Jess llegó a su casa, dejó la mochila en su habitación y se fue al comedor.
Su madre estaba en el sofá jugando con la tablet, eso la quemó. Ella se compraba cosas y a ella no le permitía un móvil.
-Tu comida esta en el micro. Come lo que quieras- estaba tan centrada en la máquina que ni siquiera la miró.
Jess se dirigió a la cocina y sacó el plato caliente del microondas. Se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a comer. Al acabar miró el reloj.
-Las tres y media... me da para una ducha.
Dejó el plato en el fregadero y se fue a su cuarto a por ropa limpia. Cogió el reproductor de música y el altavoz y se fue al baño. Puso su lista favorita, se quitó la ropa y se duchó con agua muy caliente, como a ella le gustaba.
Al acabar se secó el flequillo y dejó que su larga melena se rizara como quisiese. Se fue a su cuarto. Las cuatro y media. Pensó que si llegaba un poco pronto tampoco pasaba nada. Bajó al comedor y se despidió de su madre.
Llegó diez minutos antes. Se sentó junto su abuela y cerró los ojos, comenzó a cantar una de las canciones que había oído en la ducha. Cuando cerraba los ojos recordaba como su abuela le acariciaba el pelo mientras cantaba, siempre cantó genial y siempre cantaba en su idioma natal, el noruego. Jess nunca fue capaz de cantar en ese idioma. Las palabras se liaban en su lengua y se frustraba, así que lo dejó en intento.
Un dedo tocó su frente. Ella abrió los ojos y encontró un sonriente Nathan a pocos centímetros de ella. Por su mente pasaban impulsos de comerle la boca pero se contuvo y solo le dio un corto beso.
-Hola- dijo mientras esperaba que Nathan saliera de su estado de impresión.
-Hola.
Jess detectó algo rojo en su rostro y se cabreó. Llevó su mano a su rostro y frunció el ceño.
-De nuevo?
-No es nada, ya estoy acostumbrado.
-Eso me da igual. No te puede tratar de esa manera, es inhumano.
-Yo no puedo hacer nada. Todo lo que intento sale mal.
-Pues entonces yo me encargaré de que te cures.
Jess cogió a Nathan por el cuello y ella besó la zona rojiza de su suave piel.
-No entiendo como puede dañar algo tan perfecto...- dijo más para sí misma.
Nathan comenzó a temblar, sin embargo ella no paraba, estaba frustada y cabreada. Si no hacía algo acabaría pegando a las tumbas. Al separarse Nathan cerraba los ojos con fuerza y apretaba los puños en el césped.
-Lo siento- se disculpó Jess separándose.
Nathan abrió los ojos y zarandeó la cabeza incorporándose.
-No, esta bien, tengo que acostumbrarme.
Jess acarició de nuevo su rostro. Le entraban ganas de coger un bate y batear a su padre hasta que su barriga se convirtieran en abdomniales.
Nathan cogió su mano y entrelazó sus dedos con los de Jess.
-He estado pensando mucho en aquella tarde... de verdad me enseñarás?
-Sí, yo también quiero saber que se siente.
Él sonrió y la besó. Ella se dejó, quería ver que podía hacer sólo. Sin embargo no hizo nada. Jess rió pegada a él.
-Qué?- dijo separándose.
-Nada, nada- dijo aún riendo.
-Oye no me acostumbro a hacer cosas que tu haces.
-Lo sé, pero besar no es tan difícil.
-Y tu cómo haces eso sin haberlo hecho nunca?
-Libros.
-Ejem.
Ambos miraron dónde provenía la voz. Sus miradas se encontraron con la de un cura de la iglesia del cementerio. Se miraron. Él estaba casi encima de ella y ella estaba apoyada en la lápida de su abuela. Se levantaron y pidieron disculpas.
-No es que no podáis pero no aquí por favor, la gente viene aquí a ver sus familiares- dijo el cura molesto.
-Ella es mi abuela- señaló Jess la lápida.
-Y la de ahí mi madre- dijo Nathan señalando atrás-. Ya lo sabe.
Jess miró a Nathan. Su madre!?...
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Ya taaaaa el primer cap de hoy, tal como dije ayer colgaré otro más n.n
Espero que os gusten!
Besos, Mimi *ñyan* <3
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La perversión? No es algo tan malo. (cancelada temporalmente)
Random"Por qué mal pensar es algo tan malo?" Eso es lo que Jess siempre se pregunta. "Por qué jamás habla?" Eso es lo que la gente piensa de Nathan. "Qué es lo que tienen en común ellos dos?" Es lo que os preguntáis? Entonces adentraros en esta novela...