7

450 67 54
                                    

Lan Qiren estaba nervioso, esa enorme y fría casa lo ponía así. Aunque debía admitir que Wen RuoHan tenía buen gusto, aunque le llamaba la atención la ausencia de retratos. ¿Acaso le había dicho la verdad y sus hijos realmente no habían nacido? ¿Cómo debía tomar esa realidad?

—Vaya, vaya miren a quién tenemos aquí nada más y nada menos que Lan Qiren.

—La falsa arrogancia no se ve bien en el líder de Qishan Wen.

—Yo no soy líder de nada. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme? Dilo rápido, no tengo tiempo para atender visitas.

—¿Estás muy ocupado?

—Como no tienes idea.

—¿Estás yendo a tus terapias?

—¿Te interesa?

—No, solo quiero saber si las vas a tomar.

—No, realmente me importa una mierda, si eso era todo puedes irte, sabes dónde está la salida.

—¿Este es el Wen RuoHan que se atrevió a decirme tonterías por teléfono?

—Lamento decírtelo cielo, pero ese Wen RuoHan murió, no te preocupes no volverás a saber de él.

—Estás colmando mi paciencia ¿Por qué no va a tomar la rehabilitación? ¿Estás loco?

—Mira, no es algo que te incumba, tus sobrinos políticos son un incordio y un peligro para la sociedad. ¿Eso era todo?

—Vas a tomar las terapias.

—¿Y se supone que tú me obligarás? Te recuerdo que no tienes autoridad sobre mí.

—¿Eso crees? ¿Debo suponer entonces que guardar tu estúpida cadena fue un error? Está bien, entonces la donaré a la caridad, deberías quemar mi cinta si no piensas devolverla.

—¿Cuál es tu intención Lan Qiren? Hace no mucho decías que me querías lejos y ahora vienes y armas un escándalo por no tomar las malditas terapias ¿Quieres volverme loco? Mejor vete... y no vuelvas a buscarme.

—¡¿Ah?! ¿Y piensas que te voy a obedecer?

—Bien, haz lo que te dé la gana.

—Gracias, eso haré.

Sin decir nada más Lan Qiren se colocó detrás de la silla de ruedas en la que estaba Wen RuoHan, lo empujaba llevándolo a la salida.

—¿¡Te volviste loco?! ¡¿Sabes que si me sacas de esta casa estarás cometiendo un delito?!

—Sí, lo sé. ¿Sabias que meterse a la casa de alguien sin su permiso también es un delito? Perseguir a una persona y hacerle llamadas diciéndole que tendrá a sus hijos... a eso se le llama acoso, tienes más delitos que yo, estamos a mano.

—Maldita seguridad de mierda, los despediré en cuanto salde cuentas contigo.

—¿Qué te hace pensar que te tengo miedo?

—Deberías.

—Según tus palabras soy el padre de tus futuros hijos ¿Serías capaz de hacerme daño?

—Llévame de vuelta Lan Qiren o te juro que me las vas a pagar. Allanamiento de morada, secuestro de una persona discapacitada. Juro que... ¡agh... mierda, haz lo que quieras!

Estaba furioso en muchos sentidos, no poder tener el control de la situación le enervaba la sangre. Que Lan Qiren lo estuviera secuestrando era hilarante, prefirió guardar silencio. Cuando Lan Qiren terminara de jugar le haría pagar el momento que le estaba haciendo pasar.

Recuerdos de una vida pasadaWhere stories live. Discover now