Capítulo 12

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—Espero que no atrapes un resfriado.

Valentina estornudó en su manga una vez más. La noche anterior se habían olvidado por completo de la tina y habían ido directo a la cama. Cuando se decidieron a tomar un baño, Frederick había insistido en que cambiaran el agua de la tina, pero Valentina se había negado alegando que era un desperdicio de agua y que pensara que en otras partes del mundo no tenían siquiera una sola gota de agua. Ahora se arrepentía de ello y de haber dormido con las puertas al balcón abiertas.

—Antes de salir, las chicas me han dado algo para el resfriado.

—Si tan solo hubiésemos cambiado el agua...

—Me hubieras insistido más—protestó ella medio en broma.

—No hubieras sido tan cabezota y en estos momentos no estuvieras cubierta de pies a cabeza, estornudando cada treinta segundos.

—Hubieras decidido no respetar mi voluntad y cambiar la tina.

—En esos momentos pensabas en las personas que no tenían agua en el mundo.

—Y en este momento solo pienso en la terrible decisión de tomar un baño con el agua helada. —Valentina se estremeció nuevamente, sintiendo como Frederick se acercaba más a ella.

—Pediré que suban la calefacción. —Le dio un beso en la sien y se levantó de su asiento para ir a hablar con el piloto.

Habían decidido volar en el jet por dos razones. Una de ellas era que Valentina no se sentía cómoda en el aeropuerto, esperando un vuelo regular, expuestos a que los reporteros llegasen a preguntarles cosas con las cámaras encendidas. Las cosas se habían calmado un poco desde que habían regresado y la noticia del encarcelamiento de Frederick se había hecho vieja, aunque aún así había uno que otro reportero que quería una exclusiva. Halean era una de ellos.

Y en segundo, porque Frederick no toleraba estar mucho tiempo rodeado de gente desconocida. Valentina pensaba que era consecuencia de un trauma que pudo haber obtenido desde que los policías lo arrestaron en el aeropuerto de Guadalajara, puesto que su marido siempre había parecido desenvolverse entre la gente como un pez e el agua, atendiendo la atención que recibía de los que le rodeaban. Frederick, por supuesto, se negaba a hablar de ello y cada que Valentina le sacaba el tema a colación, él simplemente le sonreía, la besaba y preguntaba otra cosa. Valentina sabía lo que intentaba hacer, pero lo dejaba. Era aun demasiado reciente como para presionarlo de esa manera, aunque tarde que temprano tendría que hablar.

Sintió lentamente como la temperatura de la habitación se hacía más cálida y se arrebujó en su frazada negra, sintiéndose un poco somnolienta. En cuanto aterrizaran, irían a ver a un médico-insistencia de su marido-y luego irían a la empresa de Alik. Ella había sugerido que fuesen al médico hasta su regreso a Francia, pero Frederick se había negado.

Vio a su marido aparecer por la puertecita de cabina y le sonrió ampliamente, mirando que Frederick se veía un poco más animado que a como se había despertado.

—Espero que eso se sienta mejor, dulzura—le sonrió sentándose a su lado y abrazándola por los hombros.

—Ahora sí que se siente mejor—dijo acurrucándose en sus fuertes brazos. —¿Cuánto falta para llegar?

—Dos horas—le dijo mientras sentía cómo le acariciaba el cabello. —He hablado con Sophie para que agende una cita con el médico de Alik, va a atenderte inmediatamente en cuanto aterricemos.

Valentina no perdió nota de que Frederick no había hablado directamente con Alik, sino que había hecho que Sophie lo hiciera. Sintió un apretón en el estomago al darse cuenta de que su marido estaba receloso de hablar con su amigo. —Sabes que no es necesario que me lleves al médico, seguro que con el medicamento que me dieron las chicas, me mejoraré.

Valentina®️Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang