Karim

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- ¿Qué haces?- Le digo a Santiago mientras observo como pasaba la mano por su nariz una y otra vez.
- Siento algo en la nariz, pero estas estúpidas manos no sirven para nada.
- ¿Algo? ¿Un moco?
- Sí, ¿me lo sacas?
- No que puto asco.- Bromeo con una expresión de disgusto.
- Ash, si me amas hazlo.- Muerde el labio para evitar reír.
- Qué controlador eres eh. Pero okay.- Ahora ahí estaba yo con el dedo, hurgando en la nariz de Santiago, evitando reír para no lastimarlo.
- ¡Auch!
- ¿Te piqué?
- Sí...- Dice mintiendo, ruedo los ojos.
- Amor, qué asco ¿cuánto tiempo llevaba esto ahí?- Saco el asqueroso moco verde y seco limpiándome rápidamente en un pañuelo.
- Ay, no seas exagerada, tampoco está tan grande... el suficiente como para no poder respirar.- Nos echamos a reír.
- Bella siempre tiene cara de caca.- Vuelvo a la película que estaban pasando en la televisión, critico a la protagonista de Twilight que nunca mostraba mayor emoción.- Durante todo lo que lleva la película solo la he visto sonreír dos veces. Si yo tuviera ese novio me la pasaría de huevos.
- No sé si reír o llorar por lo que acabas de decir.
- Ay amor, sabes a qué me refiero.- Se me queda viendo.- A que su novio es vampiro...
- Sí sí, ya entendí.- Ambos reímos. Ahora pasa la escena en la que Edward mira dormir a Bella durante toda la noche.- Así yo cuando estás dormida.- Hace que suelte una carcajada.
- Como si fuera real que la gente durmiera así de lindo.
- Sí Lai, pero tú te pasas.- Dice burlonamente.- De repente hablas y pienso que me hablas a mí, volteo y solo estás dormida.- Hace que me avergüence de mí misma, sabía que dormía mal pero no tanto.
- ¿Qué cosas dices amor? Yo duermo como princesa. Aparte como por qué me miras dormir.
- Porque luego me despiertan tus ronquidos.
- Ups.
- La otra vez te tomé fotos durmiendo. Se me olvidó enseñártelas ¿Quieres verlas?- Dice con una gran sonrisa de maldad en la boca.
- ¡¿Por qué me tomas fotos cuando duermo?!- El saca su celular y me muestra unas donde salgo lo que le sigue de horrible, con la boca abierta y por alguna extraña razón con los ojos entreabiertos.- ¡Bórralas!- Le exijo.
- Nooo, ahora cada que esté triste las voy a ver para reírme.
- Que malo eres eh. Ya no quiero un novio vampiro que me mire dormir.
- No importa amor, aunque no duermas como princesa para mí tú eres mi princesa.- Dice aún jugando con ironía. Me le quedo mirando.
- Que cursi, me dieron ganas de vomitar.
- A mi también, me di asco.- Reímos fuertemente una vez más terminando con un gran suspiro.
- Bueno bebé, solo pasé a verte un rato, tengo que ir a la escuela a recoger las cosas de mi casillero.
- No te vayas.- Dice como niño pequeño haciendo un capricho.
- Tengo que ir amor, dejé todos mis libros y hasta mis audífonos ahí.
- Está bien, voy a dejarte al elevador.- Responde no tan convencido.
- Síp.- Me levanto del sofá, Santiago se pasa rápidamente a la silla. Ambos nos dirigimos a la salida del ascensor.- Te amo.- Me despido de él con un pequeño beso en los labios.
- Yo más preciosa, me avisas cuando llegues.
- Siiiii.- Se cierra el ascensor y emprendo mi corto camino al colegio.
Al llegar me encontré con las chicas ya en el área de casilleros recogiendo sus cosas.
- Ve toda la basura que tienes ahí.- Me dice Ingrid al mirar los empaques de galletas, frituras y latas que había coleccionado durante todo el año en mi locker.
- Ay cállate que tú tienes como mil cajetillas vacías de cigarros.
- Miren el mío chicas, sin nada de basura y súper ordenado.- Habla Mel abriendo su locker. Ella siempre se caracterizaba por ser muy ordenada con sus cosas.- Ojalá así de ordenada estuviera mi vida.- Las tres reímos.
- ¿Ahora qué te pasó?- Pregunto.
- Mariano es muy cortante conmigo cuando hablamos por mensaje.
- Seguro te lo estás inventando porque te gusta.- Le responde Ingrid.
-¿Cómo?
- Pues sí, cuando alguien te gusta empiezas a sugestionar cosas que tal vez no son. A ver, enséñanos la conversación.
Al mirar el teléfono de Mel, se podía ver como ella le enviaba mil mensajes a lo que él sólo contestaba "jaja si" o "que bien", lo típico que alguien pone cuando no estás interesado. Aunque pensándolo bien, yo casi no hablaba por mensaje con Mariano, lo que hacemos la mayoría de las veces cuando queremos hablar es hacer videollamada, marcarnos directo al celular o quedarnos de ver si es algo muy importante, así que esta vez no podía ayudar mucho a Mel.
- Él siempre está ocupado haciendo cosas, yo creo que es por eso, no creo que no quiera hablar contigo Mel.- Trato de consolarla.
- Ojalá sea eso, por eso odio que me guste alguien, siempre estoy preocupada por algo.
- Sí pasa.- Habla Ingrid.- pero ya cuéntanos qué pasó después de la fiesta.
- ¿Qué hicimos Mariano y yo?- Pregunta Mel.
- Siiiiii.- Insiste Ingrid.
- Agh, toda la noche estuve esperando el momento para besarlo, pero nunca se dio, ni siquiera cuando me llevó de regreso a mi casa.
- ¿Entonces nunca pasó nada romántico?- Pregunto.
- No, sólo cuando bailamos en la pista.- Dice Mel decepcionada.
- Hablando de él... ahí viene.- Nos anticipa Ingrid.
- ¿Por qué siempre viene cuando estamos hablando de él?- Digo con voz baja para que no nos escuchara.
- ¿Qué onda chicas? Ya llegó por quien lloraban.- Dice Mariano con una gran sonrisa en la cara mientras abraza a Mel por la espalda, lo cual, me sorprende.
- ¿Es neta que dijiste eso? De verdad estás bien estúpido.- Hace que muera de una mezcla cringe y risa.
- Bueno ya, ¿cómo están?
- Bien.- Contestamos las tres al unísono.
- Que bueno. Oye Mel ¿quieres ir por un helado?- Se dirige a ella, Ingrid y yo nos miramos entre sí con sorpresa.
- Mmm, claro, solo tengo que ir a dejar todo esto.- Mel muestra todos los libros que había sacado de su casillero.
- No te preocupes, si quieres déjalos en mi auto.
- Bueno... en ese caso ya vámonos.- Dice Mel consternada.- Nos vemos niñas.
- Bye...- Mariano y Mel se despiden de nosotras.
- Lai, mañana nos vemos para lo de Santiago ¿no?- Mariano me habla mientras camina hacia atrás alejándose cada vez más.
- Sí, nos vemos mañana.- Él se refería a que acompañaríamos a Santiago a su primera práctica de basquet, por fin él se voltea y sigue su camino con Mel al estacionamiento.
- Que random fue eso.- Dice Ingrid.- ¿No sientes raro que después de que tú y él cogieran mil veces ahora esté intentando algo con Mel?
- Obviamente me saca de onda, o sea, no celos, solo... raro, no sé cómo explicarlo.
- Sí pasa.- Dice Ingrid nuevamente.- Bueno amiga... me tengo que ir a casa, mis papás están muy enojados por llegar a las 10 de la mañana a mi casa el sábado.
- ¿Por qué llegaste tan tarde?
- Me quedé a dormir con Mateo.
- Que raro.- Digo con ironía.
- No lo puedo evitar, lo amo.- Dice mientras termina de recoger sus cosas.- Nos vemos, nos ponemos de acuerdo para vernos el fin ¿ok perra?
- Ok.- Nos despedimos con un beso en la mejilla.
Yo también termino de recoger mis cosas lista para regresar a mi casa, quería llegar temprano pues aún me sentía un poco cansada de la graduación, y eso que ya había pasado un día, igual que Ingrid me había quedado con Santiago a dormir.
Una maestra con la siempre me llevé bien, me encontró en el pasillo y me pidió que la ayudara a llevar unos papeles a servicios escolares, no lo voy a negar, caminar con todas las cosas que llevaba hasta allá no era muy buena opción, pero al final accedí.
Había una gran fila como de al menos 10 padres queriendo re inscribir a sus hijos para el siguiente ciclo escolar, entre más pronto lo hacías el precio era menor.
- No me pueden dar solo dos mil pesos por estar 6 horas.- Sorprendentemente era Karim hasta el frente de la fila, parecía estarse quejando con la señorita que atendía la ventanilla.
- Lo siento, esto es lo que el sistema indica que debo darle.- Dice ella apáticamente, como la mayoría de las señoras que hacen ese tipo de trabajos.
- Pues debe haber una equivocación con su sistema y no me iré de aquí hasta que me den el dinero completo.
- Si gustas puedes esperar a que llegue el de sistemas para resolver tu problema.
- Usted lleva diciéndome eso hace más de una hora y si no lo resuelve ahora lo haré yo.- Karim sale de la fila y decidido sube las escaleras que llevaban a las oficinas de la dirección que ni siquiera yo había subido alguna vez. La señorita trata de detenerlo pero él sigue su camino sin hacerle un poco de caso. Ella sin darle mucha importancia solo regresa a la ventanilla para seguir atendiendo a la gente.
Rogaba por no pasar antes de que regresara Karim, quería ver el desenlace del problema, también lo quería ver a él.
Después de unos minutos, cuando avanzó la fila una persona, él apareció de nuevo junto con un señor que parecía ser el encargado de sistemas.
- Cometí un error, le debes de dar al chico 6 mil pesos.
- ¿Ve? ¿Tan difícil era hacer eso señora?- Dice Karim aun molesto. Ella saca el dinero de la caja, lo mete en un sobre y antes de que ella se lo de, él lo arrebata de sus manos. Lo siguiente que hizo fue ir a la salida.
Con ganas de alcanzarlo opté por pasar por toda la gente y entregar rápido los papeles.
Salí a la calle, pero no lo vi por ningún lado así que no me quedó más remedio que pedir un Uber para regresar a mi casa. De pronto Karim salió de la tienda que se encontraba del otro lado de la calle con una bolsa de plástico en las manos, no tardó mucho en notar que estaba ahí, me hizo una seña de saludo con las manos y cruzó la calle hasta llegar a mi.
- ¿Tu otra vez?
- Yo otra vez.- Él me observa de pies a cabeza como si me estuviera examinando.- Te vi pelear en la ventanilla.- Trato de llevar su atención a otro lado.
- Vine a recoger la paga de la fiesta, para ser una escuela privada son unos inútiles.- Saco una risita.-¿Tú qué llevas ahí?- Nota la pila de cuadernos que cargaba.
- Es lo que estaba en mi casillero.
- Cálculo diferencial eh.- Toma el libro que estaba hasta arriba.- Que bueno que ya pasé por toda esa mierda.
- ¿Eras muy malo para matemáticas?
- No tanto, solo reprobé tres semestres.- Comienza a hojear el libro.
- Uy, entonces si eras bueno.- Digo con sarcasmo.
- Y tu también eh.- Me muestra un ejercicio que tenía un letrero en rojo del maestro que decía "mal procedimiento, falta completar"
- Pasar la materia es lo que cuenta, además ya nunca más tendré que resolver una integral.
- ¿Ah no? ¿Qué piensas estudiar?
- Me dedicaré a la danza completamente.
- Eso es algo que no mucha gente se atreve a hacer.
- Pues creo que no, pero lo haré.- Mi celular vibra por una notificación.
- ¿Todo bien?
- Sí, solo que me cancelaron el Uber.
- ¿Vives muy lejos?
- No tanto, como a veinte minutos.- Le muestro la ubicación.
- Vives cerca de donde yo vivo ¿Quieres que te lleve?
- No es necesario, solo pediré otro y ya.
- Está bien.
- Agh, creo que la aplicación no acepta mi tarjeta.- No dejo de mirar el celular.
- ¿Quieres que te lleve?- Vuelve a preguntar.
- ¿No tienes algo importante qué hacer?
- No, solo ir a recoger unas cosas pero nada importante.
- En ese caso... entonces sí quiero.
- Entonces vamos.- Me indica que volvamos a entrar a la escuela.- Mi carro está en el estacionamiento.- Ambos caminamos hasta llegar ahí.
- Es este.
- Que vintage. - Digo al notar que era el Volkswagen rojo que vimos el viernes.
- Me gusta lo vintage ¿te has subido a uno?
- Creo que no, es la primera vez.
- Subirse a uno de estos siempre es una buena experiencia.- Dice mientras él sube y con fuerza abre el seguro de la otra puerta por dentro.- Listo, vámonos.- Entro al auto, tenía un olor de una mezcla de marihuana, aromatizante olor uva y cigarros.
- Entonces eres bailarina.- Karim inicia conversación después de unos minutos de emprender el camino.
- Síp, bailo desde niña.
- ¿Y tus papás qué dicen?
- Mi mamá siempre me ha apoyado pero mi papá no tanto.
- Ojalá mi mamá, bueno, mis papás en general fueran como tu mamá.
- ¿Por?
- Cuando les dije que quería ser fotógrafo se decepcionaron tanto de mí que me sacaron de la casa.
- Wow ¿sólo por eso? Creo que ser fotógrafo no es tan juzgado como dedicarse al arte.
- Lo sé, pero no sólo fue por eso. Digamos que hace tres años me enamoré de una chica que no era judía.
- ¿Eres judío? Si no me lo decías, no lo hubiera imaginado.
- No parezco ¿verdad?
- No, nada.- Era cierto, comúnmente los judíos lucían muy elegantes y reservados, él era todo lo contrario.- ¿Es por eso que te saliste de tu casa?
- Sí, en realidad no fue tanto por la chica, nunca me dejaban hacer nada y estaba cansado de todas las reglas que había. Entonces un día tomé mis cosas y me fui. Después ella y yo terminamos, pero a pesar de eso no quise regresar a mi casa.
- ¿Y no extrañas el Sabath? - Digo bromeando y él ríe.
- Solo extraño el "descansar esos días", de ahí en fuera no es mas que gente hipócrita reunida todos los sábados.- Hace que ría un poco.
- Eso sí, una vez me invitaron a un Bar Mitzvá pero no fui.- Se me queda mirando como esperando a que dijera algo más.- Ya, esa es toda la historia.
- Gran historia.- Ambos reímos. En un semáforo Karim saca de la bolsa de plástico que llevaba, una lata de cerveza y la abre.- ¿Quieres?- Me ofrece de la misma que él había tomado.- Lo siento, no compré otra.
- Bueno.- Tomo la cerveza y le doy un gran sorbo, la verdad es que hacia mucho calor y moría de sed.- ¿No te pueden multar si vas tomando alcohol en el auto?
- Cierto, casi lo olvido.- Él saca de la guantera un termo, vierte la cerveza ahí y avienta la lata al asiento trasero.
- Muy buena estrategia.- Seguimos compartiendo el termo durante un rato.
- Cuéntame qué pasó después de que llegó tu casi novio a la fiesta.- Me sorprendo un poco.-Perdón, me gusta el chisme.
- ¿A quién no le gusta el chisme?- Sonreímos.-Pues... básicamente me pidió que fuéramos novios.- No quería darle tantos detalles.
- ¿Por qué está en una silla de ruedas?- Me pregunta sin tapujos, como si fuera cualquier cosa.
- Oh... bueno... tuvo un accidente hace más de un año.
- Que mierda debe ser eso. Digo, no tengo nada en contra, el amor es amor. Supongo que tuvieron una complicada historia de amor.
- Sí, la tuvimos. Pero creo que ahora estamos muy bien.
- ¿Crees?
- No, lo estamos.
- Que bien.- De pronto el motor del auto comenzó a hacer sonidos raros sacando humo por todos lados.- Carajo, otra vez está pasando.- El auto fue bajando de velocidad lentamente pero Karim logró orillarse hasta una gasolinera que por suerte no estaba a muchos metros de donde nos encontrábamos. Ambos salimos del auto esperando encontrar ayuda.
- ¿Qué haces cuando esto pasa?- Digo un poco preocupada.
- Solo echarle agua al motor para que se enfríe, no te preocupes, siempre funciona.
- Confiaré en ti.
Karim fue con un trabajador de ahí, el cual le dio un pequeño bote con agua. Mientras estaba lejos de mí examiné su aspecto, era delgado, no era de esos chicos marcados con cuadritos en los pectorales, pero mal cuerpo, no tenía, su cabello era desprolijo, de vez en cuando pasaba su mano en el cada que los mechones que caían sobre sus ojos no lo dejaban ver. Hoy llevaba botas marrón, unos jeans rotos y la misma playera de rayas que llevaba cuando lo conocí. Cuando por fin venia de regreso pude notar que colgaba un arete negro en su oreja izquierda, no sabía si antes no le había puesto atención o solo no lo llevaba.
- Listo, solo hay que abrir esto.- Dice Karim sin un grado de preocupación, una vez más, como si fuera cualquier cosa. Me gustaba eso de él, que fuera tan indiferente.- ¿Sabes manejar?
- Obvio.
- Entonces puedes tratar de encender el auto en lo que yo arreglo acá atrás.- Se refería a que comúnmente los motores de los Volkswagen se encontraban en la parte trasera. Asentí y me subí en el asiento delantero pisando el acelerador una y otra vez, incluso cambiamos de puesto pero por más que lo intentábamos no daba resultado.- Okay, no soy el típico hombre que sabe mucho de carros. Siempre me había funcionado esto, creo que solo se me ocurre llamar una grúa.- Él busca en internet el número de una grúa y dispuesto a marcar, la llamada no entraba.- Verga, no tengo datos.
- ¿Quieres que llame yo?
- Si puedes sí.
Después de llamar a la grúa no aguantamos mucho quedarnos sentados dentro del auto, a medida que pasaba el tiempo, el sol quemaba más y más fuerte, así que optamos por sentarnos en una banqueta donde un árbol hacía una fresca sombra.
- No tienes que esperar conmigo, si quieres te puedes ir, creo que de aquí no está muy lejos tu casa.- Dice Karim abatido.
- Cómo crees, no creo que esté bien dejarte aquí solo.- Iba a ser muy grosero de mi parte dejarlo, prefería esperar al menos a que llegara la grúa.
- Okay, como tú quieras. ¿No te dijeron cuánto tardaba?
- De una a dos horas.
- Agh, es mucho para mi corta existencia.- Hace que ría.
- ¿No has pensado cambiar de auto?
- Claro que sí, solo me falta tener 200 mil pesos.
- Ah bueno, entonces no te falta mucho.- Digo irónicamente.- Ya sé qué podemos hacer mientras esperamos.
- ¿Qué?
- Tengo un juego en mi celular, es como head bands ¿lo ubicas?
- Ah sí, ese donde tienes que adivinar lo que tienes escrito en la frente.
-Exacto. Vas tú primero.- Le paso mi celular y él se lo pone en la frente. La primera ronda era de adivinar la canción que decía la aplicación con solo tararearla.- Taaaaa tarararara ra rarara.
- No sé cuál sea, mmmm, no se me ocurre.- Dice frenéticamente antes de que se acabara el tiempo.
- Taaaaa tarararara ra rarara.- Repito con más énfasis para que pudiera adivinar.
- No sé cuál sea, ya se terminó el tiempo.- Karim voltea el celular para ver de qué canción se trataba.- Crazy in love de Beyonce.
- ¿Cómo no adivinaste? Estaba súper fácil. Digo riendo.
- Te juro que si dices "tararara", es imposible adivinar.- Ambos soltamos una carcajada.
- Bueno ya, está bien, voy yo.
Continuamos jugando más rondas por al menos media hora más, hubiéramos seguido si a mi celular no se le hubiera acabado la pila. También estábamos muy acalorados como para seguir estáticos así que decidimos levantarnos. Un señor iba pasando con un carrito de bolis, las que Santiago y yo habíamos comido la vez del museo, era como una coca-cola en medio del desierto.
- ¿Quieres un boli?- Me dice él.
- Uff, obvio, vamos a comprar. Creí que era la única que les decía bolis.
- De qué hablas, toda la vida les he dicho así.
- ¿Verdad? Mi novio no los conocía hasta hace poco.
- ¿Es en serio? Los bolis son lo mejor de la vida.- Yo pedí uno de uva y él uno de grosella.- Si quieres te pago el tuyo, es lo menos que puedo hacer después de todo lo que te estoy haciendo pasar.
- Ah, gracias.- Ambos nos regresamos a la banqueta en la que habíamos estado sentados. Después de terminar de comer, Karim fue hasta su auto donde sacó un pipa de cerámica para mota que tenía forma de elfo con cabello morado, era muy graciosa, parecía que llevaba tiempo con él pues se veía desgastada.
- Siempre hay que estar preparados para las circunstancias.- Dice él mientras que con ayuda de su encendedor le daba un "toque".- ¿Quieres?
- Si quiero pero ¿aquí?- El penetrante olor de la marihuana entró a mis sentidos pero no tardó mucho en irse.
- Sí, ¿Qué tiene?
- Pues...que estamos en vía pública.- Digo desconcertada.
- Ah cierto, entonces no.- El aspira una vez más y guarda su pipa.
- Si que te gusta mucho eh.
- Ya te dije, sólo cuando me siento miserable.
- Bueno, hoy sí es un buen día para sentirse miserable.
Karim se veía de eso chicos que fumaban tanto que el efecto de la marihuana era su estado de personalidad natural. A mi si me gustaba, pero no al grado de fumar todos lo días, sólo cuando se daba la oportunidad.
Después de otra media hora por fin llegó la grúa. Karim le indicó al señor que la atendía que lo llevara a un taller donde lo pudieran arreglar.
- Bueno, creo que esto es todo. Gracias por esperar conmigo.
- No te preocupes.
- ¿Cómo vas a regresar a tu casa?
- Creo que sé cómo regresarme caminando, no es mucho, como 10 minutos.
- ¿Segura?
- Yep. Ah, por cierto, quiero las fotos que me tomaste en el museo.
- Si quieres te las paso, pero creo que este no es un buen momento para hacerlo.
- No hablo de ahora, o sea, cuando puedas.
- Vale, si quieres pásame tu Instagram y por ahí te las mando ¿va?
- Va.- tomó su celular y le escribo mi nombre de usuario en la aplicación de notas.- Listo, entonces ahora sí, nos vemos.
- Bye Laila.
- Bye Karim.

Amarte sin condicionesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant