Capítulo 5

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La sensación de los labios de Frederick sobre los de ella tuvieron ese efecto que ella tanto había estado anhelando esas últimas terribles semanas: se sentía segura y a salvo, amada y cuidada, se sentía ella.

Como si mientras Frederick estuvo lejos, ella no hubiese estado completa. Algo en el interior de su mente le hizo eco ante ese pensamiento, pero la alegría de tener a Frederick ahí, abrazándola, pudo con todo lo demás. Cuando lo sintió separarse de ella quiso protestar, abrió los ojos para mirar a los azules de él y vio ahí un brillo diferente, como si Frederick quisiera decirle algo.

—Frederick...—susurró ella tocando su rostro, pero siendo cuidadosa de no tocar los puntos donde tenía moretones.

—Dulzura...—le sonrió él, acariciando en suaves círculos su cintura—por mucho que me guste estar así contigo en este momento, creo que tenemos que irnos.

—Frederick tiene razón, los reporteros están por pasar a la policía y no queremos que lleguen hasta aquí—la voz de Aden se escuchaba molesta—así que déjense de arrumacos cursis y vámonos de una vez por todas de aquí.

Valentina miró a Frederick, no podía moverse, por lo que se sorprendió cuando él pareció entender eso y la tomo en brazos. Ella se aferró a sus hombros, sin dejar de mirarlo. Ahora que no estaba enfrascada en él, podía escuchar los flases de las cámaras y a unas voces gritarles preguntas.

Una vez en la camioneta que los había llevado a Aden y a ella hasta ahí, Frederick se sentó con ella en el regazo, aún sin soltarla.

—Les agradezco a todos que estén aquí—dijo Frederick dirigiéndose a sus hermanos y a Sophie. Sé que no debió haber sido fácil y aún así están aquí, apoyándome. —dijo lo último mirando a Aden.

—No te confundas, Frederick—le dijo este aún con tono molesto—no estoy aquí por ti, sino por ella—Valentina sintió la mirada de Aden posarse sobre ella y suavizarse mientras la miraba, cuando regresó su atención a su esposo, su mirada era hostil de nuevo—ella tenía fe en ti y en que eras inocente, cosa con la que yo no concuerdo, pero tenía que ayudar por tu esposa y por mi madre.

—¿Cómo está madre? —Valentina sintió a Frederick tensarse, por lo que ella comenzó a acariciar su nuca, tratando de hacer que se relajara.

Valentina sabía que Frederick amaba a su madre y que, desde que lo habían encarcelado, se preocupaba por lo que ella pudiese pensar o sentir respecto a él.

—¿Cómo crees tú? —Aden sonrió de lado, pero más que una sonrisa parecía una mueca burlona.

Valentina miró inmediatamente a Frederick y su corazón se apretó un poco cuando lo vio cerrar los ojos. Quería abrazarlo, consolarlo y decirle que todo saldría bien, que ella le ayudaría a sobrellevar esto y hacerle olvidar todas esas horribles semanas; que ella le ayudaría a recuperar a su familia.

—Alan Márquez quería verte antes que salieras del país, pero tuvo una emergencia en su empresa, por lo que se pondrá en contacto contigo en cuanto llegues a tu casa.

—No llegaré a casa—dijo Frederick, sorprendiendo a todos menos a Aden—tengo que ir a dar la cara a mi empresa, se merecen eso después de haberlos dejado tirados como lo hice.

—Frederick nadie espera que te presentes a la empresa ahora mismo, podrías tomarte unas semanas para pensarlo y, además, aún tienen pendiente lo de su luna de miel y...

—Creí que había quedado claro que la luna de miel había terminado, Sophie—Frederick la cortó antes de que terminara—Según lo que me dijo Aden, mi empresa se está yendo al carajo y yo necesito levantarla de nuevo. —Frederick miró a Aden—¿Cuántas bajas tenemos registradas?

Valentina®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora