Recuerdos de una vida pasada

I

"El pasado es un prólogo"

William Shakeaspeare

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Había una vez en la época antigua un mundo conformado por cinco sectas fuertes. Qishan Wen, Qinghe Nie, Jummeng Jiang, Gusu Lan, LanLing Jin.

Cada secta contaba con un líder, Wen RuoHan, Nie MingJue, Jiang FengMian, Lan Qiren (que representaba a su sobrino mayor Lan Huan) y Jin GuangShan.

Cuatro de esas sectas tenían una sana convivencia, pero el líder de la secta Wen era un hombre intolerante, arrogante y cruel, sentía que él era superior a los demás cultivadores por lo cual se mantuvo alejado y evitar convivir con ellos.

Pero un día pasó lo que jamás hubiera imaginado, se encontró así mismo poniendo más atención a ese hombre de vestimentas blancas, sus ojos siempre le seguían, cada pequeño movimiento que él hacía era seguido por la roja mirada. ¿Qué le pasaba? Él no era un manga cortada, sus dos hijos eran la prueba de ello.

Por otro lado, Lan Qiren sabía que su poder espiritual no era suficiente como para hacerle frente a ese hombre, siempre pensó que era atractivo pero podrido por dentro.

Todo se vino abajo cuando el líder Wen decidió citar a Lan Qiren en una reunión privada en la que solo ellos dos eran los participantes.

Wen RuoHan estaba decidido a terminar con la obsesión que tenía por ese Lan en especial. ¿Qué tan placentero sería cogerse a un hombre habiendo probado a mujeres hermosas y buenas en la cama? ¿Qué tenía de bueno alguien de la secta Lan?, Podía continuar haciéndose preguntas que no tendrían respuesta para tratar de calmar su mente; aun cuando su atracción por ese hombre fuera enorme él no desistiría en el ataque contra el receso de las nubes, aunque eso significara que ese hombre que parecía estar siempre enfadado lo odiara. Pensando que le haría un enorme favor si en ese enfrentamiento Lan Qiren perdiera la vida, así podría enfocarse en su objetivo sin tener que preocuparse lo que el Lan pensara de él.

Cuando el Lan estuvo frente al líder Wen este supo que de ese lugar no saldría en buenas condiciones, pero si ser el objetivo de ese hombre lograba mantener a salvo a su secta ¿Qué otra opción tenía? No sabía qué era lo que le esperaba, solo estaba preparándose para recibir una paliza o la muerte. Dejaría que Wen RuoHan sacara la frustración que llevaba dentro si con eso disolvía su furia y evitaba alguna tragedia. Pero lo que no imaginó fue verse acorralado entre la puerta el líder de secta, ni que sus labios serían despiadadamente tomados en un duro beso, esa boca que arremetía contra la suya, no supo cómo terminó reaccionando a ese violento ataque; pero su lengua comenzó a moverse enredándose a la de RuoHan. Sus manos se aferraron a los a los anchos hombros al sentir como sus prendas comenzaban a ser desprendidas de su cuerpo al mismo tiempo que la piel expuesta era atacada por la boca hambrienta de RuoHan; aquel hombre parecía que quería devorarlo, usaba sus dientes, succionaba o pellizcaba. Su cuerpo no debería reaccionar a él pero no podía evitarlo, por primera vez podía ceder el control.

Wen RuoHan estaba excitado y molesto ¿Por qué tenía que sentirse tan bien cada vez que su boca dejaba una marca en la piel de Qiren? No debería estar duro y tampoco debería sentirse ansioso por hundirse dentro del Lan, pero los pequeños y débiles jadeos que este dejaba salir de su boca cada vez que sus labios recorrían su piel o cuando sus manos apretaban dejando las marcas de sus dedos le hacía sentir el mejor amante. No era correcto sentirse de esa manera. Lo mejor sería joderlo y enviarlo nuevamente a su secta, no podía darse el lujo de demostrar algún tipo de debilidad.

La boca de RuoHan había dejado marcas por todo el cuello y pecho, pero en ese momento se entretuvo con las duras protuberancias del blanco pecho de Qiren, las lamía para después succionar de manera ruda casi dolorosa, las manos del Lan se aferraban a la cabeza de RuoHan tirando de su negro cabello cuando sentía esas pequeñas descargas de placer.