Soldados

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𝓐𝓬𝓮𝓷𝓭𝓻𝓪𝓭𝓸
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El equipo de Phoenix estaba compuesto por cinco personas: Elizabeth Voigt, Stefan Sauer, Anastasia Böhn, Dean Heiman y Pietro Kool. Solo habían pasado tres años, era el año 848, e incluso así Phoenix había sentido que había avanzado demasiado considerando que en menos de medio año logró abrir su propia empresa, comenzó la construcción de un refugio, logró saltarse un año de educación en el ejército y ahora contaba con su propio escuadrón desde hace un año.

En su tiempo como capitán solo tuvo que soportar la pérdida de su exsoldado, Jeles Rutte, un hombre de 26 años que fue capturado por un titán cuando estuvieron apoyando a la Legión de Reconocimiento cuando salieron en una misión a la Muralla de María.

Phoenix trataba de no pensar mucho en eso, Jeles, quien fue parte de su equipo por solo tres meses, había desobedecido un poco sus órdenes y se había alejado del escuadrón, Phoenix tuvo que tomar una decisión rápida: o eran Elizabeth y Anastasia o Jeles... Llámenla egoísta, pero Jeles pasó a ser su segunda opción, sobre todo porque arriesgó no solo al escuadrón, sino a tres personas más por querer asesinar a un titán de 15 metros.

Cuando Pietro tomó su lugar, Phoenix le dejó bien en claro que esto era un trabajo en equipo o nada. Tenían que ser capaces de confiar los unos de los otros, todos tenían que saber dónde y cuándo se encontrarían de manera inconsciente cuando estuvieran en misiones y Phoenix no quería perder a otro soldado.

Fue duro los primeros meses, Pietro no confiaba en Phoenix y esto se debía en su mayoría porque el hombre tenía ya 36 años, no quería hacerle caso a «una niña», pero Phoenix no era otra cosa sino obstinada, así que siguió peleando hasta quedar morada del rostro, siguió peleando hasta sangrar y siguió rescatándolo hasta el punto de la vergüenza.

Phoenix no quería ganarse el cariño de Pietro, quería su respeto, quería que le obedeciera y eso fue lo que consiguió muchos meses después.

En una profesión donde siempre tenías la estadística de morir de un 65 %, Phoenix trataba de disfrutar de la vida y que sus compañeros y amigos lo hicieran también, era por eso que de vez en cuando iban a bares a beber o a fiestas, quería que todos tuvieran buenas memorias, quería que todos recordaran que sí existía algo por lo cual volver, por lo cual seguir peleando y por lo cual valía la pena morir si era necesario.

La vida de un soldado no era fácil, pero era la vida que había escogido.

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“Mhm...”

“¿Y?” preguntó Phoenix.

“Es dulce”

“Por supuesto que es dulce, tiene canela”

“También es algo picante… ¿Pimienta?”

“Ája, pero se equilibra con el té oolong, un poco de cáscara de naranja y clavos de olor” explicó la rubia con diversión.

“No me gusta”

“Es bueno, pero no mi favorito” rebatió Phoenix con un mohín.

“Le pondría un poco más de oolong, así no pierde la esencia de té. Podría servir para después de almuerzo, ya sabes, generalmente nos gusta algo dulce luego del almuerzo”

“Esa es una buena idea” halagó Phoenix anotando la idea en su mente.

Phoenix y Levi estaban en la Tetería Snow. Ambos estaban catando la nueva idea de Antón quien le pidió el favor a Phoenix y «a su amiguito que le gusta el té tanto como a ti». Antón y Greyson la habían visto salir de vez en cuando con Levi de la tienda, ambos con una bolsa entre sus manos y hablando de los distintos sabores que les gustaban y otros que no, más de una vez Greyson se la encontró en una cafetería a dos cuadras de Hermina bebiendo té y comiendo pastel mientras Levi tomaba su propio brebaje sin prestarle atención al mundo.

𝐀𝐂𝐄𝐍𝐃𝐑𝐀𝐃𝐎Where stories live. Discover now