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—Sigue así, no te detengas~.—
Algunos dicen que las cosas grandes empiezan con cosas pequeñas. ¿Un ejemplo de eso? Bueno, ¿El sexo quizá? Al menos para éste par sí es así. Y pensar que todo comenzó con un pequeño e inofensivo jalón de cabello...
La mano del mayor se posaba sobre la cabeza del eslavo, estrujando las pequeñas ondas de su cabello cada cierto tiempo, mientras disfrutaba de las sensaciones que le entregaba el menor con su boca. Realmente lo estaba haciendo demasiado bien.
Rusia intentaba sacar lo mejor de sí en esos momentos, pocas veces USA le pedía éste tipo de favores, por lo que no estaba muy acostumbrado a dar mamadas, solo a recibirlas. Aunque, a juzgar por las palabras y el lenguaje corporal del contrario, podía más o menos orientarse de cuánto el mayor lo estaba disfrutando. Las caricias y los pequeños jalones que le otorgaba eran como su pequeña recompensa, aunque la verdadera recompensa era el rostro del mayor con una pequeña sonrisa lujuriosa en su rostro, mientras soltaba alguna que otra grosería en su lengua.
El tricolor sacó de su boca la hombría del de cincuenta estrellas para lograr recuperar un poco el aliento. El estadounidense consiguió, por unos momentos, la obscena vista de la boca del muchacho y su miembro siendo unidos por la saliva que dejó el eslavo. Hubiera sido una excelente escena para una porno. El menor no se quería hacer esperar, por lo que, aún entre jadeos, tomó el falo ajeno con una de sus manos y optó por continuar estimulándolo. Los restos de saliva ayudaban bastante para hacer los movimientos más rápidos.
—¿P-puedes seguir con lo que hacías con tu boca?—Preguntó Estados Unidos, sin intenciones de ser demandante, no quería presionar al joven, pero no podía evitar desear estar dentro de su boca por un poco más de tiempo.
Rusia rápidamente accedió al pedido, lamiendo los lados de la virilidad del de tez blanca con deseo, para después introducirla nuevamente en su cavidad oral, haciéndole al americano sonreír de la satisfacción que sentía en su parte baja.
La cálida boca del ruso le entregaba sensaciones difíciles de describir en esos momentos, probablemente por el inmenso placer en el que estaba envuelto su falo. Los suspiros y jadeos del anglosajón llenaban la habitación, siendo música para los oídos del otro que hacía con todavía más gusto su labor, intentando subir el ritmo, pero teniendo algo de temor el ir más profundo, por lo que cubría con sus manos las partes de la extensión donde no llegaba. Era demasiado propenso a las arcadas.
La excitación al parecer había nublado de tal manera la mente del estadounidense que hasta olvidó que debía avisarle al contrario de cuando estaba por correrse, por lo que cuando cayó en cuenta ya era "un poco" tarde.
USA soltó un gruñido, y luego de haber soltado la mayoría de líquido, dirigió su vista hacia el pequeño desastre que había causado, captando una toma perfecta del ruso jadeando con un ojo cerrado mientras intentaba limpiarse, observando de manera extasiada como el miembro frente él seguía desprendiendo algunas gotas de esperma, que se deslizaban por debajo y recorrían de la punta hasta abajo. Su cara completamente enrojecida hacían una buena combinación con aquellos bonitos ojos celestes, que ahora, estaban decorados con algunas pequeñas lágrimas a consecuencia de las arcadas que de todas formas el mayor le causó.
