CAP XXIV

105 14 0
                                    

Pov Liam

-- No para nada, no es eso. Yo... Yo también lo quiero -- le mire con los ojos entrecerrados, nos miramos a los ojos unos segundos en los que no aguantó sus ganas de probar sus labios. A velocidad regulada se acercó y unió nuestros labios. Ahí estuvimos hasta que sentimos el movimiento de Matt.

-- Estás cien porciento seguro? -- Pregunté después de separarme un poco de el y llevar al bebé a la cama donde le acosté y puse almohadas a si alrededor.

-- E-estoy seguro -- Sentí como me abrazaba de nuevo por la espalda. Esto era lo que he querido desde que supe o entendí mis sentimientos hacia este gran rubio, de pecho marcado, varios tatuajes y facciones iguales a las de mi bebé. -- ¿que tal si lo celebramos? -- Su mano empezó a moverse de mi cintura a pecho, su pelvis empezó a masajearme con mi trasero y me dio varios besos en el cuello.

-- No se puede.  -- Espete y ni aún con mis palabras detuvo sus movimientos.

-- ¿Porque no? -- Pregunto con la respiración agitada ya. Además, podía sentir su erección e imaginar la urgencia que debía tener.

-- Porque Matt está aquí -- Dije señalandolo, el miro en esa dirección y detuvo por momento sus movimientos. -- Además, aún no puedo tener relaciones.

-- En cuánto a Gabriel, podemos pedirle a Catalina que lo cuide, -- Exclamó después de haberme hecho girar y quedar frente a frente -- En cuánto a lo segundo; prometo no ser tan rudo. Si fuera por mí lo haríamos tantas veces sea necesario pero por tu condición solo serán tres veces. -- Aquí vamos de nuevo con esta faceta tan erótica de William.

-- Estás loco. -- Reí y pegue mi frente a su pecho donde reí un momento para después mirarle nuevamente. -- No se trata de repetir o no, tampoco de ser dócil; sino de que no se puede hacer. -- El puso cara de falso enojo, y de pura indignación. -- Y no pienso dejar a mi hijo con nadie hasta que no cumpla diesiocho.

-- Estás loco. Es imposible tenerte y no tocarte, no soportaría estar en abstinencia Durante diesiocho años. Además, no puedes dejarme así. Mira -- Señaló su hombría y hasta la hizo moverse -- Está despierta y pide a gritos estar dentro de ti. -- Ok. Este hombre está algo caliente, de verdad que la lujuria le brota por los poros en este momento.

-- Créeme, también deseo sentirte dentro de mi -- Hablé tan sutilmente, y después de comprender lo que acababa de decir sentí como mis mejillas se sonrojaba. -- Sin embargo hoy no lo haremos -- Espete con algo de firmeza.

-- Pero...

-- Sin peros -- Su rostro era tan épico y a la vez cómico que pude contener la risa a medias.

-- Y que hago con Manolo? -- Pregunto señalando su erección.

-- Super Manola se encarga de eso -- Al principio no entendió, así que le hice las señas de que hablada de masturbarse a si mismo y de nuevo fueron épicos sus gestos.

-- Eso nunca -- Lo vi caminar a la puerta y cuando tomo el pomo para girarlo y abrir la puerta hablé.

-- Algo que NUNCA te perdonaría, escúchame bien... NUNCA te perdonare; será una infidelidad. Hace unos minutos dijiste estar conmigo y espero que tus palabras valgan por tus actos también. -- Era obvio que estaba saliendo de la habitación para ir a buscar a una de las chicas que hasta el día de hoy hace unos minutos pudo satisfacerlo sexualmente.

-- ¿Porque dices eso?.

-- No soy tan estupendo ¿sabes?. Era obvio que ibas a ver a Johana o cualquiera de las otras chicas. -- Nos miramos, sin expresión alguna en su rostro, soltó el pomo de la puerta y camino encerrándose en el baño. No pude aguantar la risa, solté mi mejor carcajada.

Después de quince minutos salió del cuarto de baño con solo una toalla envuelta en su cintura. Nos miramos y en son de burla subí y bajé las cejas varias veces; el solo se giro y fue a su gran armario y saco algo de ropa. Dejo caer la toalla al piso y se vistió. Hacía tanto tiempo no reía. Hoy me desquite por aquello que me hizo en un principio.

Peligroso amorOnde histórias criam vida. Descubra agora