Sin secretos

502 33 6
                                    

La filosofía que rige mi vida desde que tenía 15 años ha sido el hecho de que nunca habrá un punto en tu existencia en que no tengas un problema que resolver, nunca habrá un momento en el que estés totalmente despreocupada ya sea de cosas grandes o cosas pequeñas, en sí, jamás existirá un día en el que estés completamente feliz. Puede que suene muy crudo, pero si lo piensas más a detalle, es bueno, porque de esta manera tu vida no sería aburrida, y siempre existirá una razón por la cual seguir.
Ahora más que nunca ese pensamiento estaba presente en mi vida, terminé la preparatoria y ahora me tengo que preocupar por el conservatorio de Nueva York; ya que por fin soy novia de Santiago, ahora me preocupo por que sepa lo que pasó entre Mariano y yo. En fin, unos problemas se resuelven y otros se generan. Pero eso le da sentido a mi existencia.

Era jueves por la mañana, Mariano pasaría por mí para después irnos juntos al gimnasio donde Santiago jugaría básquetbol.
- Pásame la miel.- Dice mamá mientras desayunábamos.
- Toma.- Se la doy. El sonido del timbre interrumpe mi bocado de waffles con fresas.- Creo que es Mariano, ya llegó por mí.
- Termina de desayunar antes de que te vayas.- Me dice en forma de orden.
- Está bieeen.- Ruedo los ojos.- Solo voy a abrirle, ni modo que se quede afuera.- Veo por el interfón para asegurarme de que era él y presiono el botón para abrir la puerta.
- ¿Me extrañaste?- Dice Mariano una vez que entra.
- No, que perro asco.
- Ah ok, entonces vete a la mierda.
- Gracias.- Ambos soltamos una carcajada después de ese hermoso saludo.- Espera a que termine de desayunar y ya nos vamos. ¿Quieres waffles?
- No gracias, ya desayuné.
- Entonces sólo espérame.
- Mariano, qué gusto verte.- Saluda mi mamá alegremente al regresar al desayunador.
- Hola Verónica, igual, hace mucho no la veía.- Habla con una gran sonrisa en los labios.
- Siéntate con confianza, ¿No gustas algo de comer o de beber? Nana te puede preparar lo que quieras.
- Mmm, sólo un vaso de agua por favor.- Dice Mariano tímidamente, me daba risa cuando se comportaba así.
- Bueno, entonces te quedas en tu casa, ya me tengo que ir al trabajo. Qué gusto verte eh, espero vengas más seguido.
- Claro, estaré viniendo ahora que son vacaciones.
- Más te vale.- Se despide de él con un beso en la mejilla.-Nos vemos en la noche hija.- Ella sale de la casa y después de un momento se escucha el sonido del motor del auto listo para salir.
Mi madre quería mucho a Mariano, cada que venía a la casa lo trataba mejor que a mí en todo el tiempo que llevo existiendo. Cuando Mariano y yo teníamos los encuentros por los que solía estar en mi casa, siempre se quedaba conversando con ella por las noches cuando regresaba del trabajo.
Aún no sé si trataría a Santiago mejor o igual que a Mariano, es decir, ha venido pocas veces a la casa y creo que solo una vez se han encontrado. Esto me hace pensar que no sería mala idea presentarle a Santiago en forma, tal vez en una cena o comida para que lo conozca mejor, después de todo él ya era mi novio oficialmente y Mariano mi mejor amigo.
- Se ven buenos los waffles. - Dice Mariano examinando de mi nariz para abajo.- Tienes toda la boca llena de Nutella.
- Nada que una servilleta no pueda solucionar.
- Comes como niñita.- Ahora ve que la mesa está llena de moronas de waffles.
- Ya deja de criticar y ayúdame a terminar.- Tomo el pedazo de comida que me faltaba para terminar y se lo meto a la fuerza en la boca. Entre risas Mariano se termina el último bocado.- Listo, vámonos.- Me paro de la mesa para irnos.
- Casi muero ahogado, pero está bien, vámonos.
El gimnasio de mi casa estaba algo lejos, pero nada que no haría por Santiago. Le presté mi celular a Mariano para que pusiera el GPS, creo que en estos tiempos existe una completa dependencia a Google Maps, no me imagino que sería de todos si no existiera.
- Karim guión bajo Levi solicitó seguirte en Instagram.- Lee en voz alta la tira de notificación que acababa de aparecer en la pantalla.- ¿Quién es?
- Ah, un chico que conocí la vez que Santiago y yo fuimos al museo y no pudo entrar.
Terminé por contarle todo lo que había pasado después de conocerlo, tampoco era gran cosa pero Mariano se mostró muy interesado en saber quién era.
- Que pequeño es el mundo.- Dice una vez que termino el relato.
- Es lo mismo que pienso yo.
- Creo que es aquí.- Mariano estaciona el auto.
El gimnasio era grande, suena raro, pero nunca había visto a tanta gente en silla de ruedas junta, parecía que estaban calentando pues se pasaban el balón entre sí.
Santiago estaba del otro lado del gimnasio hablando con el coach, parecía que al igual que nosotros acababa de llegar, y como era de esperarse, Violeta estaba con él, ni siquiera la quería ver después de lo que seguramente hizo el día de la graduación.
Mariano y yo caminamos hasta llegar con ellos una vez que terminaron de hablar con el coach.
- Amor.- Santiago abraza mi cintura al verme.
- Hola cielo.- Le doy un corto beso en los labios. Violeta como siempre, se nos quedaba mirando.
- Mucho amor.- Habla Mariano con una cara de disgusto, los tres reímos.- ¿Ya vas a entrenar?
- Sí, pero antes me van a hacer unos exámenes médicos.
- ¿Listo? El doctor ya llegó.- Habla el entrenador.
- Síp, vamos.
- Si alguien te acompaña estaría mejor.
- Entonces vamos los dos.- Habla Violeta predisponiendo que ella era la que debía acompañarlo.
- No Violeta, quiero que me acompañe Lai.- Santiago la detiene. No es necesario decir el gusto que me daba eso.
- Bueno... entonces los esperamos afuera.- Habla Mariano.
Ambos salimos del gimnasio para llegar al consultorio.
- ¿Para qué es el examen médico?- Le pregunto a Santiago.
- No sé, supongo que es para ver qué tal estoy de salud antes de empezar a entrenar.
- Oh no, van a descubrir que te drogas.
- ¿Que me drogo?
- Sí, que te drogas.
- Hace mucho no lo hago, creo que ya no hay rastro en mi sangre.- Ambos reímos.
- Aquí es, pasen al consultorio, mientras iré por la silla de ruedas manual para que puedas empezar.- El entrenador se va.
El doctor era un anciano muy bajito con aspecto cansado, como si hubiera estado despierto toda la vida sin dormir. Ojalá esa no sea la apariencia de Santiago cuando tenga su edad, claro, si es que se decide a estudiar medicina.
El doctor le preguntó algunas cosas sobre su accidente, sobre los espasmos, dolores, disreflexia autonómica y todo lo que conlleva tener una lesión en la médula espinal. Después lo ayudé a que se recostara en la camilla para que fuera más fácil medirlo. Era alto, para ser exacta 1.87 metros. Le checó el pulso, la temperatura, el ritmo cardiaco y todo lo que hacen comúnmente en las consultas. Por último lo ayudó a sentarse nuevamente en la silla y nos volvimos a sentar frente al escritorio.
- Parece que estás muy sano y listo para empezar a jugar.- Habla el doctor.
- Entonces ¿eso es todo?
- Sí, ya pueden irse. ¿Gustan una paleta?
- Claro.- Digo yo. Santiago toma una de uva y yo una de fresa.
Salimos listos para ahora sí ver entrenar a Santiago. Abrí mi paleta y la de Santiago pero solo al darle la primer lamida se me cayó al piso, era de esperarse que Santiago se burlara de mi.
- Para que veas que te amo, te regalo la mía.
- Que asco, está toda lamida por ti.- Bromeo.
- ¿O sea que te dan asco mis besos?
- Obvio no.- Tomo su paleta y la meto en mi boca.- Pero hay que compartirla, no quiero que te quedes sin paleta.
Llegamos nuevamente al gimnasio, Santiago se fue con el entrenador y yo me fui a las gradas donde Mariano ya estaba sentado con una bolsa de papas en la mano junto con Violeta, parecía que estaban platicando. En cuanto vio que me acercaba ella se movió de lugar.
- ¿Me das?- Hablo mientras me siento junto a él.
- No.- Me le quedo mirando con cara de desconcierto.- Es broma, toma.
Mientras Santiago entrenaba Mariano y yo platicamos de las tonterías que se nos ocurrían en el momento. Santiago parecía que le estaba gustando, nunca lo había visto conducirse en una silla manual, y parece que no lo hace nada mal, al menos 3 veces encestó el balón. Se veía tan guapo jugando que hacía que admirara cada parte de él.
Abrí mi celular, recordé la solicitud de Instagram de Karim y la acepté, por suerte él tenía su cuenta abierta. Lo seguí de regreso. En su feed tenía fotos de todo tipo, supongo que de su trabajo como fotógrafo, pero de él casi no había, excepto una foto artística donde solo salían sus fotos, incluso en las historias destacadas no salía, solo era imágenes y videos psicodélicos que seguramente encontró en internet y las subió.
Pasó otra hora aproximadamente hasta que terminó, esperamos un momento más hasta que el entrenador dejara de hablar las cosas que comúnmente hablan los entrenadores al final de un entrenamiento.
Bajamos con Santiago. Estaba platicando con un chico que parecía de nuestra edad, tal vez un poco más pequeño.
- Él es Christian.- Nos dice Santiago cuando llegamos con él.
De lejos no lo había visto, pero de cerca era lindo. Se veía de unos 17 años, tenía un rostro tierno, más porque tenía algunas pecas, era rubio castaño con ojos café claro. Creo que no puedo omitir que lo que más sobre saltaba en él era que no tenía piernas, una de ellas estaba amputada arriba de la rodilla y la otra un poco más abajo de ella.
- Hola Christian.- Mariano y yo saludamos al unísono.
- Él también viene para tener créditos para la escuela.- Habla Santiago.
- Sí, esto de no ir al colegio es un poco complicado.- Dice Christian. Mariano no podía ser más obvio pues se le había quedado mirando a las piernas sin un poco de disimulo.- Hace dos años me caí escalando de una montaña.- Habla al notar a Mariano.
- Perdón, es que nunca había...
- Nunca habías visto una pierna amputada.- Lo interrumpe.- No te preocupes, es normal, ya me acostumbré.- Dice de la manera más agradable posible.
- ¡Christian!- El grito de una señora que venía corriendo con dos prótesis en las manos por suerte nos interrumpe.- Ya vine por ti para irnos a la casa, vente, te ayudo a poner las prótesis.- La señora mueve su silla hasta una banca y ayuda a Christian, una vez que las tuvo puestas se paró, se despidió y ambos salieron caminando. No sabía que el mundo de las piernas artificiales estaba tan avanzado, cojeaba un poco, pero nada fuera de lo normal.
Violeta había ido al baño, así que no quedó otra persona más que yo para ayudar a que Santiago se pasara a la silla eléctrica.
- Ay amor, estás todo sudado.- Le digo una vez que me acerco a él para transferirlo.
- Hace mucho no sudaba.
- ¿Seguro? ¿Y la vez que nos cachó la enfermera?
- Bueno, pero es diferente.- Ambos reímos.- Dame un beso.
- Te daré uno en la frente.
- Como de mamá.
- Sí.- Le planto un beso en la frente.- Ugh, sabes a sal.
- ¿Qué querías? Acabo de hacer el ejercicio que no había hecho hace más de un año.
- ¿Ves como si te amo? Te doy besitos aún cuando estas todo sucio.
Después de esto iríamos a casa de Santiago para estar un rato con él.
Comimos con su familia, jugamos a las escondidas con Rod por toda la casa y Santiago era el que más perdía, no había muchos lugares donde se pudiera esconder.
Luego nos fuimos a la habitación de Santiago para descansar un poco, como siempre Mariano y yo nos aventamos a su gigante y cómoda cama.
- Oye, tú nos tienes que decir algo.- Me dirijo a Mariano en un tono serio.
- ¿Qué hice ahora?
- Nada, sólo quiero que me digas lo que harás con Mel.
- Es cierto, a mi no me has contado nada y eso que somos mejores amigos.
- Pues es que no sé, ni yo sé.
- ¿Sí te gusta o no?- Pregunto yo.
- Sí me gusta, pero ella sí quiere algo bien, y yo no lo sé aún. No quiero lastimarla.- Habla Mariano. Qué ironía, hace justo lo que yo no hice con él.
- Que bueno que pienses así bro, muy bien por ti.- Dice Santiago.
De pronto entra Rod corriendo hasta Mariano suplicando que jugara con él una partida de Fifa.
- Okay, vamos.- Le dice a Rod, que no dejaba de jalarlo del brazo. Ambos salen de la habitación.
- Ven, acuéstate conmigo.- Le digo a Santiago. De pronto me entraron unas ganas inmensas de abrazarlo, quería estar con él y nunca soltarlo. Santiago se cambió a la cama y me acurruqué en su cálido pecho.
- Hueles rico.- Me dice él.
- Pues claro. Traigo el perfume que me regalaste.
- Con razón, qué buen gusto tengo.
Nos quedamos un rato mirando el celular en silencio, de pronto yo le mostraba un meme o al revés, me daba tanto gusto haber llegado a esa parte de una relación en la que puedes estar callado por horas y nunca sentirte incómoda. Nos pusimos a ver un video en mi celular de "10 datos que no sabías de Snoop Dogg". Ya íbamos por la curiosidad número 6, cuando un  mensaje directo de Karim aparecieron en las notificaciones. Hoy el mundo quería que todos supieran de Karim.
Laila! Ya tengo tus fotos, pásame tu correo para poder enviártelas todas.-4:38 p.m.
- ¿Quién es Karim?- Santiago cambia su tono de voz pero sin llegar a la seriedad.
Volví a contar todo el relato que le había contado a Mariano por la mañana, con todos los detalles, desde cómo lo había conocido en el museo, hasta la vez que su auto se descompuso.
-... y por eso me va a enviar las fotos.
- ¿Por qué no me habías hablado de él?
- No se me hizo algo relevante.
- Hmm.- Se queda pensativo.- Pues con que no te tire la onda, todo está bien.
- Amor, no me ha tirado la onda, y si lo hace, obvio le dejo de hablar.- Sus primeros celos comenzaban a emerger.
- ¿O sea que se hablan siempre?
- No no, no me refiero a eso, o sea... que lo bloqueo o algo.- Él se queda en silencio.- Ay amor, no es nadie importante, probablemente esa fue la última vez que lo veré en toda mi vida.
- No amor, no pasa nada. Confío en ti.- Dice él tranquilamente. Pero ese confío en ti, me recordó a todo lo que no le he dicho de Mariano.- Oye por cierto.
- ¿Qué?
- Iré a visitar a mis abuelos que viven en Argentina desde el miércoles de la siguiente semana, todos nos iremos como 10 días.
- Wow, no sabía que tus abuelos eran de Argentina.
- No lo son, pero se mudaron ahí cuando se retiraron.
- Oh ya. ¿Entonces me vas a dejar 10 días triste y sola?
- ¿No crees sobrevivir?
- Nop.
- Ojalá fueras conmigo para que los conocieras, pero mi mamá ni siquiera nos dijo que íbamos a ir, literalmente ayer dijo: la siguiente semana nos iremos con los abuelos.
- Mmm, bueno. 10 días no son muchos. Solo no te vayas a enamorar de una argentina.
- No me puedo enamorar si mi corazón ya está ocupado.- Dice bromeando. Hace que explote de amor pero a la vez de vergüenza.
- Que lindo, es lo más bonito que me has dicho hoy, pero por fa no vuelvas a decir algo así.- Ambos reímos.
Mariano regresó después de tanto, para nuestra mala suerte su papá le dijo que tenía que regresar temprano porque en la noche tenía una cena con la familia de su tonta novia y que era indispensable que faltara. Mariano me pasaría a dejar a mi casa pues le quedaba de paso, así que lo mejor era que los dos nos fuéramos.
- Te amo bebé, te vengo a ver antes de que te vayas a Argentina.- Hablo mientras me despido de él y lo doy un gran beso en los labios.
- Te amo bebé, yo también te vengo a ver.- Mariano se burla de nosotros. Hace que los sacamos una enorme risa.
- Los amo a los dos.- Dice él.- Me avisas cuando llegues Lai.
- Síp.
Santiago cierra la puerta.
- Oye, espera.- Hablo yo antes de doblar para el pasillo del ascensor.
- ¿Qué pasa?
- Últimamente he estado pensado mucho esto, y no se me hace justo que Santiago no sepa todo lo que pasó entre nosotros.
- ¿Estas diciendo que quieres que le digamos?
- Sí, no quiero que haya secretos entre nosotros dos, será mejor que se entere por mi y no por otra persona.
- Tienes razón, también es mi amigo y tampoco quiero que haya secretos.
- ¿Entonces cuando será un buen momento para decírselo?
- Yo creo que cuando regrese de Argentina. Aunque no tengo ni idea de si lo va a tomar bien o mal.
- Yo tampoco.
- ¿Quieres que sepa todo? ¿Incluso la vez que cogimos después del halloween?
- Sí, todo, no quiero ningún secreto.
- Bueno, entonces cuando regrese. ¿Segura qué quieres hacer esto? ¿No importa las consecuencias?
- Segura.
- Okay, ahora sí ya vámonos.
Al seguir nuestro camino hacia el ascensor y doblar la esquina del pasillo, venía Violeta. Y probablemente, no, seguramente, había escuchado todo lo que acababa de hablar con Mariano.

Amarte sin condicionesWhere stories live. Discover now