Capítulo 27: Intento del adiós

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=Astrid=

—Bien Astrid, cuéntame ¿Cómo ha ido todo?—preguntó, sentándose en el sillón de cuero frente a mi

Alterna su vista de su libreta y conmigo, anotando Thor sabe que, mi pecho sube y baja con calma en cambio de mi corazón que se retuerce en mi caja torácica. Me obligó a mantener su mirada café que cada vez pesa más sobre mi.

Me acomodo en el sillón manteniéndome fría y distante.

—Todo sigue igual, mi padre, la casa, yo—dije

—Suena que todo ha ido peor—volvió a escribir en su libreta

—No he dicho eso—repliqué rápido, ella me miró de reojo incrédula

Tragué en seco y me maldije por lo bajo, la Sra. Diaz dejó su libreta a un lado, vaya milagro, y se recargó sobre su pierna, inclinándose levemente.

—En situaciones como está Astrid, las familia se unen o se rompen—volvió a su posición anterior, cambiando de ambiente abruptamente—. ¿Cómo reaccionaste ante la muerte de tu madre?

—Salte de felicidad—respondí con sarcasmo, ella alzó una ceja indicándome que me tome esto más en serio, solté un bufido y me volví a acomodar en el sillón, provocando un ruido un tanto desagradable—. Me llegó de golpe, tristeza, un vació, fue horrible, me tire al suelo y todo desapareció por un momento, no me lo creía pero sospechaba que era cierto, pensé que me quedaría ahí para siempre

—¿Qué sucedió después?—insistió

Levanté mi vista observando su tez blanca perfectamente cuidada al igual que su blanca sonrisa que de seguro a la mayoría sirve de consuelo. No es mi caso. Los recuerdos vinieron a mi de forma fugaz, el llanto, los gritos y el sentimiento nauseabundo que ahora me invadió.

—Me enoje, me sentía imparable, fuerte, no tuve debilidades o al menos no las sentí, no en ese momento—recordé con la vista en la nada, la imagen de gritándole a un grupo de personas y el sentimiento que me motivaba era darle una paliza vino a mi cabeza, de nuevo—. Desde ahí no ha pasado mucho en realidad

—Interesante... te retienes—ladeó la cabeza—. En diferentes perspectivas se ve debilidad o fuerza ¿Cuál crees tú?

—¿Solo porque me enoje? Mataron a mi madre por todos los dioses ¿Cómo la haría sentir eso? ¿Se pondría a llorar a pesar de que no serviría nada?—me incliné hacia delante, en un intento de encararla—. Escuche, asesinaron a una mujer más buena que su hija

La Dra. Diaz imitó mi acción, me escaneó con detenimiento y una idea pareció brillar en sus ojos, apoyó la espalda en el respaldo de cuero adoptando una posición relajada.

—No porque te haya dado una buena imagen significa que era del todo una victima—expresó y el corazón se me detuvo indignada, de seguro mi cara cambio de igual forma drástica ante aquella acusación—. Tal vez no quería que tomara sus mismas decisiones

—Pero cambio, es lo que importa—contrataqué sonando claramente enojada

—A veces, errores del pasado pueden condenar el futuro—la miré con recelo—. ¿Tienes otras fuentes de apoyo?—cambio de tema, como si lo otro fuera un dulce merecedor de ser probado—. Aparte de su padre

La volví a mirar como si fuera la primera vez, pero esta vez preguntándome si ella estará diagnosticada con bipolaridad, de ser así no me fiaría nada de lo que saliera de su boca.

—No, soy alguien solitaria desde... —me interrumpí, la Dra. Diaz me hizo un gesto para que continuara—. Desde siempre, y me gusta así

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora