas estaré aquí, esperando por ti...

fueron las últimas palabras de la chica quien el resto de su vida se aferró a eso, a una mentira de la cual no iba a escapar porque ella sabía que megumi regresaría por ella, el jamás la dejaría, ella era lo más importante para él, era más importante que morir, ¿no?

fueron las últimas palabras de la chica quien el resto de su vida se aferró a eso, a una mentira de la cual no iba a escapar porque ella sabía que megumi regresaría por ella, el jamás la dejaría, ella era lo más importante para él, era más importa...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
   ─ 𝗳𝕦𝘀𝗵𝗶𝗴𝘂𝗿𝕠 𝗺𝗲𝗴𝕦𝗺𝗶. ˒ 𝖾𝗌𝖼𝖾𝗇𝖺𝗋𝗂𝗈𝗌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora