02

1.9K 306 115
                                    

Cualquier persona que se encontrara bien de sus facultades mentales podría decirle a Shen yuan que estaba demente, pero a él poco le importaría.

Anotarse como ayudante del equipo de fútbol, cosa que implicaba lavar sus apestosas camisetas y toallas, solamente para poder ingresar sin impedimento a sus vestidores y observar de cerca sus posibles siguientes presas.

Tanto Shang Qinghua y Qi Qingqi habían calificado esto como una idea descabellada y exagerada. Pero como anteriormente se había mencionado, a Shen yuan le importaba realmente muy poco.

No era nada divertido tener que cargar con una asquerosa y maloliente mochila llena de toallas g camisetas sudadas por todo el pasillo de la universidad, llegar a su bicicleta e ir para la lavandería más cercana, pero era recompensado en el momento en que sus compañeros ingresaban a las duchas después de jugar y a medio vestir.

Shen yuan sabía cómo disimular a la hora de pasar cabina por cabina en busca de sus prendas sucias y al mismo tiempo, echar una breve mirada al cuerpo de cada uno de los jugadores.

Y confirmo que Qi Qingqi no había recibido información falsa. Todos estaban considerablemente bien dotados, pero ninguno llegaba a sorprenderle. Incluso había tenido que descartar a Yue Qingyuan de su lista en el momento que supo, que estaba saliendo con alguien.

Así que continuó su búsqueda tranquilamente. Hasta que apareció Luo Binghe, un estudiante de intercambio que había ingresado a la universidad recientemente. El chico era muy inteligente y respetuoso con todos, si bien era algo callado y tímido, igualmente no se negaba a hablar con las demás personas.

Su apariencia iba muy bien acompañada con su personalidad. Su cabello algo esponjoso y rizado, pantalones y camisetas que no se pegaban a sus piernas y torso, incluso algunas veces utilizaba suéteres con cuello de tortuga, que tal vez a otras personas no se les vería nada bien pero a Luo Binghe, simplemente le quedaba perfecto.

Shen yuan no conocía nada de este chico, incluso desconocía de su existencia. Pero por casualidades de la vida, se vió obligado a formar parte del equipo de fútbol americano, y muy contrariamente a lo que todos pensaban, Luo Binghe era increíblemente bueno en los deportes, tan solo odiaba practicarlos. Las chicas de toda la universidad enloquecieron cuando el chico se dejó ver por primera vez con el uniforme del equipo puesto.

¿Quién diría que ese chico callado y tímido, podría tener tales muslos y unos brazos dignos de un modelo a la altura de marcas como Armani? Sí, ni siquiera Shen yuan se habría dado cuenta de ello, pero el chico necesitaba ganar puntos extras en el área de gimnasia y educación física, ya que era en lo único en lo que no destacaba.

Desde ese día, Luo Binghe no pudo tener sus momentos a solas en la biblioteca cada tarde, porque las chicas le perseguían hasta en el almuerzo.

Sin embargo, Shen yuan, aunque podía admitir que Luo Binghe tenía una cara que podría derretir los polos y unos brazos en los que te quisieras morir lentamente, éste no lo encontraba para nada llamativo.

Luo Binghe siempre esperaba a que todos sus compañeros de equipo saliesen de las duchas para poder ingresar y hacer su aseo privadamente, Shen yuan no lo entendía, pero tampoco le importaba. O al menos así fue, hasta ese insignificante día en el que tuvo que quedarse hasta tarde recogiendo la ropa sucia de los jugadores.

El día anterior había faltado a la universidad, por lo tanto, la ropa sucia de los jugadores se acumuló y se vió obligado a buscar formas creativas de poder llevar dos tandas de ropa a la lavandería sin morir en el intento. Así que decidió, por mucha flojera que le diera, hacer dos viajes.

Y justo ahí, cuando volvía de la lavandería por el segundo grupo de ropa sucia, vió por primera vez sus deseos más oscuros hechos realidad. Luo Binghe se desnudaba de espaldas, sin tener la más mínima idea de su presencia.

Y. Oh. Santo infierno.

El pelinegro era jodidamente lo más delicioso que Shen yuan haya visto en mucho, mucho tiempo. Ahora se podía sentir identificado con aquellas chicas que no le dejaban ni un minuto en paz.

Luo Binghe era simplemente sublime y joder, se había quedado sin palabras
Su piel era pálida, algo diferente a la mayoría de los demás jugadores y eso lo hacía más apetecible a los ojos del pelinegro.

Cada vez que se movía, incluso en lo más mínimo, los músculos de su espalda se flexionaban y salían a la vista, viéndose tan imposiblemente exquisitos que Shen yuan estaba comenzando a delirar, se podía ver a sí mismo lamiendo con dedicación cada uno de esos preciosos músculos, pliegue por pliegue, quería pasar su lengua por todo ese perfecto y tonificado cuerpo de dios griego que me estaba causando un dolor horrible en su parte más sensible.

- ¡AAH! -

Shen yuan saltó en su lugar, asustándose de modo que avanzó un par de pasos al frente y se resbaló gracias al agua regada por todo el lugar. Cerró los ojos un segundo, intentó recomponerse y cuando los abrió, creyó haber sido realmente muy buena persona en su otra vida, porque el enorme, realmente enorme, miembro de Luo Binghe era lo que estaba frente a su cara.

"Madre santa, eso son como mínimo veintitrés."

Sin embargo, tan pronto como el chico terminó de ayudarle a levantar, se cubrió con lo primero que encontró, su ropa que recién se había quitado. Las mejillas de Luo Binghe y Shen yuan coincidieron en ponerse rojas como tomates tan pronto como se miraron a los ojos, la diferencia era que Shen yuan tenía un par de pensamientos poco cándidos en su cabeza que eran la razón del color en sus pómulos, pero el pelinegro estaba en una situación totalmente diferente, preocupándose más por cubrir su cuerpo que por otra cosa.

- Lamento haberte asustado. - Susurró Luo Binghe, apartando la mirada lo más rápido posible. - P-pero en mi defensa, tú me asustaste primero. -

El menor suelta una risita torpe que hace que el estómago del pelinegro se sienta extraño. El chico era una preciosidad, pero eso no quitaba el hecho de que tuviera un gran amigo allí abajo. Shen yuan empezaba a mirarlo con otros ojos.

Estaba sin palabras, no sabía que decir. Lo único que quería era arrodillarse frente al pelinegro semidesnudo y rogarle que le dejara exprimir hasta la última gota de un orgasmo que Shen yuan ya estaría complacido de causarle con sus propias manos o boca.

- ¿E-estás bien? - Pregunta Luo Binghe, mirándolo con ojos preocupados. Sus preciosos y grandes ojos color obsidiana  le estaban haciendo sentir estúpido.

El pelinegro había conquistado extranjeros desde América hasta Europa y ahora no podía soltar ninguna palabra frente al chico nuevo de la universidad.

Cuando una persona está nerviosa dice tonterías, lo primero que viene a la mente en la mayoría de casos y quizá se puede decir las mayores vergüenzas de la vida, pero Shen yuan sobrepasó el límite.

- ¿Me dejas chupártela? -



...



Si soy shen ché, si soy

•Falofilia• LuoshenWhere stories live. Discover now