Deseo [One Piece Fanfic]

XXV. Deseo

Capítulo 25
Vergo

Law miró el suelo con los ojos perdidos mientras el dolor se esparcía por todo su cuerpo y le impedía moverse, la nieve blanca estaba manchada de su sangre y la de Cora-san, ¿Por qué...? ¿Por qué todo salió tan mal? ¿Por qué siempre quienes intentaban ayudarlo salían heridos? ¿Por qué los que le rodeaban siempre terminaban muertos? ¿Así iba a morir? ¿Iba a desperdiciar de esta manera el sacrificio de Cora-san?

—Oye, oye, No los habrás matado, ¿no? —Law escuchó la voz de Doflamingo.

—Aún siguen con vida... por poco —respondió Vergo.

—¿Y bien? ¿Qué sucede?

—Corazón era un espía de la marina y estaba en la familia para engañarte. Ten cuidado, ya saben todos tus planes. ¿Dónde estás, Doffy?

—Observaba desde lejos el punto de reunión, Isla Smallow, y vi dos barcos de guerra... y eso bastó para convencerme, mi adorable hermano menor me traicionó. Y eso me hizo recordar que ustedes... son la única familia que tengo. Es triste, pero parece que estaba en lo correcto. Acabamos de arribar en Isla Minion, donde están ustedes, pero fue demasiado tarde... los hombres de Barrels corrían y decían que les robaron la fruta del diablo, ¡Debe haberlo hecho corazón! Si está ahí no lo dejes escapar, ¡Tiene la fruta Ope-ope!

—Si, entendido.

¿Cómo llegó a este punto?

Recuerda que arribaron en la isla Minion y Cora-san lo dejó en una casa para resguardarlo del frio invierno y la húmeda nieve congelada, luego él se fue corriendo con una gran sonrisa dispuesto a conseguir la fruta del diablo a toda costa, entonces él le esperó apoyado en una pared mirando hacia el lugar el cual pasó silenciosamente.

Largos minutos que parecieron convertirse en horas, entonces miró como sin ruido la fábrica explotaba y fuego salía, no escuchaba absolutamente nada mientras veía todo, por lo que supo que Cora-san estaba utilizando su fruta del diablo para silenciar todo y que no lo descubrieran al robar la fruta Ope-ope para él... para que él viviera.

Entonces esperó y esperó en silencio, mirando como la nieve caía, sintiendo los dolores empeorar por todo su cuerpo, sintiendo frio, como su cuerpo se entumecía, como temblaba por el despiadado ambiente... pero creía en Cora-san, él nunca se arrepentiría de su palabra y con sus acciones había demostrado cuanto le importaba él al rubio, como intentó salvarlo a toda costa sin importarle si tenía que golpear a las personas y enfadándose cada vez que le decían algo malo por tener la enfermedad de Plomo ámbar.

Se sentía querido y apreciado, valorado.

Quizás nunca supo apreciar ese sentimiento, pero cuando empezó a perderlo todo y aquel amable y torpe hombre se metió a la fuerza en su mundo entendió que no era un pecado el hecho de que él tuviera sueños y metas, de que tuviera alguna esperanza.

Así que creería en la palabra del torpe hombre con toda su alma, hasta que el último aliento escapase de su boca y su corazón se detuviera.

Donquixote Rosinante era... era el rostro de la amabilidad, con su descuidada sonrisa, sus ojos de idiota, sus actos ridículos, sus caídas escandalosas, sus descuidos, su actitud... y su gran corazón...

Porque Corazón le brindó la esperanza que él creía que estaba prohibida, aquella que se la habían arrebatado tan cruelmente.

Y cuando menos se lo esperaba, Corazón llegó al lugar y le metió a la fuerza la fruta en la boca haciendo que se la tragara con tallo y todo, dándole un sabor asqueroso en su garganta, como su lengua picaba y la sensación ardiente de que su cuerpo era levemente electrocutado... entonces lo vio decaer respirando con dificultad, cuando lo volteó miró la sangre escurriendo de todo su torso y parte de sus piernas, con claros indicios de que le habían disparado... todo por conseguir la fruta Ope-ope.

Horrorizado miró como el hombre rubio tenía la mirada perdida e intentó utilizar la fruta del diablo incluso sin saber cómo hacerlo, intentando hacer que funcione o algo similar, ¡Quería que ese amable hombre con cara de idiota sobreviviera!

Cora-san le dio un dispositivo el cual le entregaría a la marina como su última voluntad... pero no se rindió tan fácilmente y se la dio a un marine, solo para luego arrastrar al hombre para que salvara a Cora-san... ¿Quién iba a pensar que tendría una suerte tan jodida como para que ese hombre fuera el primer corazón, Vergo? Aquel hombre le dio una paliza a Corazón el cual estaba herido y luego se la dio a él...

¿Por qué siempre tenía que perder la esperanza?

Law miró con los ojos borrosos una sombra que le sonreía y luego sintió como su cuerpo era elevado por algo o alguien, miró a Cora-san el cual también estaba siendo elevado y de repente estaba a muchos metros del suelo, a su vez que volaban a gran velocidad, pero sus cuerpos permanecían tiesos.

—No te preocupes, los voy a salvar a ambos —habló una voz femenina a Cora-san y él terminó perdiendo la conciencia.