Capítulo 39: Mis Padres Al Final Son Villanos

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Mi canción fav de la semana.

=Astrid=

Desperté de golpe por el odioso sonido del teléfono de Hipo, me estiré como lagartija destrozandome el brazo intentando alcanzarlo, pero Hipo aún medio dormido no dejaba que me moviera por sus brazos que ahora parecian de hierro.

Conseguí tomar el teléfono y respondí a la fastidiosa llamada deteniendo el ruido proveniente del aparato que hacía sangrarme los oídos.

¿Quién llama tan temprano?

Iba a responder que llame más tarde para molestar, ahora tenia un sueño que no me dajaba abrir los ojos de manera normal.

—Encontré algo—fue lo primero que escuché, no un hola ni un lo siento por la hora

Entorné mis ojos para leer el nombre en la brillante pantalla, todavía viendo borroso podía ver la sombra de los números.

Número desconocido.

—¿Quién...?

La persona en la otra línea soltó un bufido, claramente perdiendo la paciencia.

—Soy demasiado para este mundo—susurró el tipo que aún no descifraba su voz—. Cruz, ahora hazme el favor y espabila

Mi cerebro empezó a conectar cables con los murmullos de un Hipo somnoliento de fondo. Abrí mis ojos ya recordando donde estaba y mi nombre incluido.

Ya más despierta hablé:

—¿Qué encontraste?

—No hay manera que te lo diga cuando estas babeando—reclamó, y yo de manera inconsciente me limpie con la manga el rasto de baba que tenia en la comisura—. Será mejor que traigas tu trasero y el de tu novio a la estación

—En primer lugar no estaba babeando, lo segundo es que quieres que vayamos a las seis y media de la mañana a tu oficina, no, dilo ahora

—Desde aquí escuchó a Abadejo tratando de despertar y tú arrastas las palabras como mosca—señaló—. Jane no está, ni lo estará en un par de horas, ahora muevanse

Me volteé a ver a Hipo, este se pasaba una y otra vez la mano por la cara poniendo los ojos blancos al tratar de abrirlos. Parecía poseído.

Solté un quejido al darme cuenta que Cruz tenía razón, pareciamos muertos más que otra cosa.

Una idea vino a mi mente casi apagada y detuve a Cruz para que no cortara la llamada, este volvió a suspirar tal vez pidiendo paciencia y hubo unos segundos de silencio mientras me concentraba en formular lo siguiente que iba a salir de mi boca.

—Tenemos escuela en unas dos horas—mencioné empujando suavemente el hombro de Hipo

—¿Es necesario recordarte que eres perseguida por servicios sociales?—preguntó y de seguro alzó una ceja retandome, pero no la veía así que la ignoré

—Lo decía por Hipo, no quiero ser una mala influencia

—Lo metiste en la búsqueda de un asesino, no hay algo más bajo que eso—dijo—. Ahora despierten o los iré a buscar en una patrulla, llamando la atención de media isla ¿capisce?

Mis palabras se atoraron en mi garganta cuando oí el típico sonido cuando alguien cuelga. Dejé el teléfono en la mesita de noche maldiciendo internamente a Cruz por mandón.

Giré para ver a Hipo, él tenía su antebrazo encima de sus ojos, se mantenía quieto, su pecho subía y bajaba con tranquilidad, pero sospechaba que ya estaba despierto.

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora