CAPÍTULO 45

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TIARE

Deslizo los pies por la alfombra afelpada que decora la habitación donde estoy retenida temporalmente. No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero al parecer ha pasado mucho, aunque me parece absurdo pensar en eso cuando es suficiente que mantengan la pequeña cuna a mi lado.

Llevaba demasiado tiempo sin sentir esta plenitud en mi pecho creciendo igual que la sonrisa en mi cara. Me levanto solo para echarle un vistazo por quinta vez en menos de diez minutos. Es inevitable alejarme de él. Se siente un poco extraño tenerlo junto a mi sin haberlo sentido el tiempo suficiente.

No me siento favorecida con el hecho de que Dmitry me permitiera tenerlo y aun así aprovecharé cada minuto a su lado antes de que quiera alejarlo de mí, alargaré este momento hasta que Ruslan venga por nosotros. Confío en que cumpla su palabra de mostrarle que seguimos con vida.

Paso mi dedo por la suave mejilla de mi bebe sintiendo el revoloteo en mi estómago cuando la comisura de su boca se eleva en una mueca y no lo resisto más, lo cargo en mis brazos evitando en todo lo posible despertarlo, no he podido alimentarlo, aunque mi pecho este lleno no sale y duele la mayoría de las veces teniendo que darle un biberón a cambio.

Si él estuviera conmigo, me ayudaría, sé que sí. Mi corazón se encoge, hay momentos que deseo grabar cada momento para mostrárselo cuando volvamos a estar juntos.

—Vendrá por nosotros bebe, sé que si — lleva su manito a la boca succionando rápidamente.

Sonrío recordando la primera vez que lo tuve conmigo, Dmitry me durmió durante tres semanas para evitar que él bebe me necesitara rompiendo un vínculo. Cuando me lo mostró, sus extremidades ya estaban largas, pesaba lo suficiente, aun así, seguía siendo tan pequeñito. Lloré cuando lo vi y él también, me sedaron de nuevo por un par de horas, cuando volví a despertar, lo detallé, vi sus manitos, sus piecitos, la pequeña naricita, escuchando atentamente lo que mencionaba el alemán. Me realizaron una cesárea, tengo la pequeña cicatriz en mi bajo vientre, la vi un día y me quemó. Decidí no ponerle nombre, aunque me preguntó, cómo quería nombrarlo. No respondí, solo no me parecía justo escoger un nombre yo. Quizá fue la falta de tener a Ruslan a mi lado, esta era nuestra unión.

Suspiro cuando sus parpados se mueven arrugando la nariz, llevo un mechón de mi cabello ahora corto detrás de mí oreja. Acercándome a su cuello entierro mi nariz oliéndolo, Hay algo en el aroma de talco y bebe limpio que me causa nostalgia. Me recuesto en la cama y lo llevo conmigo quedándome dormida.

•• ✵ ••

Jadeo sintiendo el calor en mi cuerpo, el sudor deslizándose por mi piel. Veo a mi alrededor buscando la fuente del calor, todo está oscuro, no veo la cuna de mi bebe.

—Muñequita.

Giro sin hallar la voz.

—Debes colaborar.

Cubro mis oídos con las manos, mis rodillas duelen cuando tocan el suelo queriendo silencio.

—No va a doler.

Cállate.

Cállate.

¡Cállate!

Grito desgarrando mis pulmones a la nada sobresaltándome con el golpe en mi brazo, abro los ojos viendo las luces traspasar los vidrios que conforman las paredes de mi nueva cárcel. Un llanto llama mi atención haciendo que me levante de un salto. Corro hasta la cuna donde aguarda mi bebe retorciéndose con gruesas lágrimas en sus mejillas. Mi grito debió despertarlo. Lo tomo en mis brazos arrullándolo a pesar de la tela mojada adhiriéndose a mi piel, beso su carita roja dándome cuenta que estoy llorando igual que él.

SEVICIA ✓ │ [+18]  TerminadaWhere stories live. Discover now