Aquí acaba todo

301 31 0
                                    

Con la mente aún llena de frustración por lo que acababa de suceder, pedí un Uber de regreso a casa. El enojo le ganaba a la tristeza, era más que claro que Santiago y yo habíamos terminado, así, sin más. Aún no sentía esa sensación de haberlo perdido, quería creer que pronto me entendería, que pronto se daría cuenta de que la que en verdad era falsa era Violeta y no yo. Aún estaba muy enojada por como me dijo que no lo amaba, y por lo fácil que le creyó a Violeta como para saber qué es lo que haría a continuación ¿Le volvería a hablar con más calma para volver a aclarar las cosas? O esperaría a que él lo hiciera.
Después de pasar por el tráfico de la ciudad, llegué a casa. La silueta de una persona se encontraba frente a la puerta. Había olvidado que Karim vendría hoy a darme las fotos impresas de la sesión, parecía que no podía existir un momento peor para verlo, justo ahora que por su no culpa, mi relación había terminado. Tomé un respiro y bajé del auto.
- Perdóname, olvidé que ibas a venir. ¿Llevas mucho tiempo esperando?- Miro la hora y ya casi daban las 12.
- Llegué apenas, aunque habíamos dicho que nos veíamos a las 11. Pero ya veo que no te afectó mucho que llegara tarde.
- Bueno, pero ya estoy aquí.- Digo suspirando aún con la mente puesta en lo que acababa de suceder.- ¿Quieres pasar?- Le pregunto para no verme tan descortés, aunque la realidad es que quería estar sola.
- ¿Segura? No te ves nada bien.
- No me veo nada bien porque no estoy bien.
- Digo... me puedes contar, si es lo que quieres.
- Agh es que son muchas cosas. Te contaré porque me quiero desahogar y porque increíblemente, estás implicado en esto.
- ¿Yo? Entonces entremos, traje cigarros y un juguito de manzana.- Señala su back pack.
- Nada me caería mejor que un juguito de manzana.
Al entrar estaba Nana preparando la comida en la cocina, le presenté a Karim para después salir al patio donde hay una linda banca que comúnmente uso para platicar mis problemas con otra persona.
- No creí que tu casa fuera tan grande. ¿Por qué no haces una fiesta aquí?
- Todos me dicen eso. Si me ayudas a limpiar el vomito al siguiente día, la hago.
- ¿Específicamente el vomito? No puede ser tan malo, acepto.- Hace que ría.- Ya cuéntame, me tienes con el Jesús en la boca desde que llegué.
- Que expresión tan de señora.
- No encontré otra forma de expresar mi intriga.- Karim dice entre risas mientras enciende un cigarrillo.
- Bueno, lo que pasó fue que... le dijeron todo a Santiago antes de que yo se lo dijera. Y no sólo eso, si no que ahora cree que lo engañé contigo.
- What the fuck.
- Fue lo mismo que pensé cuando lo escuché.
- Pero espera, ¿él sabía de mi existencia?
- Pues le había contado que me habías hecho fotos en el museo y la semana pasada le dije que íbamos a otra sesión. Pero deja terminar de contarte.
- Yo te terminaré de contar.- Me dice él, no sabía a qué se refería.- Seguramente la enfermera loca inventó todo, Santiago le creyó a ella antes que a ti y más aún por lo que acababa de salir a la luz y por eso ahora la enojada eres tú.
- Acertaste.
- Wow, qué lío.
- Lo sé, mi vida apesta. Estoy tan enojada y triste a la vez.
- ¿Bromeas? Te peleaste con tu novio porque antes te cogías a su mejor amigo. Mucha gente quisiera tener ese tipo de problemas.- Me dice en un tono serio.
- El que la gente tenga otros problemas más grandes no quiere decir que yo deba minimizar los míos.
- Solo digo que tal vez estás exagerando, no creo que sea un problema tan grande.
- No es como que pueda cambiar mis emociones. Es lo que siento y ya.
- Tienes razón.- Dice Karim a secas.- Perdóname, a veces no pienso lo que digo.
- Dicen que todos los días se aprende algo nuevo.
- ¿Frase de señora?
- Son las mejores.- Reímos.
No me gustaba nada lo que me acababa de decir, era como la primera bandera roja realmente significante que encontraba en él. Minimizar los sentimientos de otra persona está mal, pero que me haya dado la razón tan pronto no era algo muy usual en la gente.
- Entonces...- Dice él algo incomodado.- Yo soy uno de los protagonistas de tu ruptura, es un gran honor para mí si me lo preguntas.- Dice irónicamente.
- Aún no es ruptura ¿okay?
- Okay , de tu pre ruptura. Verga, si lo piensas en realidad la mayoría es culpa de la sociedad y su monogamia.
- La monogamia no existe, pero lo que sí existen son los secretos. Tal vez sea culpa de la monogamia pero muy muy muy en el fondo.
- Hay muchas formas de ver tu problema, ya te lo he dicho, verdades relativas, perspectivas diferentes.
- Ya sé, pero fuera de eso. Necesito que alguien me diga que debo hacer.
- Para mí tu postura es la correcta, realmente en lo único que estuviste mal fue en no decirle desde el inicio las cosas se hayan dado como se hayan dado. Y si Mariano te amaba, no es como que tú seas propiedad de Santiago, tanto tu como Mariano son libres de hacer lo que quieran.
- Wow. No lo había pensado, no soy propiedad de nadie.
- Ahí lo tienes. Yo digo que intentes hablar con él, todo fue muy rápido y con los sentimientos a flor de piel.
- ¿Pero yo le hablo? Mejor esperaré a qué él lo haga, termine muy enojada yo como para buscarlo primero, no quiero perder mi dignidad.
- No es perder la dignidad, es querer arreglar las cosas. Lo que sí, espera un poco para que todo se calme. Tal vez mañana o pasado mañana.
- Ya sé que definitivamente hoy, no.- Suspiro.- Dame un trago de juguito de manzana.- Me pasa el bote después de él darle un sorbo.
Lo siguiente que hizo Karim fue mostrarme las fotos, una vez más habían quedado geniales, más la del ave, sabía que con esa teníamos el primer lugar asegurado.
- Pues gracias por dejarme entrar a tu mansión.- Dice él para despedirse.
- ¿Mansión? Eso suena raro.
- Admitamos que vives en un lugar muy privilegiado.- Me quedo callada, no sabía qué contestar.- Oye.- Habla misterioso después de unos segundos.
- ¿Qué?
- Creo que aquí acaba nuestra... ¿relación?
- ¿De qué hablas?
- Ya no hay más sesiones de fotos y ahora te estoy dando las impresiones... aunque si te digo la verdad, ahora te considero mi amiga.
- Y yo te considero mi amigo.
- También soy tu amante ficticio.
- También.- Él toma mi mano con fuerza haciendo que me sorprenda un poco.
- Pero si quieres puede ser real.- Me sorprendo aún más mirándolo atónita.- Es broma.- Dice entre risas soltando el agarre
- Entre broma y broma, la verdad se asoma...- Hablo decidida.
- Pero solo fue *una* broma.
- Lo que tú digas.- Nos quedamos mirando y reímos sin saber lo que acababa de pasar.
- En cuatro semanas tocaré en Layla.- Cambia de tema drásticamente sin más. Se refería a un antro que acababan de abrir y estaba de moda. -¿Recuerdas nuestro trato de influencers?
- ¿Quieres que le haga promoción a un antro que se llama igual que yo?
- Excato, Laila la hermosa. De recompensa te doy mesa y puedes llevar a quién quieras, incluso a Santiago si es que para ese día se arreglan.
- ¿Si sabes que te odia no?
- Cuando le expliques bien, me dejará de odiar. En fin, me tengo que ir. Me avisas qué pasa, y si vas también.
- Okay, te llevo a la puerta.
Nos despedimos con un beso en la mejilla, dejando su aroma a una mezcla de cigarro y por alguna razón a té de manzanilla en mi rostro.
Acto seguido subí a mi habitación para hablar con Mariano y enterarme de lo que había pasado después, la presencia de Karim hizo que me relajara un poco pero la angustia ya había regresado.
Mariano me dijo que fuera a su casa para que habláramos, era mejor así, teníamos muchas cosas que comentar y por teléfono no sería posible. Pronto subí al auto y me dirigí a su casa.
- Violeta es una, es una, es una hija de perra.- Dice Mariano en cuanto me abre la puerta.
- ¿Qué pasó? Dímelo.
- Pues nada, literalmente cuando tú te fuiste le dije a Santiago que no le creyera a Violeta, pero ella aprovechó que no estabas para aventarte mierda y llenar de mierda a Santiago.
- No mames, ¡¿Qué dijo?!
- Que ella siempre vio en ti algo sospechoso, que no te merecía, y ya cuando yo lo estaba convenciendo le enseñó el perfil del tal Karim, vió una foto en la que te etiquetó y cito: "¿Ves como no te miento? Es una falsa de cagada, si lo hizo una vez como no iba a hacerlo dos veces"
- Carajo, no lo puedo creer, te dije que estaba completamente loca. ¿Qué pasó después?
- Santiago me seguía diciendo que soy un mentiroso y que nuestra amistad era falsa, estaba a dos de salirse de control la discusión, pero me contuve y preferí irme antes de que algo pasara.
- Verga. Estoy impresionada.
- ¿Estás segura de que no engañaste a Karim con ese wey?- Me pregunta como si sí lo hubiera hecho
- ¿Neta me estás preguntando eso?
- Ya sé que no, pero siempre existe una posibilidad.
- Jamas engañaría a Santiago con nadie, Karim y yo somos amigos y ya, ni siquiera amigos, conocidos. Violeta tomó a la primer persona que vio para inventar todo.
- Okay, okay, te creo.
- Tú más que nadie sabes lo mucho que me costó que él y yo anduviéramos.
- Créeme que lo sé.
Nos cambiamos de lugar de la entrada a su habitación, era raro ir a su casa sin el propósito de ir a coger.
Nunca le había puesto atención a todos lo trofeos de todos los concursos que había ganado, desde el maratón de matemáticas, hasta la copa de partidos de volleyball. Después de echarles un vistazo a todos, tomé uno que no tenía grabado ningún título.
- ¿Este de qué es?
- No lo recuerdo, creo que se le cayó la placa hace unos años, pero son tantos que no sé de qué fue.
- Qué presumido eres.- Me tumbo sobre la cama aún con el trofeo en las manos y él se acuesta junto a mi. Ambos no quedamos mirando hacia el techo en silencio.
- Todo esto es muy complicado.- Habla él después de un rato.
- Tú qué opinas: que somos pésimas personas por haber mantenido una relación de amigos con derechos mientras Santiago estaba en el hospital o que era algo externo a él.
- Te diré algo que creo que nunca te lo he dicho tan directamente.- Dice mientras deja de estar acostado y se sienta en la orilla de la cama.
- Tú eres la niña a la que más he querido, incluso alguna vez sentí que te amaba. Yo siempre supe que Santiago te quería tanto como yo, o tal vez más. No me excuso de habérselo ocultado a mi mejor amigo, pero de verdad Laila, esa fue la única manera en la que sentía que te tenía conmigo. Espero que alguna vez Santiago lo pueda entender porque de verdad es la única explicación que le puedo dar.
- Ahora yo te diré algo.
- Dime.
- Siento que nunca te lo he dicho, o tal vez sí, pero al aire.- Tomé fuerzas y hablé.- Perdóname por haberte ilusionado de esa forma, siempre supe que estaba mal, pero mi ego y mis ganas de tener a alguien ahí me ganaron, no tomé en cuenta tus sentimientos y me escudé en que te había advertido desde el inicio que no quería nada serio contigo. No tuve la suficiente empatía como para ponerme en tu lugar y pensar en tus sentimientos. Así que... quiero que sepas que a pesar de todo, te volviste una persona muy importante en mi vida y no sé qué haría si un día me faltas. Cuando nos peleamos la pasé muy mal, y te prometo que nunca nunca más haré algo que te haga sentir triste, y si lo llego a hacer con toda confianza me lo puedes decir.
- Laila.- Dice con una sonrisa de emociones encontradas en los labios.- Te perdono. Y tu perdonándome a mi por ignorar todo lo que tú me decías, aferrarme a ti e interponerme entre tú y Santiago.
- Tú no tienes que pedirme perdón por nada. En serio.
- Ven, dame un abrazo.- Dice él abriendo sus brazos para que me posicionara en su cálido pecho.
Al dar el abrazo veo un sharpie negro en el escritorio, se me ocurre una magnífica idea.
- ¿ Qué haces?-Dice él al ver como me estiraba para alcanzar el plumón.
- Ya verás.- Me vuelvo a sentar en la cama ya con el plumón en la mano. -No puedes ver, cierra los ojos.
- ¿Me vas a dibujar un pito?
- ¡Shh! Cierra los ojos.- Insisto.
- Okay, ya.- Con el sharpie, escribo una leyenda en el trofeo sin placa.
- Listo, ya los puedes abrir.- Le coloco la copa entre las manos.
- "Trofeo por ser el mejor amigo que alguna vez Laila puedo llegar a tener"
- Me vas a hacer llorar.- Habla con un pequeño nudo en la garganta.- Nadie nunca había hecho algo tan lindo para mi.- Se le sale una lagrimita haciendo que le vuelva a dar un gran abrazo.
- Así ya tendrás tu vitrina de logros completa.
- Un logro más un logro menos, que más da.- Dice con ironía.
-Ay ya vete al carajo.
- Ya ven, te quiero mucho, en serio.- Una vez más nos volvemos a abrazar.
Creo que sincerarme tanto con Mariano, era necesario, era como el primer paso para resolver los problemas. Además no había reconocido mi error y que él supiera lo mucho que lo sentía, haría que nuestra relación se reforzara aún más, sin rencores.
Por último Mariano me invitó a cenar sopa instantánea, por lo que me quedé otra hora más. Prefería estar acompañada de alguien, porque sabía que si me quedaba sola, me hundiría en la depresión.
- Tranquila Lai, ya verás que todo se va a solucionar. - Habla mientras le da un gran sorbo a los fideos.
- Que asco, me salpicaste toda la cara.
- Ah pero mi semen no te daba asco.
- Cállate. Eso ya quedó en el pasado.
- El que ahora estés enamorada de Santiago no quiere decir que yo no te guste... físicamente.
- Claro que me gustas, si no, no hubiera cogido contigo nunca.
- Eso sí, que rara situación, ahora comprendo más el enojo de Santiago. Tu y yo nos vamos a gustar siempre de esa forma.
- Es algo inevitable, al menos que subas 100 kilos y no te bañes.
- Eso en la perra vida pasará.
- Ya lo sé, eres demasiado "perfecto" como para que eso pase.
- Exactamente Lai.
- ¿Y qué más pasó con tu chica argentina?
- Pues cuando salimos nos besamos. Neta terminé muy enculado de ella. Te decía que hemos estado hablando. ¿Sabes qué es lo mejor?
- ¿Qué?
- Que tenemos muchas cosas en común, estudia gastronomía, jugaba volleyball en la secundaria y su dulce favorito son las life savers.
- Wow, eso último fue muy específico. Hablando de gastronomía, no me has dicho en qué universidad te vas a quedar.
- Aún no lo sé Lai, son tantas universidades que no me decido por una. Digo, la de aquí es buena, pero no sé si lo mejor sería irme a otro país a estudiar.
- Pues ya tienes poco tiempo para decidir.
- No lo sé, he estudiado tanto por tanto tiempo, que no me parecería mala idea un año sabático, tal vez lo use para ir a ver a Martina.
- En verdad quedaste muy enamorado.
Me daba gusto por Mariano, aunque con Mel las cosas no hayan funcionado, este nuevo amor que tenía con la chica argentina no se veía nada mal, a excepción de que vive a 12 horas de él. Ojalá todo resulte bien para ellos dos.
Después de un rato más regresé a mi casa. Y ahora sí, me hundí en la depresión que me había estado aguardando todo el día. Tenía la mente llena de miles de pensamientos inconclusos. Me comenzó a doler la cabeza, no paraba de abrir whats app a ver si de casualidad Santiago me había buscado, pero era en vano. Por suerte aún me salía su foto de perfil, por lo tanto no me había bloqueado, y en las demás redes sociales aún me seguía. Yo sé que la pelea tenía menos de un día, pero para mi ya había sido una eternidad.
Mi mamá regresó del trabajo después de un rato, me preguntó que qué tenía pero la verdad no quería decirle nada a nadie antes de yo saber qué iba a hacer.
Como pude me quedé dormida, aunque me desperté al menos unas tres veces inconscientemente para ver si seguía sin tener una notificación, pero una vez más, fue en vano.
————————————————————————
Pasé 4 días enteros sin saber nada de Santiago. No tenía idea de cómo había sobrevivido ni de como pude salir de la cama estos dos días. Pero allí estaba en clase de danza arruinando la coreografía por no poder dar un salto de cambio.
- Estás mal Laila, tienes que tomar el impulso desde abajo.- Dice la instructora ya exasperada porque era la cuarta vez que lo repetía.
- No me sale, ya lo intenté mil veces.- Hablo yo llena de frustración.
- Salto, giro, caigo.- Hace el movimiento mientras da las indicaciones. Yo lo repito otra vez.
- Estás colocando mal los pies y no estás estirando las piernas en el aire.- Habla más molesta. Lo vuelvo a hacer.- Estás mal ¿sabes qué? tu compañera hará esa parte en lo que a ti te sale, y si no te sale en lo que resta de la clase estás fuera de la coreografía.
Sus palabras me llevan al límite de la frustración haciendo que brotara un nudo en mi garganta que dolía desde el pecho.
Me muevo del centro del salón hasta una esquina con los ojos de todas mis compañeras puestos en mi. Me sentía completamente mal tanto física como mentalmente, mi cerebro estaba nublado de puros malos pensamientos y mis pies ya no podían hacer un movimiento más. Traté, una, dos, cinco, diez, veinte veces más. Pero el salto seguía sin salir. Ahora sí estaba a unos segundos de desbordarme en lágrimas.
- Carajo.- Grito de la desesperación y salgo corriendo del salón ya con lágrimas en mis ojos. Me metí a los vestidores del estudio para después sentarme en una banca y poder sufrir cómodamente.
- ¡Laila!- Dice  Jess entrando al vestidor, la única chica que me caía bien del grupo.- ¿Qué pasa?
- No me sale el maldito salto.- Digo con voz temblorosa.
- No te pongas así Lai, entre más te desesperes menos te va a salir. Tranquila.- Dice ella tratando de animarme.
- Agh, perdón. Es que ni siquiera me siento bien como para seguir intentándolo.
- Ya no lo intentes. Es mejor que te vayas a descansar.
- Pero estuchaste a la maestra, si no me sale ahora me sacará de la coreografía.
- Siempre dice eso, es dura, pero lo dice para exigirte más. Al final siempre perdona. Ya me ha pasado.
- Tienes razón, lo mejor es que me vaya.
- ¿Te traigo tus cosas?
- Síp, gracias.- Hablo ya más calmada.
Jess sale del salón. Aprovecho para limpiar mi rostro y los fluidos nasales que habían brotado.
Una vez con mi mochila en mi poder, tomé mi celular. Un mensaje de Santiago me dejó inmóvil.
Hola Laila. Oye, quisiera que nos veamos para que me devuelvas mis cosas. ¿Cuándo puedes?- 12:33 p.m
¿En verdad para Santiago había terminado todo? ¿Era el final de todo? ¿Tan poco va a pelear porque sigamos juntos?
Abrí el mensaje pensando por unos minutos qué contestar. El vernos no era para hablar, era para literalmente terminar la relación por completo.
Hola, puedo hoy.-1:52 p.m
Respondo lo más cortante posible. Rápidamente le conté a Mariano lo que acababa de suceder, a lo que me aconsejó a que dejara que él dijera todo, la hora en la que nos veríamos y el lugar.
¿Nos vemos a las 5 en tu casa?- 1:56 p.m
Está bien- 1:58 p.m
Después de enfrentar el problema de danza, ahora debía enfrentar mi verdadero problema. Santiago.
Eran muchas emociones para un solo día, solo esperaba que este día terminara.
Regresé a mi casa derrotada por la vida. Estaba nerviosa por lo que pasaría hoy, pero muy decidida aunque no sé si preparada por poder volver a hablar con Santiago, sin embargo no sabía si él vendría en ese mismo plan o en el plan de acabar todo.
Nana tenía la comida lista, pero el apetito se me había ido desde hace un rato, así que mejor opté por tomar un baño para relajarme por lo menos un poco.
A las 4:30 yo ya estaba temblando de los nervios, y a las 5 quería que la tierra me tragara. Preparé las cosas que se supone le daría a Santiago, dos hoodies, una camiseta y una gorra. No fue hasta las 5:10 que Santiago me aviso que ya estaba abajo. Me tardé en salir para que creyera que no estaba tan mal aunque por dentro me estuviera muriendo. Con todas las cosas en las manos, abrí la puerta y la camioneta se encontraba frente a mi casa al volante de Violeta. Claro, quién más lo iba a traer.
Violeta salió del auto para ayudar a bajar a Santiago sin siquiera voltearme a ver. Se deslizó la rampa y ahí estaba él, en su regazo traía unos audífonos que alguna vez le presté y un suéter que dejé en su casa hace un mes.
- Hola Laila.- Dice con un tono serio.
- Hola.- Hablo en tono firme para ocultar lo que en realidad estaba sintiendo.
- ¿Quieres pasar?- Santiago voltea a ver a Violeta como si necesitara su aprobación para hacerlo.
- No te tardes.- Le dice ella.
Acto seguido entré con Santiago al vestíbulo de la casa cerrándole la puerta a Violeta con fuerza.
- Viniste a que te diera tus cosas o a hablar.- Hablo con la poca fuerza interior que me quedaba.
- Yo ya no tengo nada que hablar contigo Laila.
- ¿Entonces para ti ya todo termino? ¿No hay nada más que decir?
- Ya dijimos suficiente la otra vez ¿no crees?
- Verga Santiago, no puedo creer lo poco que estás haciendo para que esto se resuelva.
- No tengo nada que resolver Laila, es todo.
- Muy bien. Pero te lo diré una vez más. Mariano y yo sí cogimos, lo hicimos tantas veces que hasta perdí la cuenta.- Digo con cinismo.- Pero eso jamás tuvo nada que ver con lo que sentía por ti, yo no tenía porque serte fiel en ningún momento, no soy de tu propiedad y yo hice lo que hice porque quise, entiendo que estuvo mal, muy mal no habértelo contado desde el inicio. Pero así fueron las cosas y no puedo cambiarlas. Y en tanto a el "engaño", te lo volveré a decir, pero si tú le vas a seguir creyendo a Violeta queda en ti y no en mi. Yo no te engañé, con nadie, jamás lo hice, después de lo mucho que me costó que fuéramos novios y todo lo que te demostré mientras estuve contigo, es absurdo que lo hubiera hecho. Y también te diré algo más, por si te quedaban dudas. Te amo Santiago y me duele demasiado que digas que no es cierto.- Digo sin interrupciones.
- Laila, no hay a manera alguna en la que te pueda creer. Tu no logras entender lo mal que me sentí al escuchar todo lo que me dijo Violeta, no logras entender lo usado que me siento ahora y lo tonto que fui al no darme cuenta tanto de lo que pasó entre ustedes dos y entre el fotógrafo y tú. Ya no te puedo ver igual, y eso no va a cambiar. Y perdón, pero no puedo seguir teniendo una relación con alguien que no es sincera.
- Mierda Santiago, ya te dije que no te engañé. No sé cómo te lo tengo que decir para que me creas.
- Laila, ya no quiero discutir más. No te creo, y menos te voy a creer después de lo que hiciste.
- ¿Qué hago? ¿Te traigo a Karim para que te diga que nada es cierto?
- Incluso si lo trajeras no te creería. No hay forma Laila, ya no digas más.
- Entonces créele todo a Violeta, quédate solo con ella. Por fin te va a poder confesar su amor y controlarte a su gusto. Si tan poco estás haciendo para que esto se solucione, quiere decir que tampoco te importo mucho que digamos.
- Me dejaste de importar en el momento en el que supe que me engañaste.- Sus palabras estrujan mi corazón.
- Verga Santiago. No puedo creer lo que acabas de decir. Con eso ya no tengo dudas. Tenía la esperanza de que esto se solucionara, pero ahora yo tampoco quiero regresar contigo. Aquí acaba todo.
- Muy bien Laila, aquí acaba todo.

Amarte sin condicionesWhere stories live. Discover now