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—¡Buena recepción!

—¡Izquierda, izquierda!

—¡No dejéis que pase!

—¡Fuera!

Hinata estaba sentado en uno de los bancos que usaban los jugadores para descansar después de ganar un juego.

Tenia las piernas estiradas dejando a la vista lo blancas que las tenía. Movía sus pies de un lado al otro y tenía la mirada pegada a ellos. Más bien su pie derecho donde tenia la cicatriz. El estar allí le hacia ponerse mal, una de las razones por las que no iba a ver a Kageyama entrenar.

No porque el contrario le dijese que no quería que fuera.

Para nada.

¿Por qué había decidido ir? ¿Solo para reclamarle a Atsumu por sus desplantes?

Y no sabía si sentirse feliz porque Atsumu era su caliente ex-repartidor y el chico en linea, o sentirse enfadado consigo mismo por no darse cuenta de lo obvio.

Ahora entendía porque en sus anteriores citas se encontraba con Miya en vez de con Atsumu...

—Así que tu eres Atsumu...

—Y tu Shouyo...

—El mundo es un pañuelo.- suspiró alzando la vista viendo como Kageyama hacia una perfecta colocación hacia Hoshiumi.

Sus ojos brillaron. Ojalá pudiese volver a golpear la pelota de esa manera de nuevo.

—En mi defensa diré... que pensé que sabrías que sería un jugador de voleibol. Soy famoso, ¿sabes?

El pelinaranja rió. Amaba esa parte orgullosa de Atsumu. ¿O debería seguir refiriéndose a él como Miya?

—Yo también soy famoso pero no sabrías que soy Hina Shou si no te lo digo.

—... Touché.

—Aunque hay algo que no entiendo.- se giró esta vez a ver al rubio. Estaban cada uno en una esquina del banco, él con su mascarilla aún puesta y el rubio sin ella.— Según el perfil de Atsumu... Se gana la vida con el arte y juega en un pequeño equipo de voley. Pero por lo que veo, esto no es un pequeño equipo de voley y no te ganas la vida con el arte... ¿Qué más escondes de mi, Miya-san?

Atsumu tragó saliva y su cara empezó a sonrojarse. Y no podía decir que era por culpa de jugar porque ambos llevaban veinte minutos sentados en aquel banco sin decir nada.

—Primero... Yo creo que tenemos la suficiente confianza para dejar de llamarnos por nuestro apellido.

Hinata entrecerró los ojos y se inclinó un poco hacia adelante.

—No evadas mi pregunta, At-su-mu-sa-n.

—Es un poco vergonzoso decir esto.- se rascó la nuca.

—Creo ya hemos hecho mucho el ridículo como para avergonzarnos más.

—Promete que no gritarás.

—Depende de lo que tengas que decir.

El mayor suspiró.

—En realidad si conozco a M.A.- el jadeo del pelinaranja fue bastante claro.— Yo soy M.A.

El menor abrió la boca y aunque llevase la mascarilla era notoria. Sobretodo su cara de sorpresa.

Se levantó de golpe y le apuntó con él dedo. Atsumu se llevó un dedo a los labios pidiéndole con ese simple gesto que se mantuviese callado. El pelinaranja ahogo todos los gritos que amenazaban salir de su boca y contuvo las ganas de querer saltar de emoción de saber que el pintor que tanto admiraba estaba sentado a metro y medio de él.

Como enamorarse en tiempos de pandemia (AtsuHina)Where stories live. Discover now