El Aquelarre Del Emperador.

The Dinner.

Un par de horas más tarde; Luz, Eda y King se dirigieron a toda prisa por los oscuros cielos de Huesosburgo en el bastón mágico, Luz los dirigía a la casa de Amity.

— ¡Es ahí! —señaló Luz la grande casa distinguida en la plenitud de una colina.
—Vaya... cuando te cases llévame a vivir contigo —comentó la dama búho.
— Eda...
—Entonces por lo mientras ya sé a donde puedo escabullirme para tomar algo "prestado" algún día, ¿No King? —dijo rascando su barbilla, el demonio se rió cómplice con ella.
—Ni se te ocurra... —habló Luz con voz cantarina.
Luego Eda se estacionó en la entrada para que Luz pueda bajar, cuando lo hizo trató de tener cuidado para que las costuras que King puso en un intento por ajustar el pantalón morado (que por la tela descolorida parecía un morado pastel) no se rompieran. Se acomodó el saco negro (también ajustado) abrochándose los botones y acomodándose también el pelo a modo de que la coleta reluciera un poco las orillas de sus redondas orejas. Aún traía la mochila de la escuela donde guardaba el vestido, pero no se veía mal con ella.

— ¡Divierte con los suegros niña! Y mucha suerte, la necesitarás aquí con los de la clase alta. Recuerda; no trates de impresionarlos.
— ¡Gracias Eda!
— ¡Adiós Luz!
— Adiós King —se despedía mientras sus ya considerados amigos volaban de regreso a la casa búho.

Luz estaba sintiendo distintas emociones en el momento antes de tocar el elegante timbre de nuevo, eran una mezcla de emoción, nerviosismo, ansiedad y alegría.
—No, espera, debes repasar tu pequeño plan —se dijo a si misma— "Hola señor y señora Blight, buenas noches, es un gusto verlos de nuevo" —se decía practicando— Sí, y luego cenamos, respondo las preguntas de las que Gus habló, digo un halago a la comida, termino de cenar y me voy. ¡Listo! ¡Ya está! —Luz le mandó mensaje a Steve para recordarle que fuera por ella en un par de horas.
Luego tomó todo el aire que pudo, lo contuvo y tocó el timbre, la puerta se abrió y exhalando decía:
— ¡Hola señor y señora... —pero quien la recibió no fue nadie de la familia Blight, miro hacia abajo y había un tipo de mayordomo híbrido, entre mago/demonio.
— ¿Es usted la joven "Noceda"?
— ¡Claro!
— Por aquí por favor —y siguió al mayordomo al entrar.
Luz pasó de nuevo por el recibidor de las escaleras, luego recorrió los pasillos en dirección al comedor donde ya había estado antes. Al entrar aún no había nadie, la mesa estaba puesta, aunque esta vez faltaban dos sillas más, una en cada lateral, los seis lugares tenían los cubiertos y los platos ya puestos.
Luz se sentó en una silla cerca de donde se había sentado la señora Blight la última vez, pues le inspiraba más confianza ella, que el padre de Amity, pues fue el primero en enterarse de lo suyo y eso la ponía nerviosa.
— Disculpe, ¿Dónde están los demás?
— Bajaran en un minuto...
— ¡Luz! —los gemelos saludaron al entrar, venían vestidos casi igual, Edric traía puesta una camisa blanca de manga larga con un pantalón semi-formal azul celeste ajustado con tirantes y su hermana traía puesta una blusa blanca con las mangas recogidas hasta el codo con una falda que hacía juego con el pantalón de su hermano.

— ¡Hola chicos! ¡Lucen bien! —dijo Luz señalándolos con dedos de pistola, mientras dejaba su mochila colgada en su silla.
— Gracias —dijo Edric guiñándole un ojo.
— Tú también... —Emira miró a Luz de arriba a abajo, buscando algo que no luzca tan improvisado— me gusta tu traje... —sonrió.
— Es un intento de traje, pero está bien, gracias
Los hermanos se sentaron delante de Luz, conversando por algunos segundos, pero luego Amity entró, un poco nerviosa a un paso dudoso.
— ¡WOOW! ¡Amity, cariño, estás muy hermosa! —expresó Luz sonrojada y de igual manera hizo sonrojar aún más a la peliverde, al verla usando un vestido rosa pastel liso, con unas botas cortas y su cabello suelto.
— Gracias... Cariño... —Amity sonrió pronunciando de igual manera aquel apodo por el cual comenzaba a sentir afecto, porque le gustaba cuando Luz se lo decía. Luego se sentó a lado suyo, Luz tenía tremendas ganas de besarla pero sus hermanos estaban ahí.
— Adelante... —dijo Edric cerrando los ojos.
— No las veremos —Emira cerró los suyos y tomó a su hermano del cuello para tapar los de él con el antebrazo (para reafirmar que lo haría) Luz y Amity se dieron un rápido beso, justo a tiempo porque después, (con atuendos mas elegantes que la ultima vez) entraron el señor y la señora Blight, los tres hermanos se levantaron de la mesa y Luz hizo torpemente lo mismo cuando los vió...
—Buenas noches jóvenes — saludó la madre.
— ¡Buenas noches muchachos!—saludó alegre el padre.
— ¡Hola señor y señora buenas noches Blight! —habló Luz rápidamente y los nervios comenzaron a florecer en ella cuando escuchó lo que dijo.
— ¡Luz Noceda! —saludó el padre, para evitar que la chica se sintiera aún más incómoda—. Es un gusto verte de nuevo esta noche —añadió al mismo tiempo que todos se sentaban; Alador a la izquierda de Amity y Odalia a la derecha de Luz. 
— ¡El gusto es mío señor! —dijo Luz entusiasmada.
— A mi esposa y a mi nos alegra que estés con nosotros en esta mesa...
— No generalices querido —interrumpió sonriente la señora Blight y luego miró a Luz a lado suyo— Pero debe ser un gusto para mi hija tenerte aquí, ¿no cielo?
— S-si mamá —respondió dudosa la chica.
— Bueno... que empiece la cena —el señor Blight tocó una campana y en seguida entraron un par de meseros con los platillos— lamento que esta vez no fui yo él que preparó la comida Luz, pero el chef está casi a mi nivel —dijo acentuando en la palabra "cási" y Luz descartó mentalmente halagar la comida.
— No se preocupe señor Blight —dijo respetuosamente para disimular la ansiedad— tampoco me considero alguien exigente con la comida
— Claro —dijo la señora Blight— se sabe que en el mundo humano no hay buen gusto culinario —mientras los meseros servían una especie de lasaña y sangre de manzana.
— Querida, por eso es que Luz está aprendiendo sobre nosotros al igual que en la escuela, ¿Verdad Luz?
— Por supuesto, señor Blight —Luz aún estaba nerviosa pero ya no tanto, y la razón era el tono "colega" con el que hablaba el padre de familia.