Capítulo 10

4.3K 362 12
                                    

—No tienes por qué hacer esto ahora—decía Valentina mientras terminaba de ponerse las botas de piso. La tarde anterior después de la ducha, Valentina había logrado que Frederick comiera un poco y habían pasado el resto de la tarde y parte de la noche en el jardín, disfrutando de la compañía del otro. Valentina le había pedido a las chicas que se retirasen y estas habían comprendido y asentido con una sonrisa. En ese momento se encontraban alistándose para ir a la oficina.

Después de lo ocurrido dos noches antes, Valentina no creía que fuera lo mejor para Frederick, pero tampoco quería que se quedara en casa para verlo hundirse más en sus pensamientos.

—Es solo mi empresa, Valentina, sé cómo manejarla—Frederick estaba terminando de abrocharse el saco. Esa mañana había sido diferente a la anterior. Frederick había despertado temprano y había ido directo a la ducha, para después levantarla a ella y animarla a que se duchase. Parecía ser el Frederick de antes del viaje a México, pero Valentina lo conocía bien ahora, sabía que solo era una fachada. —Tengo juntas pendientes y tengo que ponerme al tanto para saber cómo sacarla delante de nuevo.

—Quiero entrar en esas juntas contigo.

—No puedes—él fue a sentarse al lado de ella. Valentina frunció un poco el ceño, su marido era increíblemente guapo cuando se afeitaba, pero la barba le daba un toque más... ¿salvaje, sexy, todo? —Le he pedido a Sophie que llame a Aline ya que ella tiene que estar conmigo y tú te niegas a dejarme ir solo.

Valentina le sonrió, sin comentar que no estaba segura si Aline quería verla. —Sigo diciendo que estaría mejor si entrara a esas juntas contigo.

—Quisiera que pudieras estar ahí, pero te aburrirías terriblemente, lo sé—él le sonrió, no su sonrisa auténtica, pero era algo. —Con Aline puedes ir a almorzar o de compras en lo que termino.

—Compras—refunfuño.

—Pero si a ti te gustan las compras, dulzura.

—Pero cuando vas tú conmigo, tu hermana es un torbellino en las tiendas.

Frederick rió suave entre dientes. —Es por eso que ustedes dos se llevan tan bien.

—Anda—se levantó, tomando su mano haciendo que él se levantara también—vámonos ya, no querrás llegar tarde a tu primera junta—le sonrió ampliamente.

—Me sorprendió sobremanera que me llamaras, hermano mayor—Aline estaba abrazada a Frederick como si fuese el saco que él llevaba encima.

Valentina había temido la reacción de Aline ahora que Frederick estaba de regreso, pero parecía que nada había cambiado para ella respecto a Frederick. Tanto que Valentina sintió deseos de llorar, agradecida por ello.

—Sabes lo aburridas que son estas juntas—a pesar del recibimiento de Aline, Frederick seguía tenso. Había decidido manejar él hasta la empresa y en todo el camino no había dejado de aferrar el volante y la mano de Valentina con tanta fuerza que ella tuvo que emitir un suave quejido al sentir dolor, ver a los reporteros fuera de la empresa tampoco había sido bueno. —No quiero que Valentina vaya a aburrirse ahí dentro.

—Ay, sí, no tienes ni idea—Aline miró a Valentina fingiendo aburrimiento—pero no te preocupes, querida, te llevare a un nuevo restaurant que acaban de inaugurar, ¡Tiene los mejores pastelillos de fresas que probarás jamás!

—Basta de parloteo, tenemos una junta a la que asistir—gruño Aden comenzando a caminar en dirección a la sala de juntas.

Frederick se acercó a Valentina, abrazándola por la cintura y dándole un suave beso. —Usa la tarjeta negra, tiene saldo ilimitado—susurró sobre sus labios.

Valentina®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora