CAPÍTULO 20

1.7K 146 41
                                    

Muerdo un trozo de pan con mucho cuidado probando y sintiendo los sabores, veo a Peter hacer lo mismo frente a mí. Desde que le comenté que temprano se habían llevado una dosis de veneno hemos estado siendo precavidos con todo lo que ingerimos.

—No entiendo cómo puedes estar perdiendo sustancias aquí —se levanta tomando un vaso llenándolo en el fregadero de la cocina.

—Yo tampoco entiendo —vuelve al taburete. —Les pertenece.

Nos quedamos pensando viendo como las cocineras siguen sirviendo la cena en el comedor, decidimos comer en la cocina aprovechando que Ruslan salió y no reclamaría mi presencia. Si nadie sabe que estoy cerca puedo cuidar mejor mis pasos.

—¿Crees que Varick sepa? —pregunta de repente —Él tiene acceso a las cámaras.

Niego con la cabeza.

—No nos mostraría —sacudo mis manos —Ruslan se enteraría y terminaría en problemas.

Intento pensar cómo confirmar mi sospecha. Obviamente no le diría a Peter que Varick puede ser una opción, de eso me encargaré yo por la mañana. Me levanto despidiéndome de Peter, salgo por la puerta trasera estirando mi espalda. Los músculos me duelen por la superficie donde me tenía Ruslan, juntándole a eso el dispositivo que aún no termina de adaptarse a mi cuerpo.

Subo a mi habitación cerrando con seguro, no me fio de nadie en estos momentos, menos con la advertencia sobre Roman. Me cambio de ropa para luego acostarme, abro el cajón del velador tomando el bote de pastillas. Paso mis dedos por la etiqueta, llevo más de una semana sin tomarlas, gracias a eso no me pesó clavarle el vidrio a Natasha. Dudo unos minutos decidiendo tomar una, al contrario que otras drogas estas pastillas están hechas a base de hormonas sin ningún tipo de alucinógeno, solo una combinación de hormonas y vitamina que permite mayor producción dentro de mi cuerpo nivelando el sistema nervioso, evitando ataques de ira.

Me quedo viendo la ventana con las cortinas corridas, detesto dormir en completa oscuridad me recuerda a lo que me hacían a pasar en los calabozos. Cierro los ojos recordando el último año, cada cosa que pasé luego de aceptar la ayuda de Raymond, quizá si hubiese sido más inteligente no tendrían que haberme torturado, o simplemente tocaba pasar por eso y viví con tantas heridas internas.

Escucho mi propia respiración en los oídos, Inhalo tratando de calmarla, no sé porque la tengo acelerada. Un escalofrío me recorre la columna, la espalda se me tensa. Abro los ojos viendo las paredes más cerca de lo normal, giro mi rostro hacia la ventana, las cortinas están abajo, me levanto del suelo —¿Cuando llegue aquí? — me apresuro para hacer la tela a un lado, odio la oscuridad. Llevo mi mano a la boca sintiendo los latidos del corazón y un calor sofocante envolverme.

No hay ventana.

Volteo al percibir un extraño olor, mi nariz pica por la peculiar y característica esencia de muerte a mi alrededor. Busco de donde proviene el olor temiendo lo que pueda encontrar. Siento el aliento cálido en mi cuello, cierro los ojos conteniendo el temblor.

Voltea muñeca, observa lo que hiciste.

No, no, no. Contra mí voluntad, como si una fuerza mayor me arrastrara, giro sobre mis talones viendo ambos cuerpos en el suelo, no son los que esperaba. Las lágrimas comienzan a rodar por mi mejilla al reconocer los rostros de las personas en el charco de sangre. Me arrodillo moviendo la cabeza, no quiero vivir con esa imagen.

No están muertos.

Es un sueño.

Ellos están bien.

Intento respirar abriendo de nuevo los ojos, las lágrimas nublan mi vista, siento que me ahogo, la opresión en el pecho me impide respirar con normalidad. No me es difícil reconocer el rostro de mi hermano y padre sin vida. Un cuerpo se atraviesa en mi visión evitando que siga viendo la escena más dolorosa y real que he pasado hasta ahora.

SEVICIA ✓ │ [+18]  TerminadaWhere stories live. Discover now